Historia de Ola y su complicado viaje a Jerusalén y el mar (por Javier Sancho, periodista MSF)

MSF
05/04/2015

Ciudad de Hebrón. Ella se llama Ola Jabari, tiene 29 años y su sueño siempre fue conocer el mar. Cuando oigo su nombre, sonrío. Ola en español... "Sí, ya lo sé", me interrumpe, "siempre me lo recuerdan los psicólogos de Médicos Sin Fronteras (MSF) que vienen de España". Que su nombre está destinado al mar.

Ola es profesora y trabaja con el equipo de salud mental de MSF en Hebrón. Es intérprete y va a estudiar psicología para compaginarla con la educación. Y el mar, su mar, no está muy lejos, apenas unos 60 kilómetros separan Hebrón del mar de Gaza. Pero es casi imposible llegar allí por el entramado de controles a los movimientos que impone el conflicto.

Desde su ocupación, en Cisjordania existe un despliegue masivo del Ejército israelí. Es un complejo sistema para mantener la vigilancia sobre la población que va mucho más allá del muro de separación. La población palestina está sometida a diario a controles fijos y móviles, torres de vigilancia, registros y bloqueo de carreteras.

A esto se suma la expansión de los asentamientos en la zona, considerados ilegales según el Derecho Internacional Humanitario, pero que están bajo la seguridad del Ejército de Israel. En Hebrón, el municipio más poblado de Cisjordania, existen varios asentamientos israelíes. Uno de ellos está en el centro histórico y la seguridad de sus 800 colonos está a cargo de alrededor de un millar de soldados israelíes.

 

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