Haití: “En la clínica Isaïe Jeanty realizamos una media de 30 partos al día con una tasa del 18 al 20% de cesáreas“

Jean-Baptiste Antonio trabaja con MSF desde finales de 2006. Es ginecólogo y desde el 1 de marzo de 2010 coordina el equipo médico de Isaïe Jeanty, en Puerto Príncipe.

MSF
23/09/2010

Antes del terremoto, ¿cuál era la situación en cuanto a las mujeres embarazadas en Haití?
En Puerto Príncipe, había cuatro clínicas de maternidad de considerable capacidad que se encargaban de las mujeres embarazadas y donde se llevaban a cabo la gran mayoría de los partos y las cesáreas. MSF trabajaba en la clínica de maternidad Solidarité donde había una media de 1.200 partos cada mes, siendo todo totalmente gratuito para los pacientes.

¿La mayoría de las mujeres daban a luz en los hospitales?
Si comparamos con hace algunos años, ya sea antes o después del terremoto, en Puerto Príncipe cada vez más mujeres dan a luz en los complejos hospitalarios y la mayoría de ellas  incluso acuden, al menos, a una consulta prenatal. Desde hace años, el gobierno y otras instituciones se esfuerzan a través de reuniones, sesiones educativas, anuncios de televisión y radio para sensibilizar a la población de la necesidad de dar a luz en el hospital. Naturalmente, la gran mayoría de mujeres con cierto nivel de educación y con medios económicos dan a luz en hospitales.

En los barrios de chabolas de Puerto Príncipe, la situación es un poco diferente. La mayoría de los que residen en estas zonas, provienen de la provincia y se instalan en los barrios más pobres de la capital. Muchas mujeres dan a luz en sus casas con ayuda de las parteras tradicionales porque no tienen medios económicos para ir al hospital, no se sienten cómodas una vez allí y prefieren dar a luz en sus casas con personas de su confianza.

¿Cuál era el precio por dar a luz antes del terremoto?
En los hospitales públicos, el gobierno puso en marcha, desde hace más de un año, el sistema de cuidados de obstetricia gratuitos (sistema SOG, « Soins Obstétricaux Gratuits »). Se trata de un programa financiado por la OMS que garantiza, en teoría, la gratuidad total de los partos y las cesáreas. En realidad, a menudo los hospitales carecen de medicamentos y finalmente son los pacientes los que deben comprar ellos mismos sus medicamentos en las farmacias más cercanas.

Antes del terremoto, el precio de los partos oscilaba entre la gratuidad casi total en los hospitales públicos, hasta un mínimo que se puede estimar en 1.500 HTG (29 €). En los hospitales privados, al menos en los menos caros, un parto normal podía costar entre 7.000 y 10.000 HTG (158 €). Un parto complicado, sobre todo una cesárea, podía costar fácilmente desde 25.000 (395 €) a 40.000 HTG (785 €) e incluso más; un precio exorbitante que sólo una ínfima parte de la población podía pagar.

Desde el terremoto, ¿de qué manera se ha tenido en cuenta a las mujeres embarazadas?
Justo después del terremoto, la situación era catastrófica porque todo el mundo se centraba en el área de traumatología. Eso era lo urgente y no los casos de obstetricia. Todos los hospitales estaban llenos de heridos y politraumatizados.  La atención no se centraba en las mujeres embarazadas. No fue para nada un buen periodo.

Por ejemplo, justo después del terremoto, tuvimos que evacuar el hospital Solidarité donde trabajábamos porque el edificio estaba agrietado. La misma tarde después del terremoto, tuvimos que instalar a sesenta mujeres embarazadas en el pasillo del hospital. A la mañana siguiente, tras evaluar la salud de las mismas, ya estábamos gestionando casos de traumatología en el hospital de Choscal, en Cité Soleil, donde MSF había preparado una sala de cirugía para urgencias. Nosotros evaluábamos regularmente a las mujeres embarazadas para asegurarnos de que tuvieran un parto sin demasiadas complicaciones, pero en ese momento no hacíamos un seguimiento regular normal, la prioridad eran los casos de trauma.

¿Cuándo se ha vuelto a la normalidad?
Hasta finales de febrero nos dedicamos a traumatología en la clínica de maternidad Maternité Isaïe Jeanty, donde trabajamos actualmente. Y desde principios de marzo se fueron diversificado las actividades y aquí ya sólo trabajamos con embarazos.

