La historia de Asha (por Ainhoa Vivero Larraza)

MSF
15/09/2009

Hajipur se ha convertido ya en mi segunda casa. El día a día te absorbe y a veces es difícil acordarte de cómo era tu vida previamente. Inmersa en la nueva cultura y ambiente, me visto de manera discreta y me sumerjo en la rutina diaria sin llamar demasiado la atención. Para cualquier mujer, sea de donde sea, la vida en Bihar no es fácil. No se concibe ver a una mujer salir sola después de la caída del sol. Es peligroso y no hay ningún local apto para mujeres. Otros comportamientos tales como beber o fumar se consideran deshonrosos.

En el pueblo nos conocen, saben que trabajamos para MSF, y durante 24 horas, siete días por semana, somos MSF. Para ellos, cualquier conducta inapropiada puede poner en riesgo el esfuerzo de tantas manos para poder seguir adelante con el proyecto de kala azar. A veces no es fácil y sueño con sentirme libre en Barcelona...

Sin embargo, cada día, cuando estoy con los pacientes, me mezclo con sus historias y con su sufrimiento, vuelvo a encontrar el sentido de por qué estoy aquí.

Ayer volvió para la visita de control Asha. Sonriente, alegre, con una mirada cálida. Asha tiene 10 años y es de la casta musahar. Vive a 30 kilómetros de Hajipur, en Rampur Shyamchand. Su casa está construida de paja y tiene una sola habitación. En lo que en mi casa de Barcelona sería sólo mi habitación, en la casa de Asha hacen vida familiar sus cinco hermanos, sus padres y la búfala, que ya ocupa su sitio. Asha es analfabeta, nunca tuvo la oportunidad de ir a la escuela. Ser de una casta baja (dalits, los intocables) y ser mujer es sinónimo de falta de derechos humanos.

Hacía dos meses que Asha estaba enferma cuando la conocimos. Tenía fiebre, dolor en la barriga y había perdido el apetito. Los días pasaban y su madre esperaba que la fiebre remitiera así como así. Al fin, decidieron buscar ayuda pero el dinero no llegaba para consultar a un médico, con lo que decidieron consultar a una Ojha (curandera). Según la creencia popular, fiebres y ciertos problemas de salud son producidos por los malos espíritus. Esta Ojha, en su ritual de cura, ofrece a los dioses una determinada hierba medicinal llamada kush junto con agua del río Ganges, que se considera sagrado. Este acto se llama puja. En el caso de Asha, también decidieron producirle unas quemaduras en la cara, por lo que le quedará una cicatriz de por vida.

Nuestro equipo de educadores de salud, IEC (Información, Educación y Comunicación), trabaja con las comunidades explicando qué es la enfermedad de kala azar y cómo se transmite. Además, les informan de cuáles son los síntomas a los que hay de prestar atención para consultar a un médico en caso de que puedan ser afectados por kala azar. Para tal fin MSF ofrece diagnóstico y tratamiento de manera gratuita. De esta manera Aploni, la madre de Asha, conoció nuestro programa y vino a buscar ayuda. Así conocimos a Asha.