“Durante todo el camino pensé que iba a morir; no por culpa de mi enfermedad, sino por los bombardeos y las minas”

Médicos Sin Fronteras (MSF) acaba de comenzar a dar apoyo al hospital regional de Boost, en Lashkargah, la capital de la provincia de Helmand (Afganistán).

MSF
16/03/2010

El objetivo de la organización es proporcionar atención médica vital gratuita en todas las áreas incluyendo maternidad, pediatría, cirugía y urgencias. Aunque las últimas ofensivas de las fuerzas gubernamentales y de la Coalición para entrar en Marjah y Nad Ali han atraído mucha atención, el resto de Helmand también se ha visto seriamente afectado por el incesante conflicto. Una de las consecuencias más alarmantes del conflicto ha sido que a la población de Helmand se le está impidiendo el acceso a la atención médica que necesita desesperadamente.

“He llegado esta mañana al hospital de Boost como mi hija enferma”. Fatima* está sentada en la sala de pediatría del hospital de Lashkargah con su bebé en sus brazos. Es de Nawa- I-Barakzayi, distrito adyacente a Larshkargah, en la provincia de Helmand: “Tengo tres hijos. Ésta tiene cinco meses y está enferma. Ya no me queda leche para amamantarla y tiene hambre, pero no tengo nada que darle de comer en casa”.  

En noviembre de 2009, MSF empezó a dar apoyo al hospital provincial de Boost en Lashkargah, la capital de la provincia de Helmand. El alrededor de 1 millón de habitantes que tiene Lashkargah se encuentra entre la población que más ha sufrido los efectos del conflicto armado entre las fuerzas de la Coalición y las fuerzas afganas gubernamentales por una parte, y los varios grupos de la oposición por la otra. La población se ha visto atrapada durante años en condiciones de pobreza y una falta generalizada de acceso al tratamiento médico, particularmente a la atención secundaria de salud. Los hospitales públicos no funcionan y las clínicas privadas suelen cobrar precios prohibitivos. Esto ha imposibilitado casi por completo el acceso de la población a los servicios de salud adecuados. El hospital de Boost es uno de los únicos dos hospitales públicos de referencia que quedan en el sur de Afganistán.

A primera vista, el hospital parece estar en buen estado, y se puede ver al personal sanitario ocupado con sus diversas tareas. “Pero si te fijas con más atención, descubres que el hospital no ha sido operativo ni accesible a los pacientes por una serie de razones,” explica Volker Lankow, coordinador del proyecto de MSF. Puede destacarse la marcada ausencia de tratamientos gratuitos en un lugar donde el coste de los medicamentos ha sido uno de los principales factores que han impedido que la gente acuda al hospital. Por eso MSF decidió prestar su apoyo en la provisión de servicios de salud en el hospital, incluyendo la maternidad, pediatría, cirugía y urgencias y suministrando medicamentos gratuitos. “En la comunidad se escucha a la gente decir que la presencia de MSF ha cambiado mucho las cosas”, declara Volker. 

La presencia de Fatima en Boost constituye un buen ejemplo de todo ello: “Fui a una  clínica en la ciudad, pero antes tenía que pagar por la medicación. No tengo dinero. Fue entonces cuando una señora me dijo que aquí podría conseguir tratamiento gratuito. Por eso vine”.



Ahora que hay medicamentos gratuitos de calidad disponibles, hay que desarrollar un sistema de recetas efectivo. Una de las partes más importantes de la labor de MSF a la hora de prestar apoyo al hospital Boost es la de ayudar al personal a mejorar sus protocolos de tratamiento. Esto a su vez mejorará la eficiencia de toda la operación, algo que ahora mismo ya comienza a ser urgente. Un cirujano, una anestesista, un médico, una matrona y una enferma, provenientes todos ellos de distintos países, están trabajando junto al personal del hospital para mejorar la calidad del tratamiento y ofrecer un paquete de salud integral gratuito a los pacientes. “Hemos reorganizado el área de gestión de deshechos y hemos trabajado en el sistema de esterilización para el quirófano. También hemos montado una nueva sala dedicada a controles prenatales y postnatales para las mujeres, así como a la planificación familiar. Y todavía hay mucho trabajo por hacer para mejorar la esterilización y la gestión global de la higiene dentro del hospital,” observa Volker. “Pero para ello no sólo hace falta proporcionar atención gratuita, sino reorganizar el hospital... También dedicaremos tiempo a formar al personal sobre cómo utilizar estos servicios”. 

