La ‘musungu’ y los alucinantes niños de Kalonge (por Jana Brandt coord. MSF en RDC)

MSF
25/09/2013

¡¡Musunguuuuuuuuuuuuuuuuuu!!!! ¡¡¡Musuuuuunguuuuuuuuuu!!!” Me paro para ver desde dónde llegan los gritos. No veo a nadie. Otra vez: “¡¡musunguuuuuuuuuuuuuuuuuu!!” De repente, una cara sucia pero sonriente aparece de la nada. Desde las plataneras se escuchan risas sofocadas. Otra cara. Y otra. Un grupo de niños de diferentes edades surge entre los árboles y corre hacia mí. ¿Cómo es posible que los niños siempre le vean a uno primero antes de verlos a ellos? “Jambo, musungu”, me saludan, rebozando de alegría. “¡Jambo sana!”, respondo yo, también sonriendo.

¡Musunguuu!!” es el grito que más nos acompaña aquí en Kalonge. Los seis expatriados de Médicos Sin Fronteras somos los únicos blancos en toda la zona, y como tales, llamamos muchísimo la atención. Los niños son todo un espectáculo. Nos ven desde lejos aunque nosotros no les veamos y, vayamos donde vayamos, los niños siempre aparecen por todos lados para saludarnos o para acompañarnos un trozo del camino. Tan pálidos que somos, debemos de parecerles extraterrestres.

Una de mis muchas responsabilidades como coordinadora de terreno de MSF es mantener el contacto con todos los actores de la zona. En más de una ocasión me he encontrado en reunión con un líder comunitario o las autoridades locales cuando de repente escucho detrás de mí susurros de voces infantiles o una mano que me toca la espalda o el cabello. Si me giro, puedo estar segura de encontrarme con un grupo de niños que se empujan entre ellos en disputa sobre la mejor vista a la blanca que está sentada en una casita construida de barro y paja. Su natural curiosidad infantil es infinita.


Sigue leyendo en el blog de 20 minutos