“Las necesidades más apremiantes están cubiertas. MSF no contempla una intervención a gran escala en Japón”

Eric Ouannes, director general de MSF Japón, explica la estrategia de respuesta de los equipos sobre el terreno, los principales problemas y necesidades encontrados y las perspectivas de futuro de una emergencia cuyas consecuencias a largo plazo son todavía imprevisibles.

MSF
18/03/2011

¿Cómo respondió MSF al terremoto?

Muy rápidamente, por lo menos eso es lo que intentamos. Lo que desde el principio buscamos fue formar un equipo muy pequeño, flexible, móvil y modular, para poder desplazarnos de un lugar a otro con rapidez, intentar cubrir la mayor distancia posible y visitar la mayor cantidad de centros de evacuación.

 

¿Cómo fue la respuesta nacional al terremoto y al tsunami?

La respuesta ha sido masiva. Las cifras no están muy claras, pero podríamos estar hablando de entre 80.000 y 250.000 personas sólo de las Fuerzas de Autodefensa, así como otros contingentes médicos de emergencia, incluidos grupos de ayuda internacionales y gubernamentales.

 

¿Cuáles son los principales problemas en los lugares que habéis visitado de la zona siniestrada?

De momento, en los 20 o 30 centros de evacuación diferentes que hemos visitado, los principales problemas detectados son de enfermedades crónicas entre los ancianos. Han tenido que interrumpir sus tratamientos, y nuestros médicos están estudiando volver a empezarlos para evitar que estas personas de edad avanzada empeoren. Otro problema son las comunicaciones, que han sido muy irregulares en los últimos cuatro días. Esta situación está mejorando,  aunque sigue siendo difícil. El transporte también es complicado: encontramos muchas carreteras cerradas y el combustible para nuestros vehículos escasea.

Los damnificados por el terremoto y el tsunami también se enfrentan al frío –las condiciones climáticas no son nada favorables estos días– y a la falta de alimentos, agua y artículos de primera necesidad, como mantas para proteger del frío a los grupos de población más vulnerables.

 

¿Qué enfermedades crónicas habéis encontrado en mayor medida?

Las enfermedades crónicas habituales en las personas mayores, como hipertensión, enfermedades cardiacas y diabetes. Como he dicho antes, estamos intentando reiniciar los tratamientos. También hemos visto casos de hipotermia y de deshidratación. Pero se trata de un número limitado de casos en relación al gran número de personas desplazadas o que han perdido sus hogares.

 

¿Prevé MSF una mayor implicación a largo plazo?

Todavía es demasiado pronto para saberlo. Lo que estamos contemplando es una ampliación del equipo, pero todavía no lo hemos decidido. Queremos estar más presentes en más lugares, con casi la total certeza de que tenemos que ir un poco más al norte de la zona donde ahora nos encontramos. Ahora estamos en el norte de la prefectura de Miyagi y estamos intentando llegar a la prefectura de Iwate para evaluar si allí las necesidades son parecidas o si hay algunas sin cubrir, para las que MSF pueda suponer un valor añadido. Una cosa está clara, y es que la creación de estos equipos móviles flexibles está respondiendo a las necesidades que identificamos al principio. Seguiremos con esta misma estrategia, quizá con más equipos, cubriendo más necesidades, pero sin duda no estamos contemplando una intervención a gran escala en Japón, con personal de MSF llegado de todo el mundo.

 

¿Por qué?

Primero porque hay un despliegue masivo de ayuda gubernamental y también de gobiernos extranjeros. No estamos ante una crisis humanitaria. No podemos calificar esta situación como tal, porque las necesidades más apremiantes están cubiertas. Hay hospitales que funcionan en la zona, un sistema de referencias que también funciona, hay medicamentos y hay médicos en la mayoría de los hospitales.

Obviamente, hay algunas lagunas, pero nada anormal en este tipo de situaciones y, considerando el alcance de las catástrofes –nótese que digo catástrofes en plural–, considerando pues el alcance de estas catástrofes, hay lagunas y aquí estamos para intentar llenarlas.

 

¿Qué hará MSF si eventualmente se produce un incidente nuclear de consideración o la situación en Fukushima empeora todavía más?

Evacuaremos a nuestros equipos. Así de simple. Estamos siguiendo la situación hora tras hora y cada uno de los miembros de nuestro equipo en el terreno va equipado con un radiómetro (detector de radiación). Cotejamos la información con varias agencias gubernamentales y no gubernamentales, y lo hacemos en muchos lugares distintos del mundo, no sólo en Tokio. Si alcanzamos un cierto nivel de radiación que podamos considerar alarmante, que pudiera ser prejudicial para nuestra salud o peligroso para nuestros equipos, los evacuaríamos de inmediato. Tenemos los medios para hacerlo rápidamente y ya hemos identificado las rutas de evacuación. Si se da el caso, eso es lo que haremos.

 

¿Contempla MSF tratar enfermedades causadas por la radiación?

De momento, no. No somos expertos en esto. Hemos movilizado a la red de MSF para recabar información al respecto. Entre las 25.000 o 30.000 personas que trabajan o han trabajado con MSF, las hay que tienen experiencia en este campo de la medicina y estamos viendo si podríamos aportar alguna respuesta en ámbitos concretos. Esto es más una responsabilidad del Gobierno japonés y, según los medios de comunicación, ya se están preparando para esta eventualidad.

 

¿MSF pedirá fondos para sus actividades en Japón?

Repito, como no sabemos realmente qué alcance tendrá esta intervención en las próximas semanas y meses, es algo pronto para decir nada al respecto. Obviamente, estamos discutiéndolo. Hemos visto que muchas organizaciones internacionales han hecho llamamientos de este tipo, aunque no están trabajando sobre el terreno. De momento MSF tiene fondos suficientes para cubrir las necesidades y sufragar las operaciones que ahora mismo estamos llevando a cabo. Si las cosas cambian, siempre podemos revisar nuestra posición a este respecto.

 

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