Los beneficiarios del proyecto (por Ainhoa Vivero Larraza)

MSF
14/08/2009

La enfermedad de kala azar (leishmaniasis visceral) afecta a las capas sociales más deprimidas económicamente. En el estado de Bihar, donde trabajamos, hay una estrecha relación entre castas bajas y pobreza. La mayoría de nuestros pacientes pertenecen a las castas inferiores, los dalits (los intocables). Hay 23 castas dalit en Bihar y los musahar ocupan la posición más baja, son los dalits de los dalits, una casta marginada y estigmatizada.

Viven en zonas apartadas en la área rural, en casas hechas de paja, compartiendo espacio con el ganado, vacas y búfalas (sólo la hembra de este bovino para abastecerse de su leche). No existe un sistema de drenaje de aguas fecales, ni existen letrinas. Es raro que una persona tenga más de una muda y el uso de calzado es escaso. Están a merced de temperaturas extremadamente altas en verano, bajas en invierno y lluvias torrenciales en la época del monzón. Mayoritariamente son campesinos que trabajan tierras que no les pertenecen. Ganan unas 50 rupias al día (0,70 céntimos de euro) y la gran mayoría están en deuda con el majan (prestamista) local, ya sea porque la cosecha fue mala, por la dote de una hija... El porcentaje de escolarización entre las castas inferiores es menor al 2%. También hay una diferencia entre niños y niñas, y ellas son las más afectadas. En estas comunidades, existe un alto grado de violencia doméstica y alcoholismo.

En el estado de Bihar hay dos millones de musahar y se estima que entre el 60 y 70% están afectados por el kala azar. Cuando empiezan los síntomas de la enfermedad, habitualmente fiebre, tardan de uno a seis meses en buscar ayuda médica. Debido a sus condiciones sociales es difícil perder un día de trabajo y necesitan tiempo para reunir parte del dinero. Hay una creencia bastante extendida de que son los espíritus malignos los que producen la fiebre. Por ese motivo pagan a una ojhas (curandera) para que haga ofrendas especiales a los dioses (pujas). El segundo paso, cuando este método fracasa, es acudir a los quack locales (practican medicina alopática, sin tener los suficientes conocimientos para ello). Éstos dan crédito a sus clientes haciéndoles más dependientes y vulnerables.

Aunque los hospitales públicos ofrecen visitas médicas económicamente asequibles, los pacientes musahar tienen que sufrir largas colas, abusos y vejaciones, por parte de los otros enfermos. Y a pesar de que pueden llegar a ser visitados, las exploraciones complementarias (RK39, biopsia bazo...) y el tratamiento de kala azar alcanza la desorbitante cifra de 1.000 rupias en el sistema público, y unas 10.000 rupias en el privado. Por ese motivo ellos son los mayores beneficiarios de nuestro proyecto de kala azar en Hajipur.

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