Las personas refugiadas afganas en Pakistán temen buscar atención médica

El miedo a ser arrestados y deportados impide que miles de refugiados afganos en Pakistán accedan a atención médica básica. Mujeres, hombres, menores y personas con enfermedades crónicas quedan desprotegidos, atrapados entre el riesgo de ser expulsados y la necesidad de recibir tratamiento.

15/07/2025

“Desde que se anunciaron las deportaciones, vivimos con una ansiedad constante”, dice un refugiado afgano y padre de dos niñas, mientras visita una de nuestras clínicas en Baluchistán, en Pakistán. Describe cómo el miedo se ha apoderado de las comunidades afganas refugiadas: “Evitamos salir por miedo a ser arrestados. Las familias tienen miedo de dormir por las noches, sin saber si habrá una redada. Los niños están traumatizados”, relata.

El gobierno de Pakistán comenzó una campaña de deportación de personas refugiadas afganas en noviembre de 2023. Aunque en un principio se dirigía solo a quienes no estaban registradas, la campaña ha pasado a afectar a toda la población refugiada afgana, sin importar su estatus. El gobierno ha anunciado ahora una suspensión en la deportación de aquellas personas con tarjetas de Prueba de Registro (Proof of Registration), cuya expulsión estaba prevista a partir del 1 de julio, pero esto no aliviará el temor de muchas personas afganas en Pakistán, especialmente quienes tienen otro tipo de estatus.

Nuestros equipos están presenciando cómo esta dura realidad está generando un clima de miedo entre las personas afganas refugiadas en Pakistán. Para muchas de ellas, la amenaza de ser deportadas convierte el acceso a atención médica esencial en una elección peligrosa. El impacto directo en la salud de las personas es alarmante.

No puedo ir a la clínica a recibir tratamiento porque me arrestarán y deportarán. Tengo que saltarme la cita”, contó un refugiado durante una llamada de uno de nuestros promotores de salud, quien estaba haciendo seguimiento a sus reiteradas ausencias a consultas médicas.

Según nuestros equipos en Baluchistán, muchos hombres tienen ahora demasiado miedo de ser hostigados o arrestados en los controles policiales como para acompañar a sus familiares mujeres a los centros de salud. Esto obliga a muchas mujeres afganas a elegir entre romper con la norma cultural profundamente arraigada que exige la compañía de un mahram (un familiar masculino), o, más comúnmente, renunciar por completo a recibir atención médica.

“Estamos profundamente preocupados por el bienestar de las personas afectadas por estas políticas de deportación”, afirma Xu Weibing, nuestro coordinador general en Pakistán. “Durante décadas, muchas de estas familias no han conocido otro hogar que no sea Pakistán. Ahora viven con un miedo constante”.

Los testimonios que hemos recogido de personas refugiadas afganas en Pakistán ilustran el trauma y la dureza que implican los retornos forzados. Cuando se deporta a alguien, en la práctica se le traslada de una situación desesperada a otra, a menudo separándoles de sus familias.

“Muchas personas que se ven forzadas a regresar a Afganistán pierden su sustento, su hogar y no tienen cubiertas sus necesidades médicas, incluidas aquellas con enfermedades no transmisibles que requieren tratamiento continuo”, señala Stephen MacKay, nuestro responsable de operaciones en Afganistán y Pakistán. “El sistema de salud afgano está crónicamente infra financiado, con pocos recursos, y ya está al límite debido a la disminución de la ayuda internacional. La llegada potencial de cientos de miles de personas más no hará sino aumentar la presión sobre el sistema”.

La ansiedad generalizada ante la amenaza de deportación también está generando un enorme sufrimiento psicológico en las comunidades.

No tenemos nada a lo que volver”, dice una mujer afgana que busca atención médica en una de nuestras instalaciones en Baluchistán. “Muchas personas que han regresado [a Afganistán] nos han dicho que allí ya no queda nada. No tengo familia allí, ni un lugar al que ir”.

La campaña de deportación ha obligado a más de un millón de personas a regresar a Afganistán desde noviembre de 2023, con más de 274.000 retornos solo en la primera mitad de este año.

MSF trabajamos en Pakistán desde 1986, brindando atención médica a personas afectadas por conflictos y desastres. Actualmente tenemos proyectos en las provincias de Khyber Pakhtunkhwa, Punjab, Baluchistán y Sindh, donde ofrecemos servicios que incluyen salud materno-infantil, apoyo nutricional y tratamiento de enfermedades infecciosas.