Haití (3): 'Sólo vienen a ver la mierda'

MSF
06/07/2009

En el inmenso barrio de Martissant, o en el de Cité Soleil, en Puerto Príncipe, hay muchos ojos que te vigilan mientras caminas. Todavía quedan las bandas que las tropas de la ONU descabezaron cuando se produjeron las revueltas de hace un par de años. Muchos opinan que, actualmente, no están dormidas, que aún controlan lo que ocurre en los barrios, y en algunos casos, sólo esperan una llamada telefónica de algún partido o de algún grupo de narcotraficantes. Brazos armados al mejor postor. Es difícil corroborarlo. Cuando se enfrentaron a las tropas de la ONU hace dos años y aun antes, los heridos se contaron por cientos. De los muertos, sólo hay estimaciones porque no aparecieron los cadáveres.

En Martissant, nos vigilan, y no dudo de que lo hagan también en Cité Soleil, donde acudimos luego, el barrio de los barrios, la miseria de las miserias, el nido de todas las revueltas y de la desesperación: un inmenso entramado de chabolas, que en muchos caos se pegan al mar Caribe con el que entremezclan la basura que genera el barrio. Con un escritor, Sergio Ramírez, nos adentramos por sus callejuelas. A horas de colegio, decenas de niños nos festejan, porque somos la distracción del día. Pero a un tipo mal encarado, apoyado en la puerta de cinc de su chabola, no le hace gracia vernos por allí y nos dedica su queja: "Sólo vienen a ver la mierda". Y te quedas con esa expresión a tus espaldas, y te la llevas de vuelta, pensando si sientes culpa por lo que te ha dicho, o si no tienes nada que responderle para justificarlo.  

Y aquí está mi respuesta. En Puerto Príncipe no puedes cerrar los ojos a esa "mierda" que lo inunda todo, ese olor de miseria y podredumbre dulzona que se recalienta al mediodía con la humedad que expande el aire y el salitre del Caribe. Y con esta luz hiriente, de tan blanca y bella que es, es imposible no chocarte con esa "mierda", me refiero a la que se ve y a la que se supone, a lo que se ve y a lo que no se ve. Pues, ¿no es acaso una mierda que un montón de niños se paseen desnudos por la basura sin tener posibilidades de pisar una escuela, y sólo por haber nacido a este lado de la Isla La Española? ¿No es una mierda, que las clínicas de urgencia donde trabajan los médicos de MSF estén llenas a rebosar de pacientes macheteados, heridos de bala o por cuchillo, o mujeres con la cabeza rota de los golpes de sus maridos borrachos?

Al menos, llega un poco de esperanza y un poco de dignidad, con un centro de salud, por ejemplo, cerca de la gente. Y hablando de dignidad, creo precisamente que quien nos reclamaba que sólo veníamos a ver la mierda, en el fondo, nos decía que mirásemos su dignidad, en el fondo de esa mierda en la que viven condenados tantos y tantos en este querido y perjudicado Haití, en ese fondo, hay una dignidad de un pueblo que no deja de ver su futuro que se viste todos los días de la semana, a las siete de la mañana, con un uniforme escolar y avanza, contra la fragilidad, contra la desesperanza, para aprender una nueva lección de orgullo.

Se trata de miradas, de quedarte sólo con la mierda, o de lo que puede estar oculto, aún muy tiernamente adentro. No estamos tan lejos de lo que aquí se vive. Si estuvieras aquí, ¿tú qué harías? ¿Qué mirada pondrías?