Danzas al sol en el polideportivo (por M. J. Blanco, responsable de actividades sanitarias de MSF en Puerto Saija, Colombia)

MSF
29/01/2015

Buenaventura, la segunda ciudad  más grande del departamento del Valle del Cauca y el principal puerto sobre el Pacífico de Colombia, alberga en uno de sus polideportivos a cientos de desplazados indígenas desde finales de noviembre, cuando se vieron obligados a huir de sus tierras por la violencia. La tristeza, el miedo y la incertidumbre les acompañan, según cuentan los líderes de la comunidad. Médicos Sin Fronteras (MSF) facilita apoyo psicosocial y promoción de la salud para prevenir enfermedades derivadas de las condiciones de vida.

Hace días leía un texto de Manolo Rivas sobre los muertos adoptados en Colombia, muertos en las aguas de los ríos que algún humano encuentra, se apiada, le pone nombre y lo entierra. Muchos de esos ríos  vienen a traer sus aguas al Pacífico, en los departamentos de Chocó, Valle y Cauca, donde MSF trabaja.

Uno de esos ríos es el río San Juan. Aquí, las poblaciones indígenas y afrocolombianas son mucho más numerosas que en el resto del país, especialmente en la zona rural. Los indios Wounaan Nonam habitan estos ríos, sin necesidad de regirse por divisiones departamentales o intereses socioeconómicos que alteren sus actividades de subsistencia de pesca artesanal, caza y agricultura del pancoger (así se denominan aquellos cultivos que satisfacen parte de las necesidades alimenticias de una población determinada. En la zona cafetera son comunes que las familias cultiven maíz, frijol, yuca y plátano, para autoconsumo). 

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