2021 EN 4 MINUTOS
RESUMEN DEL AÑO
Paula Gil
Presidenta de MSF España
Han pasado seis meses desde que empecé como presidenta y resumir el año 2021 me parece un ejercicio particularmente complejo. Escribo esta primera carta en nuestra Memoria con la duda de si seré capaz de transmitir fielmente el enorme valor del trabajo que conseguimos llevar a cabo con vuestra ayuda en unos tiempos que han sido durísimos para nuestra organización.
Quisiera comenzar por lo más básico de nuestra labor, la que llevamos ya cincuenta años realizando: el acto médico. Tratar una enfermedad, asistir un parto, curar una herida, poner una vacuna…: es así de sencillo y de poderoso. Porque no se trata solo del acto médico en sí, sino de lo que representa. Es una dosis de esperanza en medio de la guerra y la violencia, en una epidemia o en un desastre natural.
Así era nuestro trabajo en Tigray al comenzar el año. 2021 había empezado en esta región de Etiopía como acabó 2020: con una crisis feroz que había desplazado a cientos de miles de personas. La labor de nuestro equipo, tanto en Tigray como en la región de Benishangul-Gumuz, era esencial para sostener la vida de la gente. En las terribles condiciones en las que la población se encontraba, cada acto médico era valiosísimo.
Todo ello acabó de la manera más abrupta, cuando les fue arrebatada la vida a quienes, con su esfuerzo, querían proteger y preservar la de otras personas. Quiero recordar de nuevo aquí a nuestros compañeros María Hernández Matas, Yohannes Halefom Reda y Tedros Gebremariam Gebremichael, asesinados el 24 de junio de 2021 cuando prestaban su preciada ayuda a la población de Tigray. En el momento de escribir estas líneas, seguimos intentando incansablemente entender todas las circunstancias que rodearon estos asesinatos y obtener una asunción de responsabilidades. María, Yohannes, Tedros y sus familias estarán en nuestros corazones para siempre.
No hubo tregua
Como ya preveíamos, los frágiles sistemas de salud de muchos países siguieron soportando las oleadas sucesivas de COVID-19. Se desarrollaron vacunas, tratamientos y medios diagnósticos, pero la pandemia siguió gestionándose de manera desastrosa. A estas alturas de 2022, seguimos reclamando un acceso equitativo y justo a las vacunas: todos los países deben recibirlas y poder administrarlas de una manera segura, con el fin de que los grupos más vulnerables y expuestos al virus estén protegidos cuanto antes. Es increíble que sigamos así.
No hubo tampoco tregua para las guerras y trabajamos con ahínco en numerosos países para seguir llevando una asistencia a menudo vital. La seguridad se deterioró en muchos de los países en los que tenemos proyectos. En Yemen, Mozambique, Camerún, Nigeria, Myanmar, Somalia, Burkina Faso, Mali, Territorios Palestinos Ocupados, Siria o Sudán del Sur, la población siguió sometida a la violencia extrema y al desplazamiento.
En República Centroafricana, hubo disturbios y conflictos tras las elecciones presidenciales. En Sudán, la región de Darfur fue de nuevo azotada por la violencia intercomunitaria. Los grupos armados de República Democrática del Congo siguieron hostigando a la población.
A mediados de año, el número de personas obligadas a huir de sus hogares superaba los ochenta millones en todo el mundo. En Mozambique, la inestabilidad era tal que los desplazados se cruzaban: algunas personas volvían a casa mientras otras emprendían la huida. Fue difícil seguirlas para atender sus enormes necesidades.
En América, la violencia, la extorsión, la explotación, el impacto de la COVID-19 y el cambio climático empujaron a más de un millón de personas a dejar sus casas. Una de las rutas más peligrosas fue la del Darién, desde Colombia a Panamá; aparte de las dificultades que suponía cruzar una zona montañosa de selva tropical, los migrantes quedaron expuestos a bandas criminales de extrema violencia, que roban, agreden y, en un número elevado de casos, se ceban con las mujeres.
