Crisis del Mediterráneo: carta de Paula Farias, coordinadora del proyecto

Hola,
Nada detiene a quien busca para sus hijos no solo pan sino también un techo seguro donde poder dormir sin temor a lo que pasará mañana. A algunos de ellos y a sus críos los estamos sacando del Mediterráneo: los hemos encontrado a bordo de barcos destartalados, de cubiertas resquebrajadas y motores gripados. Viajaban hacinados junto a otros cientos de personas, arriesgando la vida para cruzar el mar rumbo a Europa, con la esperanza de escapar de la violencia y la miseria.
Seguramente lo has visto en los medios de comunicación: en mayo, Médicos Sin Fronteras lanzó una operación de rescate en el Mediterráneo, con el fin de socorrer a personas en riesgo de naufragio y prestarles atención médica. En el momento de escribir estas líneas, nuestros barcos han rescatado a más de 1.800 personas.
Y seguramente, porque nos conoces, te preguntarás: ¿qué hace Médicos Sin Fronteras rescatando a gente en el mar? ¿Qué hace reclutando marineros, aprendiendo de esloras, de corrientes y regulaciones marítimas? La respuesta es sencilla y, precisamente porque nos conoces, no te va a extrañar. No hacemos nada diferente a lo que llevamos haciendo todos estos años con tu ayuda: asistir a las personas que sufren situaciones críticas. Lo que hacemos desde nuestros barcos no es muy diferente de lo que hacemos en nuestros hospitales de campaña: tendemos la mano al ser humano que necesita ayuda urgente, sin importarnos si la razón que les ha puesto en esa situación es una guerra, una epidemia, el hambre, o todas ellas a la vez.
Porque al final asistimos a los de siempre: la crisis del Mediterráneo no es otra cosa que la continuación de dramas que se inician a miles de kilómetros de distancia, lejos de los peligros del mar pero cerca de otras certezas sin duda también dramáticas. Países como Siria, donde la guerra no da tregua. Y si estamos presentes en los conflictos que empujan a estas personas a huir, cómo no íbamos a estar en un momento de extrema vulnerabilidad como es el tránsito tremendo a través de un mar que se está tragando a tantos.
En lo que va de año, más de 1.600 personas han muerto en el mar, y no hay muros que vayan a impedir que la gente lo siga intentando, cuando lo que tiene detrás es una absoluta falta de futuro. ¿O acaso alguien piensa que una madre sube a sus hijos a un bote maltrecho para lanzarse a un mar amenazador si no es porque cree que ese viaje encierra menos peligros que los que deja en tierra?
Con nuestra operación queremos evidenciar que los Gobiernos europeos están utilizando el Mediterráneo como valla fronteriza. Estas personas, que necesitan huir, se ven obligadas a arriesgar la vida en el mar porque nuestra Europa no les ofrece canales y mecanismos seguros y legales para que puedan migrar y solicitar asilo. Pero estas barreras no les van a detener: solo les empujará a rutas cada vez más peligrosas, ya sea por mar o por tierra.
Tenemos una convicción en Médicos Sin Fronteras: que ningún argumento justifica el dar una vida por perdida. Que no hay razones válidas cuando hay vidas en juego. Por eso estamos ahora en el Mediterráneo, pero estaremos allí donde sea necesario para prestar asistencia médica a los que se ven obligados a huir para salvar sus vidas.
Hacemos lo de siempre, y lo hacemos con tu ayuda: tendemos una mano a esas vidas en peligro, devolviéndoles esperanza y dignidad.
Paula Farias
Coordinadora del proyecto de Médicos Sin Fronteras en el Mediterráneo
Lee nuestro especial "Crisis humanitaria en el Mediterráneo"