Indonesia: "Cada Mañana vuelven al lugar siniestrado y se sientan a esperar"

Marlene Lee, psicóloga de MSF, ha estado en las zonas más afectadas por el terremoto de Indonesia desde los primeros momentos tras producirse la tragedia. Nos envía su testimonio.

MSF
09/10/2009

 

“Ayer, fuimos a Tandikat, una de las zonas más afectadas, en la parte alta de la colina al norte de Pariaman, donde varias aldeas fueron arrasadas por un desprendimiento de tierra. No quedaba nada. La ayuda ha tardado en llegar porque se trata de una zona de difícil acceso; gran parte de las carreteras han quedado destruidas. Esto ha dificultado las tareas de búsqueda y rescate, especialmente las de hacer llegar maquinaria pesada para buscar entre los escombros. 

Pero la gente que ha perdido a miembros de su familia todavía está esperando allí a que se encuentren sus cuerpos. Ha pasado mucho tiempo, cinco días. Cada mañana vuelven al lugar siniestrado y se sientan durante todo el día a esperar que los equipos de búsqueda recuperen los cuerpos. Ni siquiera se alejan para comer algo; voluntarios de una organización local les llevan comida. Todo el mundo se ha visto afectado de alguna forma en estas aldeas, la mayoría de la gente ha perdido su casa o sus pertenencias, o a miembros de su familia, pero para los que todavía esperan a que se recuperen los cuerpos es todavía peor, esta situación agrava su dolor. Es muy importante que la gente pueda enterrar debidamente a sus seres queridos lo antes posible.

Cuando preguntas a la gente cuáles son sus necesidades más apremiantes, mencionan la comida, el agua, tiendas, colchones, ropa interior y ropa en general. La mayoría de estas personas no se han duchado ni cambiado desde que se produjo el terremoto porque han perdido todas sus pertenencias y no tienen acceso al agua. Necesitan urgentemente agua para beber y lavarse y, lo que es muy importante, para hacer sus abluciones antes de rezar.         

Muchas de estas personas se encuentran en un estado muy difícil ahora. La mayoría todavía están en estado de shock, desoladas y sin haber podido dormir durante mucho tiempo, han perdido el apetito y les preocupa mucho su presente y su futuro. Son muchas las preguntas sin respuesta. 

Hay una imagen que todavía tengo clavada en mi mente. Estábamos evaluando una zona que quedó enterrada por un desprendimiento de tierra. Cuando caminábamos al borde de un barranco, miré hacia abajo y vi una casa derrumbada al fondo. Había un hombre sentado sobre un árbol caído al lado de la casa. Aunque nos daba la espalda, por la postura de su cuerpo podía adivinarse que acarreaba una carga muy pesada. Más tarde, cuando hablamos, supe que había perdido a varios miembros de su familia durante el terremoto, incluidos su mujer y su hijo.”