En el campo de PK 12, atrapados sin poder huir

Entrevista con Martine Flokstra, coordinadora general de MSF en República Centroafricana.

MSF
04/03/2014

¿Cuál es la situación humanitarian en el campo?

En la capital de la República Centroafricana, Bangui, pero también en el resto del país, los grupos armados son los protagonistas. Se producen nuevos enfrentamientos entre grupos de autodefensa, los Anti-Balaka y los que antes constituían las fuerzas de la Séléka. Cerca de la mezquita en el campo PK12, en el norte de la capital, hay un pequeño enclave con una población de cerca de 1800 musulmanes y peuhl (también musulmanes) rodeados de fuerzas armadas de los anti-balaka. No tienen acceso básico a comida, agua o cuidado médico más allá de lo que las ONG y las Naciones Unidas han podido distribuirles esporádicamente. Temen por sus vidas. Esta población ha vivido en este lugar durante dos meses, tras huir de áreas de fuera de Bangui tras sentirse seriamente amenazados. Ahora familias con mujeres, niños y abuelos se concentran en un área de 200 por 500 metros cuadrados totalmente rodeados por hombres armados que arrojan cada día granadas a la zona. Los desplazados están afectados tanto a nivel de salud como nutricional. El 20% de los niños de menos de cinco años están gravemente desnutridos. Equipos móviles han conseguido vacunar a los niños contra el sarampión y proveen a los desplazados de atención médica primaria. Aquellos que lo necesitan son trasladados al hospital. Los desplazados, asediados, están desesperados por huir. Su situación está al borde de la catástrofe.


¿Cómo ha evolucionado la situación en las últimas semanas?

En las dos últimas semanas, catorce granadas han impactado en el campo. Han causado una muerte y herido a una quincena. Se producen enfrentamientos y disparos regularmente cerca del campo. Todo ello aterroriza a la población, muchos de ellos traumatizados. Esta población, convertida en objetivo nos han dicho que se quieren marchar como sea, pero que temen ser asesinados en la huida. Convoyes de civiles musulmanes han sido atacados y en un incidente un hombre que cayó de un camión fue linchado. Otro camión recibió el impacto de una granada. Este nivel de violencia hace muy difícil para las organizaciones humanitarias el llegar a la población y garantizarles acceso a cuidados médicos u otra ayuda. Varias organizaciones, entre ellas MSF, han recibido amenazas en el control establecido por los anti-Balaka cerca de la entrada del campo y no todas las organizaciones han conseguido entrar en el campo a asistir.

El 18 de febrero el ejército chadiano envió unos cuantos camiones para evacuar a algunos de los desplazados de PK12. Pero sólo había sitio para alrededor de 200 o 250 personas. Desesperados por huir, los dos mil residentes en el campo provocaron una avalancha que mató a cinco niños, uno de ellos un bebé.

¿Cómo está MSF reaccionando?

En los ultimos días MSF ha hecho visitas rápidas al área para tratar los casos médicos más graves. Estamos analizando la situación para determinar las posibilidades de trabajar en PK12. El equipo está lidiando con una población que agradece nuestra presencia pero que está demandando, implorando ser evacuada de esta zona, por lo que la provisión de cuidados médicos parece algo mínimo.

¿Existen otros campos en situación similar en RCA?

Además de en Bangui, hay otros lugares donde la gente está asediada y viviendo en pánico por la violencia y las amenazas a su vida. La población entera, musulmana y no musulmana se enfrentan a ello. En Boguila, en el norte, nuestros equipos han encontrado a poblaciones cristianas rodeadas de hombres armados. Sus campos habían sido destruidos. Estamos trabajando en tres lugares muy similares, donde obtener acceso para tratar a los heridos es muy complicado. Una gran mayoría de la población de RCA no accede a los hospitales y centros de salud porque temen que sus vidas estén en peligro. Temen hasta ser transportados en ambulancia. Se oponen a ir a hospitales, pese a que su vida peligra, por miedo a ser asesinados en el camino o porque en el hospital no se sentirían seguros. Las condiciones de seguridad limitan la actividad de los equipos médicos. En el norte, miles de personas están atrapadas, mientras en Bangui todavía contamos los refugiados por centenares de miles. En el campo, los desplazados pretenden regresar a sus hogares, pero en muchas ocasiones sus hogares han sido quemados o destruidos. Tememos que tengan problemas para encontrar comida.

¿Cómo reacciona la gente cuando regresa a sus pueblos desde los bosques?

En Bolio (cerca de Boguila) hubo desplazados que llegaron de los bosques hace dos semana, todavía muy asustados cada vez que escuchaban el ruido de un motor. Se habían ido a los campos en junio de 2013 cuando los Séléka habían llegado al área. Los Séléka no habían atacado sólo a los anti-Balaka, sino a la población, mujeres y niños. Comían lo que podían, raíces, hojas, hierbas. Ahora, de nuevo en su pueblo viven circunstancias también desesperadas, dado que todo ha sido saqueado. Como siguen rodeados, tienen problemas para abastecerse y hasta pelean entre ellos por obtener hierbas medicinales porque no tienen acceso a servicios médicos.

¿Alguna historia que te haya impresionado más?

Un abuelo de entre los musulmanes desplazados en PK12 nos dijo: “nuestros estómagos duelen, nuestros músculos duelen, pero lo que nos duele más son nuestros corazones. La incertidumbre de nuestro futuro, así como la de aquellos que se han ido ya y no sabemos qué ha pasado con ellos, es causa de nuestro dolor”.