“Aquí las consultas del médico son gratis y los medicamentos también. Ni siquiera tengo mi propia casa, pero aún así he conseguido que vacunen y examinen a mi hija en este hospital”

Desde octubre de 2009, Médicos Sin Fronteras (MSF) presta apoyo al hospital del distrito de Ahmed Shah Baba, en el este de Kabul.

MSF
16/03/2010

La población de la capital de Afganistán se ha visto triplicada en los últimos diez años: algunas son personas que han huido de zonas devastadas por el conflicto buscando refugio en la relativa seguridad de Kabul y otras fueron empujadas por la pobreza existente en sus hogares. También hay muchos retornados de Pakistán y de otras provincias de Afganistán que han regresado a la ciudad. Como resultado de todo esto, lo que ya era un frágil sistema de salud tras casi 30 años de conflicto, ha llegado al máximo de su capacidad, dejando a mucha gente sin acceso a la atención médica y sin poder permitirse el pagarla.

“Aquí las consultas del médico son gratis y los medicamentos también. Ni siquiera tengo mi propia casa, pero aún así he conseguido que vacunen y examinen en este hospital a mi hija, que tiene apenas un año. Estoy contenta.”

Bajo su azul e iridiscente burka, Nasreen*, de Ahmad Shah Baba MENA, sonríe porque hoy su hija Laila ha recibido gratuitamente la vacunación completa. 

Médicos Sin Fronteras (MSF) presta apoyo al hospital de Ahmed Shah Baba en el este de Kabul desde octubre de 2009. Este hospital de distrito está situado en una zona que, como el resto de Kabul, ha visto aumentar rápidamente su población en los últimos diez años. Sin embargo, a excepción de la asistencia proporcionada en clínicas privadas, que está fuera del alcance de la mayoría de la población, la provisión de servicios básicos de salud sigue siendo insuficiente. 
“En esta ficha está escrito cuando tengo que volver para asegurarme de que Laila no enferma”, explica Nasreen. Toda la información necesaria está incluida en una ficha que permite que los médicos que trabajan en el hospital de Ahmed Shah Baba seguir el historial de vacunas de la pequeña. “Hay mucha gente como yo, que no tienen dinero y que no pueden pagar por la ayuda que necesitan. Solía pedir prestado dinero a la gente para poder ir al mercado a comprar medicamentos, pero ahora vengo aquí”, declara Nasreen. 

Durante los primeros cinco meses, médicos, comadronas y enfermeros internacionales y afganos de MSF, han trabajado junto al personal sanitario del hospital con el fin de mejorar la calidad de la asistencia que se dispensa en esta estructura, con una especial atención a la mejora de los protocolos de tratamiento, a las urgencias y a la maternidad. La Dra. María, una pediatra de MSF, ha formado parte del equipo que apoya las actividades en Ahmed Shah Baba desde el principio: “Para un médico, esto es sin lugar a dudas una forma distinta de ver un hospital. Tenemos que equilibrar el trabajo práctico y el teórico y combinar la supervisión con la gestión y el apoyo directo. La idea es reforzar y dar apoyo, no sustituir a nadie. Éste es su hospital y ésta es su gente”. 

Un componente crucial del trabajo que MSF está haciendo en el hospital de Ahmed Shah Baba implica dedicar tiempo a formar al personal del hospital. Por ejemplo en la Maternidad, una matrona de MSF ha empezado una serie de formaciones semanales sobre esterilización y preparación correcta del material para cuatro matronas del equipo del hospital,. 

Cada día se realizan una media de 400 consultas y se practican unos 10 partos. “Cuando empezamos, no aparecía ningún paciente antes de las 11:30am. La situación es diferente hoy, pues empezamos mucho más pronto y, tras una pausa de 12:00 a 1:00, se reanudan las consultas hasta las 2:30pm. Por lo menos se ven 170 pacientes en una sola tarde”, afirma la Dra. María. 

