Batalla contra una enfermedad olvidada (por Nell Eisenberg)

Mi misión en la India empezó con el nuevo año. Ya hace más de tres meses que dejé mi casa en Nueva York. Tardé más de cuatro días en llegar hasta aquí. El 1 de enero de 2009, volé desde Delhi a Patna, la capital del estado de Bihar y pasé la primera noche del año en Hajipur, la ciudad donde ahora vivo y donde estaré los próximos meses.
No ha sido fácil adaptarme. De hecho, me ha costado más acostumbrarme al día a día de aquí que en mis tres últimas misiones con Médicos Sin Fronteras (MSF).
El proyecto está localizado en el estado de Bihar, al noreste de India y al sur de la frontera con Nepal. Bihar es uno de los estados más pobres del país. Las pocas infraestructuras existentes se desmoronan.
Hajipur es una ciudad de más de 100.000 habitantes, unos 20 kilómetros al norte de Patna. Pero los incontables rickshaws, coches, bicicletas, motos, carricoches y camiones que abarrotan la estrecha carretera hacen que se tarde más de una hora en recorrer esos 20 kilómetros entre Patna y Hajipur.
En Hajipur, hay pobreza por todas partes. Pero no es sólo por esto que la vida se nos hace tan dura: es por la cantidad de gente, la falta de higiene, la suciedad, el ruido, el tráfico y el caos que nos rodean.
Por las calles hay que sortear grandes charcos de aguas residuales llenos de basura, en los que chapotean cerdos, vacas y niños. La gente del lugar no está acostumbrada a los occidentales. Nos miran boquiabiertos y nos rodean cuando vamos por la calle.
A pesar de todo, me siento afortunada de estar aquí. El trabajo que hago en el proyecto es exactamente el que esperaba hacer. Como médico de terreno, trabajo en la clínica, la supervisión y la formación de personal nacional indio, en investigación operacional y en salud pública. También trabajo con expertos indios e internacionales en enfermedades tropicales y colaboro con la parte de asesoramiento legal del proyecto.
Vivo en un apartamento con otros tres expatriados de MSF. Marlies, la coordinadora del proyecto, es holandesa; Othman, el logista, es colombiano, y Anna, la enfermera de terreno, es de Alemania.
Vivimos en el último piso de un edificio, en cuya primera planta está la oficina de MSF. Durante el día trabajamos en la oficina, en el hospital o conducimos hasta alguna de las clínicas. Por la noche, nos quedamos en casa. No hay mucho que hacer en Hajipur, así que no tenemos mucha vida social.
Al final de nuestra calle, unos cientos de metros más allá, pasa un ramal del río Ganges, considerado sagrado por los hindús. La gente viene al río cada día a lavarse en sus aguas y a rezar en los templos que hay a sus orillas. La rica historia de Bihar, su diversidad religiosa y la complejidad de su cultura son otros alicientes de esta misión.
El proyecto de MSF se centra en la leishmaniasis visceral, una enfermedad conocida comúnmente como kala azar (fiebre negra en hindi). Se trata de una de las enfermedades tropicales olvidadas.
Seguramente, estoy viendo más casos de kala azar aquí en un día que los que verán la mayoría de especialistas en enfermedades infecciosas de América y Europa en toda su carrera.
Mucha gente conoce el trabajo de MSF en zonas de guerra o en desastres naturales, pero no muchos conocen nuestra labor con estas enfermedades que se dan entre la gente más pobre de los países más pobres del mundo.
La mayoría de las personas afectadas no tiene dinero ni poder, así que los médicos occidentales y las compañías farmacéuticas hacen poca investigación y desarrollo para nuevos diagnósticos y tratamientos. Por esta razón, MSF trabaja en esta área como parte importante de su misión humanitaria.
El primer paciente de kala azar del proyecto de MSF en Bihar fue tratado en julio de 2007. En los últimos 18 meses, más de 2.500 pacientes han recibido tratamiento.
Aquí, en Hajipur, el tiempo ha transcurrido muy deprisa. Hay días que paso de la frustración a la euforia, de la energía al agotamiento, según se van presentando las cosas. Siempre aprendo más sobre kala azar, salud pública y cultura india, y esto me consuela cuando me desanimo. A pesar de las dificultades para adaptarme a la vida en Hajipur, estoy entusiasmada por trabajar en este proyecto y orgullosa de forma parte del equipo de MSF que trabaja en la India.