Costa de Marfil: la población civil, atenazada por el conflicto
Los violentos enfrentamientos entre los partidarios de Alassane Ouattara y los del presidente Laurent Gbagbo, que se resiste a cederle el poder, están teniendo graves repercusiones en la población de Costa de Marfil. En las últimas semanas, 45.000 nuevos refugiados marfileños han cruzado la frontera con Liberia.

En el oeste del país y en Abiyán, la capital económica, los combates están provocando nuevos desplazamientos de población y están creando una situación de gran inseguridad. Se están produciendo rupturas de stocks de medicamentos y tanto las víctimas de la violencia como el resto de los pacientes encuentran cada vez más dificultades para acceder a la atención sanitaria.
En Abiyán, el barrio de Abobo dispone actualmente de un solo hospital para cubrir las necesidades de unos dos millones de personas, ya que la mayor parte del personal sanitario de los otros dos hospitales de la zona ha huido a causa de los enfrentamientos. Desde finales de febrero, MSF se ocupa de las urgencias en el hospital de Abobo Sur, en colaboración con el Ministerio de Salud. “En dos semanas, llegaron a urgencias 129 pacientes, de los que 81 eran heridos de bala y de arma blanca, y tuvimos que operar de urgencia a 31 personas que llegaron en estado grave al hospital”, declara el Dr. Mego Terzian, responsable de emergencias de MSF. Para poder hacer frente a esta gran afluencia de heridos, MSF ha tenido que incrementar el número de camas del hospital.
Sin embargo, los pacientes tienen miedo de salir a la calle para acudir al hospital. Desplazarse por la ciudad es difícil debido a los incesantes combates y a las barricadas que jóvenes armados con mazas y machetes erigen en las calles. La inseguridad ha hecho que muchas personas hayan decidido abandonar sus hogares y en estas últimas semanas se han formado una veintena de campos de desplazados en Abiyán, en los que la situación sanitaria es incierta.
Asistencia a ambos lados de la frontera
Asimismo, en el oeste del país, los enfrentamientos provocan desplazamientos de población hacia Liberia, el país vecino, donde hay más de 82.000 refugiados, de los que 45.000 han llegado en el transcurso de estas tres últimas semanas.
Desde el pasado mes de diciembre, los equipos de MSF están presentes en Liberia, así como en el oeste de Costa de Marfil, donde dispensan atención primaria de salud en instalaciones médicas que han sido abandonadas por gran parte del personal sanitario del país, y en las que hay una importante escasez de medicamentos. Tanto en Liberia como en esta zona de Costa de Marfil, el reciente recrudecimiento de los combates entre las fuerzas beligerantes no ha hecho más que agravar la situación de la población.
En Costa de Marfil, los equipos de MSF dispensan asistencia a las poblaciones desplazadas y residentes en las ciudades de Duékoué y Guiglo, y se disponen a hacerlo en Bangolo y en Zouan-Hounien. No obstante, la inestabilidad de la situación dificulta el acceso a la población, especialmente en las zonas cercanas a la línea de fuego. “En este contexto de acceso precario a la atención sanitaria y de desplazamientos de población, el acceso de nuestros equipos es esencial para poder efectuar una vigilancia epidemiológica”, explica Renzo Fricke, coordinador de emergencias de MSF.
Sin embargo, el conflicto armado no es el único obstáculo que dificulta el acceso de la población a la asistencia médica. Como medida de fuerza ante esta crisis política, la comunidad internacional ha impuesto sanciones comerciales y financieras que, junto con las dificultades de transporte, provocan rupturas de stocks de medicamentos y material médico. En muchas regiones del país, las estructuras de salud carecen de medicamentos básicos, así como de tratamientos para enfermedades crónicas o agudas, especialmente de equipamiento para hacer diálisis renales.
“Las donaciones de medicamentos y de material médico hechas por MSF a diversas estructuras de salud suponen en cierto modo un alivio, pero no bastan para cubrir todas las necesidades en este país donde la crisis se amplifica”, concluye Mego Terzian.