Canoas, medicamentos, y formación en primeros auxilios ante las inundaciones previstas en Sudán del Sur
Canoas, medicamentos, y formación en primeros auxilios ante las inundaciones previstas en Sudán del Sur
En Sudán del Sur, país recurrentemente azotado por los impactos de la crisis climática, las comunidades se preparan para nuevas inundaciones antes de la inminente llegada de la temporada de lluvias. Trabajamos en colaboración con ellas para asegurar que tengan acceso a la atención médica.
01/08/2023

© Paul Odongo/MSF
Con un paisaje reseco de fondo, un tractor de MSF ruge al acercarse a un pequeño pueblo de Dentiuk, en el estado del Alto Nilo, Sudán del Sur. Lleva un remolque al que está atada una canoa de madera que chirría al moverse. "¿Está seguro de que estamos en el lugar correcto?", pregunta el conductor.
"Aunque no lo parezca, cuando llegan las lluvias, toda esta zona se ve gravemente afectada por las inundaciones y la única forma de desplazarse es en barco", explica Jorge, responsable de nuestro equipo de logística. "Por suerte, en este pueblo, las casas se han construido en terrenos más altos".
La aldea es una de las 11 del estado del Alto Nilo que han recibido canoas de Médicos Sin Fronteras (MSF) para ayudar a transportar a las personas enfermas y mujeres embarazadas durante la estación de lluvias, que suele ir de junio a octubre.
Las lluvias de este año aún no han llegado, pero las previsiones estacionales y las proyecciones sobre el cambio climático apuntan a que se avecinan tiempos difíciles. En mayo, la ONU predijo que las recientes lluvias torrenciales en la cuenca del lago Victoria, unidas al fenómeno de El Niño previsto para finales de este año, causarán graves inundaciones en partes de Sudán del Sur en los próximos meses.
Las inundaciones han sido una pesadilla para Sudán del Sur durante muchos años; en los últimos cuatro años, se han producido las peores inundaciones de la historia de esta joven nación, agravadas por el cambio climático. Durante la estación de lluvias, las aguas arrasaron pueblos enteros, destruyeron cosechas, ahogaron ganado y causaron grandes daños a las infraestructuras, además de obligar a cientos de miles de personas a abandonar sus hogares.
El año pasado, una parte más grande que nunca de Sudán del Sur quedó cubierta de agua, y en algunos lugares, las aguas aún no han retrocedido. En Bentiu, estado de Unidad, el campo de personas desplazadas es, en realidad, una isla protegida por diques, mientras que algunos pueblos de Old Fangak, estado de Jonglei, siguen bajo el agua.
Mary Abur Thon, de 26 años, tuvo que ser desplazada de su hogar en Peldiarowei, estado del Alto Nilo, por las inundaciones del pasado agosto. Huyó con su marido, sus dos hijos y otros familiares al condado de Akoka, donde la situación era un poco mejor. "Una noche, tras unas fuertes lluvias, el nivel del agua no paraba de subir y los niños no podían ni andar", cuenta. "No teníamos comida, ya que toda la tierra estaba cubierta por el agua. Caminamos durante días hasta aquí. Cuando llegamos, vimos que también estaba inundado, aunque no tanto".
Para la población local, las inundaciones son catastróficas, ya que le impiden acceder a los alimentos y a menudo la aíslan en pequeñas zonas superpobladas y desprovistas de infraestructura. Vivir a la intemperie, sin mosquiteras y rodeados del agua estancada donde se crían los mosquitos, aumenta drásticamente el riesgo de contraer malaria, que ya es la principal causa de muerte en Sudán del Sur. Las inundaciones contaminan las fuentes de agua, aumentando así el riesgo de enfermedades transmitidas por el agua, como el cólera y la diarrea acuosa aguda, mientras que las condiciones de hacinamiento facilitan la propagación de enfermedades infecciosas. Comunidades enteras quedan sin acceso a la atención médica, lo que pone en peligro muchas vidas.
Para organizaciones de ayuda como la nuestra, llegar hasta las personas necesitadas es cada vez más difícil, ya que las inundaciones arrasan o cubren carreteras, puentes y pistas de aterrizaje.
En este contexto, hemos ayudado a las comunidades a prepararse para la estación de lluvias, garantizando al mismo tiempo su acceso a la atención médica.
"Cuando la gente se enferma aquí, no tenemos medios para transportarlas a un lugar como Malakal, salvo en barco", dice Angau Biech, jefe de la aldea de Aree, en el condado de Akoka, que recientemente recibió una canoa de MSF. "Antes teníamos que alquilar barcas para ello, pero ahora nos será más fácil transportar a la gente a través del río hasta Kodok. Desde allí, MSF vendrá a por ellas".
MSF también hemos estado distribuyendo suministros médicos en diversas localidades de todo el país, incluidos sus proyectos en el estado del Alto Nilo, centrándose en las zonas más vulnerables. Asegurándose de que los medicamentos y suministros para tratar la malaria, las enfermedades transmitidas por el agua y las enfermedades infecciosas estén almacenados de forma segura y fácilmente disponibles, nuestros equipos esperan poder contener cualquier brote futuro en una fase temprana y evitar que se propague.
Para ayudar a las comunidades a proporcionar la primera línea de atención en situaciones de emergencia, nuestros equipos también están formando a miembros clave de comunidades remotas en habilidades médicas, desde primeros auxilios básicos hasta atención avanzada, pasando por el apoyo a mujeres embarazadas durante el parto y la asistencia en partos.
"El parto no es un proceso que pueda ralentizarse una vez que empieza, pero, en estas zonas, el centro de salud más cercano suele estar a varias horas de distancia, y mucho más en épocas de lluvias torrenciales e inundaciones", explica Dinatu, nuestro responsable de actividades de matronas en Malakal. "Estamos formando a parteras tradicionales de las aldeas para que adquieran habilidades adicionales a fin de apoyar a las futuras madres mientras las llevan corriendo al centro de salud más cercano".
Dada la magnitud de las inundaciones de los últimos cuatro años, parece que las inundaciones graves son una nueva realidad para Sudán del Sur. Abordar los múltiples y complejos retos que esto plantea exigirá esfuerzos concertados por parte de las autoridades, los donantes y la comunidad humanitaria, tanto para garantizar que la población tenga acceso a la atención médica como para prever y abordar las consecuencias futuras del cambio climático en la región.