La violencia continúa cebándose con los migrantes que cruzan El Darién

Los ataques a los grupos de migrantes que cruzan la frontera entre Colombia y Panamá suelen ser de gran brutalidad, agravada por lo general con agresiones sexuales y violaciones a las mujeres. Sumamos 30.000 consultas médicas a la población en tránsito.

MSF
19/11/2021

La violencia perpetrada por grupos criminales en la selva del Darién contra la población migrante se mantiene en niveles elevados, pese a que durante unas pocas semanas en octubre descendió notablemente, coincidiendo con una mayor presencia de efectivos del SENAFRONT a lo largo de la ruta entre Colombia y Panamá.

Los ataques a los grupos de migrantes que cruzan la frontera entre Colombia y Panamá suelen ser de gran brutalidad, agravada por lo general con agresiones sexuales y violaciones a las mujeres. Hemos atendido a 288 supervivientes de dichas agresiones desde que iniciamos nuestros proyectos en el mes de abril.

“En la actualidad estamos viendo una mejora relativa en lo que respecta al impacto físico que tiene en los migrantes cruzar la selva del Darién porque la comunidad de Bajo Chiquito ofrece la opción de realizar el último tramo del trayecto en piragua y el camino se ha hecho algo más corto. Los migrantes que pueden pagar el servicio, acortan la duración del trayecto hasta Bajo Chiquito, la primera comunidad que encuentran en el lado panameño, en dos días y esto hace que no lleguen en condiciones físicas tan extremas como antes”, explica Owen Breuil, coordinador de terreno de nuestros proyectos en Panamá.

 

Sobrevivir al Darién


“Pero sí que seguimos viendo el tremendo impacto que los asaltos tienen en la salud física y psicológica de los pacientes a los que atendemos”. A mediados de septiembre y principios de octubre, la violencia se atajó con una mayor presencia de efectivos del SENAFRONT en el Darién y el traslado de la oficina de la procuraduría a Bajo Chiquito, “pero este descenso ha sido efímero y de nuevo hemos detectado un repunte en la violencia y en la violencia sexual. De ahí que renovemos nuestra petición de rutas seguras y protección a las familias migrantes a lo largo de todo el trayecto. Estamos hablando de una población compuesta en buena parte por núcleos familiares, con mujeres embarazadas y menores”.

De las más de 30.000 consultas médicas realizadas a la población migrante en Bajo Chiquito, donde colaboramos con el Ministerio de Salud, y en las Estaciones de Recepción Migratoria (ERM) de Lajas Blancas y San Vicente, alrededor de 10.000 corresponden a menores y alrededor de un millar a mujeres embarazadas.

Las patologías más comunes atendidas por los equipos sanitarios son laceraciones por caídas, afectaciones cutáneas por picaduras y dolencias en los pies. “La gran mayoría de migrantes atendidos son familias de haitianos que han vivido en los últimos años en Brasil o Chile. Muchos de ellos perdieron sus medios de vida por la crisis de la pandemia y se han visto obligados a desplazarse hacia el norte en búsqueda de oportunidades. No tienen otra alternativa para cruzar la frontera entre Colombia y Panamá y están forzados a hacerlo por la ruta más peligrosa, porque no pueden pagarse otros caminos menos expuesto”, añade Breuil.

A la atención médica se suman las consultas en salud mental, de gran necesidad después de las experiencias traumáticas que viven en la selva los migrantes: además de jornadas extenuantes en un camino de orografía peligrosa, con crecidas súbitas de ríos, de enormes pendientes y precipicios extremadamente difíciles de sortear, mencionan con frecuencia haber visto diversos cadáveres en la ruta e incluso personas heridas que se quedan en el camino, incapaces de continuar avanzando. Desde el inicio de las actividades hasta principios de octubre se realizaron 877 sesiones individuales de atención psicológica, y 3.475 personas participaron en sesiones grupales.

Según el departamento de Migración, este 2021 han ingresado a Panamá por la selva del Darién 121.737 migrantes. 29.604 solo en el mes de octubre. En solo diez meses de este año, han cruzado tantos migrantes como en los últimos 11 años juntos . “El tránsito libre y ordenado entre los dos países es la única opción sostenible que garantiza la protección a las personas”, dice Breuil, que recalca “desde MSF pedimos rutas seguras y que los gobiernos de la región protejan de la violencia a las familias de migrantes que han tenido que abandonar Haití o los países de residencia donde se encontraban a causa de la violencia, la crisis económica provocada por la pandemia del COVID-19 y las políticas que criminalizan a los migrantes”.