¿Cuál es la situación actual de las mujeres embarazadas?
Actualmente, en la clínica Isaïe Jeanty realizamos una media de 30 partos al día con una tasa del 18 al 20% de cesáreas. La mayoría de los partos no presentan complicaciones. El principal problema de las mujeres embarazadas en Haití es la hipertensión, lo que puede generar casos de eclampsia. No se puede decir que haya habido un aumento de estos casos después del terremoto, sino que éstos vienen aumentando desde hace varios años y es difícil encontrar la razón.

¿En qué condiciones viven las mujeres embarazadas que reciben en Isaie Jeanty?
La mayoría de nuestros pacientes proviene de los barrios de chabolas o de una clase social modesta. Sus condiciones de vida son difíciles. Sin embargo, gracias a la sensibilización, muchas de ellas se han dado cuenta de la importancia de tener una consulta antes del parto y al menos acuden a una consulta prenatal. Por supuesto, hay otras que vienen directamente en el momento de dar a luz. Cada vez hay más instalaciones disponibles para las consultas prenatales, incluso antes del terremoto no era muy difícil encontrar instalaciones sanitarias gestionadas por el Gobierno u otra institución. Desde el temblor de tierra, hay multitud de profesionales en el campo de la salud, por lo que es aún más fácil realizar un seguimiento a través de las consultas prenatales.

¿Cuáles son las prioridades  actuales que conciernen a las mujeres embarazadas?
Hasta el momento, la prioridad es la gestión de los embarazos y la tensión arterial elevada. El número de casos de preeclampsia y de eclampsia continúan aumentando, aunque es difícil explicar el por qué. Cierto es que la población haitiana es propensa a la tensión arterial alta. A pesar de que hay muchas instalaciones sanitarias para las consultas prenatales, el número de instalaciones para los partos no son suficientes para abordar la cantidad de mujeres embarazadas que hay en Haití. Las consultas prenatales son una cosa, gestionar los partos y sus complicaciones, otra.

Además, la prioridad, sigue siendo la educación de la población para hacerle entender la importancia de tener un seguimiento prenatal y, sobre todo, la importancia de la planificación familiar.

 

Crisla: Salvada de una crisis de eclampsia 

“Tuve una crisis de eclampsia el día anterior al parto y soy consciente de que es una situación grave”, declara Crisla, reingresada un día después de dar a luz en el Hospital de MSF, Isaïe Jeanty, en Puerto Príncipe.

Crisla Florestal, de 19 años, dio a luz a gemelos después de sufrir considerables complicaciones. “Son preciosos, pero aún no puedo cuidarlos. Mi dolor es demasiado intenso” se reconforta  girando la cabeza hacia otra señora que sonríe, confirmando que la sala llamada “de partos complicados” hace honor al nombre que le han puesto.

En efecto, muchas mujeres embarazadas, por una razón u otra, han tenido un parto difícil aquí. Crisla dice estar muy cansada y nos cuenta que las complicaciones le llegaron sin previo aviso. “Durante el embarazo, los médicos me recomendaban permanecer siempre en calma y evitar que la tensión arterial subiera. Sin embargo, el día anterior al parto tuve un problema en casa. Me enfadé y perdí el conocimiento. Cuando al día siguiente recobré la consciencia, me di cuenta de que estaba en el hospital con dos bebés a mi lado.  Enseguida me explicaron que tuve una crisis de eclampsia y que di a luz por cesárea”.

Crisla me explicaba que después del parto estaba evolucionando muy bien, pero fue al volver a casa cuando comenzó a sangrar. “Volví rápidamente al hospital. Los médicos se dieron cuenta de que tenía todavía coágulos de sangre en el vientre y volvieron a operarme para limpiar todo”.

Y es que dadas las condiciones de vida actuales que hay en Haití, el estar embarazada es aún más complicado de lo habitual. Según Crisla, la desaparición de tantas personas a causa del seísmo afecta particularmente a las mujeres embarazadas, ya que tienen sobrellevar todo el proceso en una situación que es muy poco estable. “La presión económica nos hace perder la cabeza, porque la mayor parte del tiempo las mujeres somos dependientes de otros miembros de nuestra familia y no trabajamos”.

“Me quedé embarazada estando en último curso. Mi entorno me apoyaba para seguir yendo a la escuela. Me escapé de una crisis de eclampsia, pero el futuro no es todo de color de rosa. El número de prioridades que hay que atender han aumentado. Ahora, además de luchar por sobrevivir, también tengo que educar a dos hijos”.

Traducción: Elena Taboada.