Imágenes de Colombia (por Carmen de Nova )

Llegué a Colombia con millones de imágenes en mi cabeza, de esas imágenes prefabricadas que compramos a menudo en los estantes de los periódicos, en las vitrinas de las noticias, que yo compré también en las líneas perfectamente narradas de “Cien años de soledad”, imaginando que iba hacia un Macondo mágico y lejano. Muchas de esas imágenes se mezclaban entre cafetales, bananeros, acentos caribeños y pequeñas y grandes ciudades de un país que, hace mucho ya, dejó atrás un pasado colonial para crear su propia identidad y que, lejos de esas etapas que muchos siguen llamando “subdesarrollo”, se alza emergente desde el otro lado del charco.
Por eso, por muchas imágenes que se almacenaran en mi cabeza, no lograba crear aquella que sería mi escenario durante los siguientes meses, porque me iba, de nuevo, como parte del equipo de Médicos Sin Fronteras, a apoyar a poblaciones olvidadas, míseras, con necesidades que van mucho más allá de las mías, de las nuestras. No lograba encontrar esa imagen entre las muchas que se agolpaban en mi cabeza, la de la Colombia pobre y sin salud, la Colombia marginada, sin aliento, o al menos la de una Colombia semejante a los lugares comunes de MSF.