Cartas a las madres de Tsholosho

MSF
04/03/2013

El uso de teléfonos móviles, correos electrónicos, SMS o WhatsApp ha arrinconado la costumbre de escribir cartas. ¿Os acordáis de la ilusión que hacía cuando, no hace tanto tiempo, abrías el buzón de casa y descubrías que un amigo o un familiar te había enviado una carta o una postal? Nosotras hoy hemos vuelto a esa época. Sophie y yo somos las mensajeras que hemos traído hasta Zimbabue las 5.000 cartas de apoyo que los socios y colaboradores de Médicos Sin Fronteras.

Como contábamos en la primera entrada de este blog, no sabíamos qué pasaría. No estábamos muy convencidas de que, a 7.000 kilómetros de distancia, en otro país, con otra cultura, se entendiera el por qué un montón de personas han escrito mensajes de apoyo al grupo de mujeres seropositivas de un distrito zimbabués de 130.000 habitantes. Planteado así, suena bastante increíble. Por eso, antes de sacar el tema de los mensajes, quisimos conocer a las 66 mujeres que en este momento residen en la sección del hospital de Tsholotsho llamada Waiting Mother Shelter (centro de acogida para mujeres en espera). Aquí pasan las últimas semanas de su embarazo para asegurarse de que el nacimiento de su hijo esté bajo control médico.

Al principio fueron extremadamente tímidas y reservadas; les daba muchísima vergüenza hablar con nosotras y sonreír a la cámara. Pero enseguida, con nuestro pésimo chapurreo del idioma local, el Ndebele, conseguimos arrancarles unas preciosas sonrisas. Por suerte contamos con la ayuda de Meluleki, el coordinador de información, comunicación y educación del proyecto de Tsholotsho. Meluleki, es un antropólogo zimbabuense que trabaja para MSF desde hace seis años. Su trabajo consiste en difundir el proyecto de MSF entre la comunidad. Con su don de gentes, nos ayuda a explicarles quiénes somos y qué hemos venido a hacer.

La sesión de actividades comienza. Transformamos la cocina del hospital en una improvisada sala de proyección y reunimos a las mujeres del Waiting Mother Shelter. Contactamos también con la madre de la niña Malik y otras que han estado allí hace unos meses y que ahora acuden con sus bebés. Por cierto, niños sanos, gracias al programa de prevención de  transmisión del VIH de madre a hijo.

Decidimos empezar con una sorpresa proyectando los videos de la campaña “amigos de Malik”. Las carcajadas inundan la sala cuando se ven a ellas mismas en la pantalla. Las enfermeras y la matrona se tapan las sonrisas por vergüenza. Están contentas con nuestra visita, se sienten orgullosas de haber participado en la campaña y haber contribuido a que MSF haya recaudado ya más de 274.000 euros para frenar el sida.

Después de un pequeño descanso, empezamos la lectura de los mensajes. Una vez más la ayuda de Meluleki es clave, ya que él es quien traduce los mensajes que traemos. Expectación. No entendemos lo que dice, pero los rostros de las mujeres lo dicen todo. Miradas atentas y caras de sorpresa al ver que, desde tan lejos, hay tanta gente que se saben que existen, que se preocupan por ellas y por sus hijos: “Sois muy valientes”, “Haced caso a los médicos”, “¡Animo! Tu hijo nacerá sano gracias a tu esfuerzo”, “Sois un ejemplo para nuestra lucha diaria con la vida”.

Nos dan las gracias por traerles los mensajes y por supuesto quieren dar las gracias a las 5.000 personas que han pensado en ellas. Sophie y yo estamos flotando en una nube, orgullosas y satisfechas por el éxito de  nuestro trabajo como carteras.

Las futuras mamás se despiden y nos piden que demos  las gracias a todas las personas que han colaborado con la campaña. Saben que sin todos ellos sus vidas y las de sus hijos habrían sido muy distintas. Piden que sigamos apoyándolas, para que muchas más mujeres puedan traer al mundo a sus bebés libres del sida.

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