Kenia: la crisis invisible de la región de Monte Elgon

“Sólo comemos de manos de otros”, explica una mujer víctima de la violencia en la zona

MSF
10/09/2007

El conflicto en la región montañosa de Monte Elgon estalló hace un año. Se habla de él como una disputa entre dos clanes –soy y ndorobo– por la división de la tierra. Sin embargo, reducir la compleja situación que se vive en la zona a esta dicotomía, como suele ser el caso cuando aparecen estos conflictos, no es sólo simplista sino muy engañoso.

Más allá de la división de clanes, se tiene que tener en cuenta otros factores. Éstos incluyen: elementos de hábitos pastorales frente a agrícolas, cuestiones del derecho de la tierra, resolución de cuentas pendientes, venganzas y contra venganzas, etc. Además, la división de tierras en esta parte de Kenia es un tema políticamente sensible desde hace años.

Actualmente, la población civil está atrapada entre la violencia del grupo Sabaot Land Defence Force (SDLF), que se rebeló contra los esquemas de asignación del gobierno central –una fuerte operación policial que intentaba hacer frente a la violencia y el caos en el distrito de Monte Elgon–, y los grupos criminales que se aprovechan del caos actual.
Las poblaciones residentes y desplazadas se enfrentan a una crisis humanitaria cada vez más deteriorada. Sin embargo, ha habido poca atención como respuesta a la creciente situación de urgencia.

MSF es una de las pocas organizaciones que está ayudando a las personas afectadas por el conflicto en el área y el único actor de ayuda internacional en el terreno de forma permanente. MSF trata las consecuencias de la violencia contra los civiles con actividades enfocadas principalmente a dar acceso a cuidados médicos gratuitos a través del apoyo a estructuras de salud primaria, actividades de prevención y también con clínicas móviles en las zonas más remotas y sensibles.

En Kopsiro, por ejemplo, un área cerca a la línea de separación entre dos comunidades, la gente ha huido temiendo por sus vidas. Los trabajadores médicos del gobierno no son la excepción: demasiado asustados de ir a trabajar, todos habían huido de la zona. MSF reabrió una estructura de salud y empezó a facilitar el transporte del personal del Ministerio de Salud, ayudados por personal médico adicional proporcionado por la organización.

Vivir con miedo
Desde abril, se han hecho más de 14.000 consultas entre el dispensario de Kopsiro, el centro de salud de Kapsokwany y las clínicas móviles de MSF. Artículos de ayuda como mantas y ropa también se están distribuyendo a las familias, ya que las temperaturas en las tierras altas del volcán son bajas y pueden bajar significativamente por la noche. Pero más allá de cuidados médicos, muchos vienen a buscar seguridad y refugio a los centros de salud.

“La gente está aterrada”, explica Rémi Carrier, que coordina los programas de MSF en Kenia. “Como ejemplo, los fuertes enfrentamientos en las afueras del dispensario de Kopsiro el 27 de agosto empujaron a unas 150 personas aterrorizadas a buscar refugio y seguridad en la estructura de salud. La falta de protección es el principal problema del momento”.

El número de traumas físicos (como tobillos rotos debido a palizas, violencia sexual, etc.) además de trauma psicológico, está creciendo, y la desnutrición ligada a la obstaculización del acceso a la comida o a los cultivos es otra consecuencia de la inseguridad.

M. es una mujer en sus treinta. Explica como las familias están dispersadas por todas partes por la violencia entre las diferentes partes. “La gente está asustada y huye. Pegan a todo el mundo, hasta a los niños. Te pegan con palos, te abofetean, te quitan el dinero y te dan patadas. A veces hacen cosas malas a las mujeres (...). Así que la gente se esconde en el bosque o en los campos de maíz. A veces, la gente se queda aquí un mes. Sólo comemos de las manos de otros”.

Otro hombre explica su historia: “Bajé porque la gente se estaban peleando. Estaban masacrando a la gente. Sufría amenazas de muerte. Nos robaron nuestras pertenencias de nuestras casas. Están quemando nuestras casas. No nos podíamos quedar ahí. Mataron a mi madre y a mi hermano, fueron atacados por el camino cuando estaban yendo a recoger vegetales. Esto pasó el mes pasado”.

La limitada presencia en el terreno de actores de ayuda (MSF y la Cruz Roja de Kenia por el momento) no es suficiente ya que la violencia y las necesidades ligadas a la inseguridad crecen. “MSF está siendo testigo de una situación grave en Monte Elgon. La gente sufre y sus necesidades humanas no están cubiertas. La situación actual se ha deteriorado por debajo de la dignidad humana. Es, por lo tanto, de suma importancia que los actores que tienen el mandato y la responsabilidad de proteger a estos civiles intervengan y presten su atención en la grave situación de esta población. Ahora más que nunca”, concluye Carrier.

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