A primera hora de la mañana, un promotor de salud y una persona encargada de hacer el registro de pacientes hacen fichas a cientos de personas para tratar de establecer un sistema que priorice la urgencia de cada consulta. Para asegurar la calidad de las consultas, cada uno de los siete médicos que trabajan en el hospital no ve a más de 60 pacientes al día. Sólo con echar un vistazo se puede comprobar que las mujeres y los niños representan la mayoría de pacientes. La Dra. María explica que “Los dos pediatras están abrumados con tanto trabajo... ven a muchos niños. Es muy difícil decir a la gente que vuelva a su casa sin que se les haya pasado consulta, pero les tranquilizamos diciéndoles que el hospital está abierto cada día excepto los viernes”.

Una de las prioridades de MSF ha sido conseguir que los servicios de urgencias funcionen las 24 horas, los siete días de la semana, con médicos y enfermeras de guardia día y noche. 

El que se receten más medicamentos de los necesarios es un problema crónico en la región y es algo que supone todo un reto para el equipo sanitario que trabaja en el hospital. “Cambiar el hábito a la hora de recetar costará tiempo. Es frecuente que se receten de seis a siete medicamentos a pacientes que no los necesitan. Hoy se receta una media de tres medicamentos por paciente. Esperamos que llegue un momento en el que si alguien no está enfermo, no se le recete nada. Aquí, un paracetamol es como un caramelo”. Los medicamentos falsos o de deficiente calidad se pueden comprar fácilmente en el mercado y eso es algo que se traduce en que muchos pacientes se gastan el dinero que tienen en una medicación que les hace más daño que bien. 

Desde la llegada de suministros de medicamentos en enero, se pasó consulta a 10.000 pacientes en tres semanas. “No se trata sólo de dar medicamentos de forma gratuita,” explica la coordinadora del proyecto, Sylvie Kaczmarczyk, “Queremos proporcionar medicación de calidad porque la que se está dando hoy en día es sospechosa”. 

A fin de que el hospital pueda funcionar plenamente como un hospital de distrito, MSF también ha estado implicada en la reparación y la rehabilitación de elementos clave de la infraestructura. Aún teniendo que dar respuesta a los retos logísticos que planteaba el edificio, el trabajo en las consultas continúa al mismo tiempo que se hacen los trabajos de reconstrucción. 

Pronto se abrirá una estructura de treinta camas, con una sala separada para hombres y otra para mujeres, así como un quirófano donde también pueden practicarse cesáreas. MSF también pretende introducir un componente de salud mental a los servicios proporcionados en el hospital. Esto significa que aproximadamente 200.000 personas en torno a Ahmed Shah Baba podrán recibir un paquete de atención sanitaria más integral. “En el nuevo edificio, pondremos en marcha una sala de triaje en toda regla. Los niños que esperen para ver al médico serán trasladados a una sala donde se les pesará y medirá. Esto nos ayudará a detectar la desnutrición” explica la Dra. María. “También proyectamos trabajar con el promotor de salud en el hospital para utilizar la sala de espera como una forma de sensibilizar y promover la educación para la salud. Esto significa que durante el rato que estén esperando, los pacientes no estarán perdiendo el tiempo”.

“Muchas personas vienen al hospital porque los medicamentos sin gratuitos, la consulta y los exámenes médicos son gratuitos y porque las urgencias funcionan las 24 horas”, concluye el Dr. Saltar, que es además el director del hospital.


MSF decidió depender solamente de donaciones privadas para su trabajo en Afganistán, y no acepta la financiación de ningún gobierno. Además de apoyar al hospital de Boost en Lashkargah, MSF actualmente apoya al hospital Ahmed Shah Baba en el este de Kabul En ambos lugares nuestro objetivo es proporcionar atención médica vital gratuita, utilizando medicamentos efectivos y trabajando en distintas áreas (entre las que se encuentran los servicios de maternidad, de pediatría, de cirugía y de urgencias). 
MSF pretende ampliar su apoyo a hospitales y centros de salud rurales en otras provincias de Afganistán en 2010.
 


* Los nombres de los entrevistados han sido cambiados para proteger su anonimato.

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