Día de la Mujer 2018: ellas son nuestras protagonistas
08/03/2018
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Soueba Issifou tiene 20 años y es de Níger. Trabaja como agente de salud para MSF desde 2016. Cada día, Soueba asiste a su comunidad en labores de prevención y tratamiento contra la malaria y en la detección precoz de desnutrición a menores de 5 años. © Sarah Pierre/MSF
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Farmin tiene 15 años y es una refugiada rohingya en Bangladesh desde septiembre pasado. Su madre murió a los 35 años en el campo, hace tres meses, y su padre fue detenido en Myanmar en septiembre. Farmin no sabe nada más de él. © Mohammad Ghannam/MSF
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Dusabe tiene 20 años. Trajo a su hijo al centro de salud de Kabizo, en República Democrática del Congo, porque sufría desnutrición. “Un grupo armado atacó nuestra casa y tuvimos que huir y venir aquí. En mi pueblo, tenía un terreno donde podía cosechar, pero hoy no soy capaz de imaginar el futuro", explica. © MSF/Sara Creta
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Poppy Makgobatlou sufrió durante 29 años abusos y malos tratos por parte de su marido. Permaneció junto a él porque "en nuestra cultura, respetamos los deseos de nuestros padres. Mi madre se habría sentido humillada si hubiese dejado a mi marido", explica. "Iba y venía, y cuando llegaba a casa, me pegaba. Me rompió el hombro. Los médicos dicen que todavía está roto. Makgobatlou es ahora paciente en el centro de Kgomotso, en Sudáfrica, donde se tratan a supervivientes de violencia sexual. © Siyathuthuka Media
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Fatima Zara tiene 26 años e ingresó al hospital Am Timan, en Chad, con síntomas de hepatitis E e ictericia. Cuando se tomó esta foto, estaba embarazada de 6 meses © Abdoulaye Barry
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Maryse tiene 29 años y es estudiante. Su bebé de 3 meses se llama Osias y nació en el centro de salud de Castors, en Bangui, en República Centroafricana (RCA). El pequeño nació prematuro pero, tras un mes de tratamiento y asistencia, madre y bebé pudieron regresar a casa. © Sandra Smiley/MSF
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Teresa tiene 78 años y vive en Masisi, en República Democrática del Congo. "La gente de Masisi está sufriendo, sobre todo las mujeres. MSF está haciendo mucho aquí, sobre todo para las familias". © Sara Creta/MSF
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Debora Njala tiene 18 años y tiene VIH. Aquí está sentada en su casa, en el distrito de Chiradzulu, en Malaui. "Contraje el virus de mis padres, por la transmisión de madre e hijo. Me siento bien, he aceptado que tengo VIH. MSF me ha ayudado a entender que no es el fin del mundo. Puedo vivir con él. Quiero ser periodista y lucharé por cumplir mi sueño", relata la joven. © Luca Sola
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Pendeza tiene 22 años. Su hijo sufre desnutrición y neumonía. "Vivimos en un campo de desplazados y no tenemos tierra de cultivo. Ahora que hemos visto cuál es nuestra realidad, mi marido y yo hemos decidido centrarnos en nuestros seis hijos y darles una vida mejor". Están en el hospital que apoyamos en Masisi, en Kivu Norte. © Candida Lobes/MSF