Cuando acababa el año, se oyeron tambores de guerra en Europa. Aunque la guerra de Ucrania estalló en 2022, debo mencionarla. El conflicto ha sorprendido por su crudeza. Las familias han visto cómo la vida cotidiana se desvanecía en cuestión de días. Hemos vuelto a ver constantes ataques contra la población y contra el sistema de salud. Al menos esta vez, las puertas de Europa se han abierto para acoger quienes huían de la guerra. Y aunque este gesto es innegablemente necesario y positivo, nos queda un sentimiento de frustración y rabia ante el doble rasero que Europa adopta a la hora de escoger a quién aplicar el derecho internacional y a quién no: en 2021, más de 2000 personas murieron intentando cruzar el Mediterráneo, a las puertas de una Europa pasiva que ha externalizado a Libia el control de sus fronteras, haciéndose así cómplice de los terribles abusos de los derechos humanos que se comenten en los infernales centros de detención de ese país.
Lo más cerca posible
En medio de este panorama de dificultades extremas, nuestro principal objetivo fue mantenernos lo más cerca posible de las personas y poblaciones más aisladas y afectadas por la violencia. Nuestros equipos respondieron masivamente a las oleadas de violencia que causaron desplazamientos de población y el colapso de sistemas de salud completamente desestructurados. Hubo epidemias de sarampión, malaria y cólera, y también estuvimos ahí.
Trabajamos a conciencia para mejorar los cuidados pediátricos y la neonatología, y conseguimos garantizar unos cuidados dignos de salud sexual y reproductiva para miles de mujeres. Los datos son rotundos: en 2021, asistimos más de 76 000 partos y atendimos 8800 consultas con supervivientes de violencia sexual. Nuestra labor fue una pequeña isla en medio del océano de abusos y discriminaciones que las mujeres sufren en el mundo, pero tenemos la convicción de que cualquier esfuerzo tiene un impacto positivo directo y marcará la vida de alguna de ellas para siempre.
En materia de igualdad, nuestro ambicioso plan siguió adelante: estamos construyendo una organización más diversa e inclusiva, comprometida en la lucha contra el racismo y en la que no existan barreras relacionadas con el género, la orientación sexual, el origen, las creencias o cualquier otro elemento de identidad personal.
Todo este trabajo no habría sido posible sin tu ayuda. A lo largo del año, vimos de nuevo cómo las personas que nos apoyáis, a pesar del impacto de la COVID-19, canalizabais vuestro inconformismo y ganas de ayudar a través de nuestra acción. Ya podemos decir que el 99 % de nuestra financiación es privada, lo que nos reafirma y nos asegura una total independencia de acción. Aprovecho estas líneas para expresaros mi gratitud. Quiero recalcar que no habríamos sido capaces de llevar a cabo nuestra labor si no fuera por la enorme red de apoyo social que conformáis.
Como sabéis, en 2021 hemos cumplido medio siglo de vida. Lo hemos celebrado con sentimientos encontrados: con orgullo por el trabajo que hemos realizado lo mejor que hemos podido, pero también con la certeza de que tendremos que seguir haciéndolo porque seguirá habiendo personas afectadas por crisis muy agudas que necesitarán ayuda urgente. Estas personas, sus familias y sus comunidades han sido y seguirán siendo el pilar y centro de nuestra acción, la inspiración de nuestra labor.
Somos conscientes de nuestra capacidad de influir en lo que sucede a nuestro alrededor. Una persona atendida, una herida curada, una enfermedad prevenida: la causa que compartimos contigo es así de sencilla. Somos entusiastas y tenemos un propósito claro: llevar el poderoso acto médico a quien más lo necesite, esté donde esté.
2021 EN IMÁGENES
-
Enero - Mali: una población atrapada. Tratamos a numerosos heridos graves tras los ataques contra aldeas del centro del país. El día 5, hombres armados retienen violentamente una de nuestras ambulancias durante varias horas y uno de los heridos que trasladábamos fallece. © Lamine Keita/MSF
-
Febrero - México-EE. UU.: peaje inhumano. Presenciamos el devastador coste de la implacable política migratoria de Estados Unidos; en el lado mexicano de la frontera, miles de personas que habían logrado sobrevivir a la violencia en sus países y a la temible ruta migratoria son dejadas de nuevo a merced de las mafias. © Yesika Ocampo/MSF
-
Marzo - Siria: diez años de guerra. Las necesidades médicas son enormes. Nuestro compromiso con el pueblo sirio no ha flaqueado: ofrecemos atención traumatológica, materno-infantil, psicológica y para enfermedades crónicas en hospitales, centros de salud y campos de desplazados. © Florent Vergnes
-
Abril - Níger: abandonados a su suerte. Desde principios de año, más de 4000 personas migrantes son expulsadas desde Argelia y abandonadas en medio de la nada, sin agua, comida, dinero o mapas. Facilitamos atención médica y psicosocial, evacuaciones de emergencia y artículos de primera necesidad e higiene.