El objetivo de MSF no es hacerse cargo del hospital de 120 camas, sino que su objetivo es asegurar que el personal siempre esté presente, que se preste una atención médica de calidad y que se suministren medicamentos adecuados de forma gratuita. “Para que la atención sea integral, ésta debe estar disponible a tiempo” añade Volker. “Una de nuestras metas es proponer un hospital que funcione las 24 horas del día, siete días a la semana. Tenemos que asegurar una presencia permanente de personal sanitario y servicios operativos gratuitos”.

Un aspecto esencial del trabajo en Boost ha sido el asegurar que el hospital se encuentre en un entorno seguro. Ésta ha sido una de las barreras más importantes que ha impedido a la gente buscar la atención médica que necesita. Fatima, que se quedará un par de días en Boost mientras su hija recibe tratamiento, nos explica que en algunas clínicas cerca de su ciudad hay gente armada y que ella tiene miedo de ir allí. 

“Una de las prioridades que hemos tenido muy presente desde el principio ha sido el trabajar con una política de ‘No a las Armas dentro del hospital’”, explica Volker. “Cada día, hay personas que nos cuentan que padecen los efectos de la guerra que se libra en la provincia y que tienen miedo de entrar en un hospital que esté lleno de gente armada. Los pacientes tienen derecho a ser tratados y a recuperarse en un lugar seguro y estamos trabajando duro para que se asegure que esa política de ‘no a las armas’ en el recinto hospitalario se respete”. En la verja a la entrada del hospital, hay un letrero que advierte que “no se permiten armas” en el hospital y junto a él se sitúan unos guardas que se encargan de garantizar que todos los pacientes y visitas las dejen fuera. 

Hoy, el hospital de Boost ya no parece un campo de batalla: ya no entran armas en el recinto sanitario ni se toleran acosos de ningún tipo. El interior del recinto hospitalario parece estar tranquilo, aunque el ruido de la guerra siga escuchándose en el aire con la presencia constante de helicópteros en le cielo. En la sala para hombres, Nadeem*, de 45 años, yace en su cama. Consiguió salir de Marjah en medio de la ofensiva armada en un vehículo de la Media Luna Roja que transportaba a los heridos que requerían de operaciones urgentes. Él no resultó herido en el conflicto, pero padece problemas de estómago  y necesita tratamiento. “No había medicamentos ni atención sanitaria disponible en Marjah”, explica. “Durante todo el camino pensé que iba a morir – no debido a mi enfermedad, sino por los bombardeos y las minas. Mi esposa y mis hijos están en Marjah. En cuanto mejore tengo que regresar allí, pero no será fácil volver porque allí  ir en busca de tratamiento es muy peligroso. Estoy muy preocupado.”

“La inseguridad ha sido una barrera para el acceso a la atención sanitaria durante mucho tiempo”, admite Volker. “La incesante ofensiva armada en Marjah y Nad Ali no hace más que empeorar las cosas y tememos que muchos pacientes -heridos de Guerra y otros pacientes que necesitan con urgencia un tratamiento adecuado y asequible- no puedan acceder a las estructuras sanitarias como el hospital de Boost. A día de hoy, menos del 50% de las camas del hospital de Lashkargah están ocupadas, y eso a pesar de que sabemos que los hospitales del distrito en la provincia de Helmand apenas funcionan”. Aunque durante el último mes toda la atención se ha concentrado en la zona de Marjah y de Nad Ali, el conflicto se ha hecho sentir en toda la provincia de Helmand, impidiendo a la gente que aceda a la atención médica que necesitan. MSF pide a las partes implicadas en el conflicto que permitan acceder a todas las personas a las estructuras de salud.  


MSF decidió depender solamente de donaciones privadas para su trabajo en Afganistán, y no acepta la financiación de ningún gobierno. Además de apoyar al hospital de Boost en Lashkargah, MSF actualmente apoya al hospital Ahmed Shah Baba, en el este de Kabul. En ambos lugares nuestro objetivo es proporcionar atención médica vital gratuita, utilizando medicamentos efectivos y trabajando en distintas áreas (entre las que se encuentran los servicios de maternidad, de pediatría, de cirugía y de urgencias). 
MSF pretende ampliar su apoyo a hospitales y centros de salud rurales en otras provincias de Afganistán en 2010.
 


* Los nombres de los entrevistados han sido cambiados para proteger su anonimato.

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