Irak: escasez de actores humanitarios en Bagdad

Robert Onus, australiano, es el coordinador de terreno del proyecto de MSF en Abu Ghraib, en las cercanías de Bagdad. Robert describe la situación a la que se enfrenta la población iraquí y explica la respuesta de MSF para cubrir las necesidades médicas de la población desplazada en el distrito Abu Ghraib.

MSF
07/07/2016

Desde febrero de 2015, MSF proporciona atención médica a las poblaciones desplazadas y desatendidas en Bagdad. Este año abrimos un centro de salud primaria en Abu Ghraib, en la zona oeste de la ciudad. Abu Ghraib viene acogiendo a personas desplazadas desde hace tiempo. Desde 2014, más de 20.000 familias desplazadas de Anbar han buscado refugio allí. El centro de salud de MSF proporciona consultas gratuitas de salud primaria y salud reproductiva a las personas desplazadas y a la población local, que también sufre la falta de servicios generada por el conflicto.

También gestionamos clínicas móviles en áreas de difícil acceso a las afueras de Bagdad, en donde el acceso a la atención médica es restringido. Estas clínicas buscan llegar a personas que recientemente han huido de los enfrentamientos o que están viviendo en zonas donde los enfrentamientos han impedido la prestación de servicios esenciales.

600.000 personas desplazadas en el área de Bagdad

El año pasado, realizamos más de 20.000 consultas (entre las clínicas móviles y el hospital). A pesar del número, parece solo una gota de agua en el océano cuando lo comparas con las necesidades que existen en la región. Hay más de 3,3 millones de iraquíes desplazados en su propio país. Solo Bagdad alberga a más de 600.000 personas desplazadas.

Se trata de familias que vivían en ciudades y pueblos y que lo perdieron todo. Muchos viven en edificios sin terminar, en escuelas, mezquitas o asentamientos improvisados, a menudo en condiciones precarias. Sobre todo en Abu Ghraib, vemos a personas que carecen de acceso a agua potable por unas instalaciones sanitarias deficientes y el hacinamiento en las viviendas. Estas condiciones se agravan por un verano terrible cuando las temperaturas alcanzan los 50 grados.

Debido a las pobres condiciones de vida y el limitado acceso a la atención médica, atendemos muchas enfermedades prevenibles como infecciones respiratorias y cutáneas. También vemos a pacientes que sufren de enfermedades crónicas como hipertensión, diabetes y enfermedades del corazón que no pueden ir a consulta con su médico general o conseguir sus medicamentos.

En un contexto normal, atenderían sus patologías en el sistema nacional de salud, pero el conflicto no solo ha forzado a la gente a huir de sus hogares, sino que también ha dejado varias instalaciones médicas dañadas o totalmente destruidas, o con escasez de personal.

Uno de los principales obstáculos es la escasez de actores humanitarios en Bagdad y las áreas cercanas. La mayoría de las organizaciones internacionales se enfocan en la parte norte del país, donde la situación es más estable y segura. Se necesitan más organizaciones y agencias humanitarias que cubran diferentes sectores, no solo el ámbito de la salud, para satisfacer las necesidades básicas de la población.

Mi trabajo como coordinador de terreno es asegurarme de que nuestros equipos  médicos puedan atender a sus pacientes con la menor cantidad de obstáculos posible. Esto implica dedica gran cantidad de tiempo negociando con autoridades gubernamentales, funcionarios de seguridad y líderes religiosos y comunitarios. Necesitamos asegurarnos de que entienden quiénes somos, por qué estamos aquí y qué estamos haciendo.

En este contexto, es vital que estemos seguros de que la población comprende nuestra naturaleza, nuestra independencia y neutralidad. Atendemos a todos los que vienen a nuestras clínicas independientemente de su lugar de origen o de sus creencias. Nuestro equipo en Bagdad está compuesto por más de 50 personas que trabajan día y noche para lograr que los equipos médicos puedan pasar el mayor tiempo posible con sus pacientes.

Gran capacidad de resiliencia

Bagdad está siendo gravemente golpeada por el conflicto. Las explosiones y tiroteos se suceden a diario y, de alguna manera, después de tanto tiempo la gente se ha vuelto insensible a la violencia. Por otro lado, a pesar de la tragedia que les rodea, la población mantiene su fe en la ciudad y se aferra a sus esperanzas para el futuro. Hay una gran capacidad de resiliencia, de sobreponerse a situaciones adversas, en esta ciudad.

Es difícil imaginar las miles, millones, de historias trágicas que las personas desplazadas podrían contar. Una gran parte de nuestro personal ha tenido que abandonar sus hogares.

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Mohamed Ahmed Wasmy: “Mi sueño es regresar a la escuela”

Mohamed Ahmed Wasmy tiene 13 años. Después de que ISIS tomará el control de Mosul en junio de 2014, huyó a Abu Ghraib, un distrito al oeste de Bagdad, y se mudó con su tío.

No puede asistir a la escuela en Abu-Ghraib porque carece de identificación. La perdió cuando huyó de Mosul con su familia.

Desatendido por un padre que se casó con dos nuevas esposas cuando murió su madre, Mohamed Ahmed Wasmy ha estado viviendo con sus hermanos en un vecindario de Abu Ghraib.

Mohamed sufre de una rara enfermedad que provoca niveles elevados de zinc en su sangre e impide que lleve una vida normal como cualquier otro niño de su edad.

En Bagdad, debe visitar regularmente la clínica de MSF para recibir el tratamiento necesario sin el cual su salud se deterioraría.

Su sueño es regresar a la escuela para aprender a leer, escribir y “a crecer”, como él dice.

Mohamed desearía regresar a vivir en Mosul, pero teme no acceder allí los medicamentos necesarios para tratar su enfermedad. “Algún día, espero encontrarme de nuevo con mis amigos y jugar al fútbol juntos,” dice Mohamed.

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