© Mariama Diallo/MSF -
Mayo - Territorios Palestinos Ocupados: estallido de violencia. Atendemos las urgencias médicas y de salud mental de las personas afectadas por los aterradores bombardeos israelíes en Gaza. En Jerusalén, apoyamos a la Media Luna Roja Palestina en la asistencia a personas heridas por la Policía israelí.
© Alfredo Caliz -
Junio - Etiopía: un brutal ataque. El atroz asesinato de María, Yohannes y Tedros pone fin a una parte importante de nuestra intervención de emergencia –la más importante en esos momentos–, destinada a asistir a cientos de miles de personas en una de las crisis humanitarias más graves del mundo. © Igor Barbero/MSF
-
Julio - Sudán del Sur: una década de actos médicos. Nueve millones de consultas, 52 500 cirugías, medio millón de hospitalizaciones, 45 000 niños con desnutrición ingresados, 2,3 millones de casos de malaria… Nuestras actividades desde 2011 atestiguan el terrible coste humano de la violencia en el país más joven del mundo. © Lauren King
© Lauren King/MSF -
Agosto -Rep. Centroafricana: el precio de la violencia. Mantenemos nuestros programas y respondemos a muchas emergencias. La violencia, que se reaviva en diciembre de 2020, se cobra un alto precio: numerosas instalaciones de salud son saqueadas o parcialmente destruidas, y sanitarios y pacientes son amenazados y agredidos. © Adrienne Surprenant/Collectif Item for MSF
-
Septiembre - Sudán: urge más ayuda en Geneina. En medio de la violencia intercomunitaria, algunas de nuestras clínicas atienden hasta a 300 personas al día en los asentamientos de desplazados de Geneina, en Darfur Oeste. Reclamamos más compromiso humanitario e internacional: urge mejorar los servicios médicos.
© Dalila Mahdawi/MSF -
Octubre - Yemen: labor vital en Al Qanauis. El conflicto se intensifica en el último trimestre. En nuestra maternidad de Al Qanauis (en Hudaida, en el oeste del país), la labor de las matronas y del equipo de gineco-obstetricia es crítica. En 2021, asistimos 3800 partos y hospitalizamos a 900 neonatos.
© Nasir Ghafoor/MSF -
Noviembre - Panamá: brutalidad en el Darién. Los migrantes que pasan de Colombia a Panamá por la selva del Darién sufren feroces asaltos a manos de bandas criminales, que son especialmente crueles con las mujeres. Entre abril y noviembre, atendemos 30 000 consultas médicas y a 290 supervivientes de violencia sexual.
© MSF/Sara de la Rubia -
Diciembre - Mozambique: desplazamientos cruzados. La volatilidad del conflicto en Cabo Delgado causa desplazamientos cruzados: muchas personas huyen al tiempo que otras tratan de volver a casa. Nuestras clínicas móviles y equipos comunitarios se esfuerzan al máximo por dar la asistencia más adecuada en cada momento.
© Igor Barbero/MSF
PROYECTOS EN 2021
PRINCIPALES ACTIVIDADES DE MSF ESPAÑA
Estas son las actividades que, gracias a tu generosidad, pudimos llevar a cabo en 2021 en nuestros proyectos. Este listado no puede considerarse exhaustivo.
FINANZAS
RECURSOS HUMANOS
APOYO SOCIAL
No hay año sin retos y el 2021 nos trajo muchos. Sin embargo, gracias a todas las personas que nos seguisteis apoyando, pudimos mantener nuestros programas regulares y responder con inmediatez a las emergencias.
Sin vuestro compromiso, nuestro trabajo no sería posible.
Gracias
EVOLUCIÓN DE SOCIOS Y COLABORADORES