“Los refugiados somalíes en la frontera con Etiopia son, en su mayoría, mujeres y niños”

MSF ha atendido desde febrero de 2009 a más de 30.000 refugiados somalíes en Dolo Ado, en el distrito de Liben Zone, en la región somalí de Etiopía. La violencia y las intolerables condiciones de vida en Somalia les han llevado a emprender un viaje en circunstancias difíciles y precarias para cruzar la frontera.

MSF
29/07/2010

Tras su llegada al campo provisional para refugiados de Dolo Ado, donde reciben atención médica, son referidos a los campos de Boqolmayo y Malkadida, donde MSF les proporciona asistencia nutricional.

¿Por qué decidió MSF intervenir en esta región fronteriza?

En 2009 participamos en una evaluación en los campamentos de refugiados somalíes que reveló que el estado nutricional de los niños menores de cinco años era alarmante. Por ello, vimos la necesidad de intervenir y ayudar a la población desarrollando actividades de prevención, diagnóstico y tratamiento de la desnutrición. Desde los primeros meses de 2010 llevamos a cabo, junto con la organización gubernamental ARRA, varias actividades en centros nutricionales ambulatorios en los campos de Boqolmayo y Malkadida, a donde son trasladados los refugiados somalíes que han estado antes en el campo provisional de Dolo Ado y que han recibido allí asistencia médica de emergencia. En Dolo Ado instalamos un centro de salud donde ofrecemos atención ambulatoria a adultos y niños, pero también hacemos búsqueda activa de casos de malnutrición y vacunamos a la población infantil. Asimismo, damos apoyo al Centro de Salud -del cual se beneficia también la población residente de la zona, no sólo los refugiados- y referimos a los pacientes que lo necesitan a hospitales especializados.

¿Cuál es la razón por la que tantas personas huyen desde Somalia?

Algunas son víctimas directas o indirectas de la violencia, por ejemplo, han sido heridas, amenazadas o desplazadas, pero el número exacto de ellas es difícil de calcular. Otras abandonan el país por conflictos entre clanes, luchas de poder entre grupos extremistas, o huyen del lugar antes de que el conflicto les afecte directamente. También buscan refugio en Etiopía muchas mujeres temerosas de que algunos grupos armados que operan en la zona les prohíban trabajar, porque son ellas quienes procuran algo de sustento a la familia y mantienen a sus hijos, dado que han perdido a sus esposos como consecuencia de la guerra o algunos de ellos simplemente las han abandonado.

¿En qué condiciones huyen estas personas que buscan refugio en Etiopía?

La mayoría de los refugiados son mujeres y niños, prácticamente no hay apenas hombres. Han hecho un viaje de casi un día en condiciones muy precarias: sin comida ni abrigo suficientes, con sus poquísimas posesiones, para llegar a Dolo Ado. Otros llevan quizá semanas de camino, aunque no vengan de lejos, porque se encontraron con miembros de grupos armados que han intentado convencerlos de no dejar el país. Les dicen que si se van jamás podrán volver porque no se lo permitirán. Para evitar estas retenciones, muchos de ellos viajan de noche, lo cual es mucho más fácil, pero tienen miedo de ser vistos.

¿Cuál es la situación actual en los campos de refugiados?

En Dolo Ado el flujo de solicitantes de asilo depende totalmente de la situación en Somalia. Un día pueden llegar a este campo provisional 10 o 20 personas y otro pueden llegar 2.000 en una sola noche. La capacidad del campo de refugiados de Dolo Ado es de hasta 1.000 personas, por lo que cuando esa cifra se supera la gente es referida a los otros dos campos. Actualmente, en Boqolmayo hay cerca de 17.000 personas y en Malkadida, cerca de 15.000. El agua, las letrinas y las duchas son adaptadas constantemente -lo cual es un reto para las autoridades que gestionan los campos-  y las familias se ven obligadas a compartir las tiendas.

¿Qué enfermedades padecen cuando llegan al campo de refugiados?

Cuando llegan la mayor parte de las patologías están asociadas al viaje largo y a sus dificultades: diarrea, infecciones en la piel, debilidad por falta de comida y agua adecuadas, etcétera. Dentro de los campos de refugiados, las mayores causas de morbilidad están asociadas a las condiciones de vida al interior de ellos.

¿Por cuánto tiempo permanece la población refugiada en estos campos?

Algunos se van por las difíciles condiciones de vida en los campos o porque tienen familiares o amigos en la zona que pueden ayudarles. Otros simplemente quieren permanecer allí de manera transitoria, para estar cerca de la frontera con Somalia, pero no volver al sitio donde vivían, más al interior del país. Por ello, permanecen alrededor de Dolo Ado o Dolo Bay. En esta parte de la frontera con Etiopía hay una especie de garantía de seguridad que hace que prefieran quedarse allí, porque se sienten amparados por la creciente presencia del ejército etíope.

¿Qué actividades lleva a cabo MSF en la zona?

Iniciamos trabajando en el campo provisional hace más de un año e intentamos proveer cuidado a la salud de todos los refugiados que cruzan la frontera. Las actividades nutricionales se han llevado a cabo por más de seis meses.

Llevamos a cabo actividades médicas como consultas generales, vacunación contra el sarampión para niños menores de 15 años, hospitalización y atención ambulatoria. Queremos mejorar la respuesta primaria que actualmente ofrecemos a una atención de segundo nivel, fortalecer las referencias a otros hospitales para salvar más vidas, y ofrecer cuidado especializado.

Cuando hablas con los refugiados, te dicen que han huido a Etiopía porque quieren conseguir el sustento y vivir en paz. Mientras sus condiciones sean tan difíciles, esperamos poder seguir ayudándoles. Creemos que es necesario hacerlo mientras siga aumentando el número de personas que huyen.

Testimonios:

“Vengo de Bula Awah, cerca de la frontera con Kenya. Mi esposo fue retenido por un grupo armado hace tres meses, no sé si está vivo o no. Vivo allí con mi nieto. No quiero quedarme en Somalia, es muy peligroso. Estoy cansada de la guerra, no podemos vivir allí. Mi hija, la madre de mi nieto, se trasladó el año pasado al campo de refugiados de Boqolmayo. Quiero estar allí con ella y tener un poco de paz”.

“Vivo cerca de Bula Awah, mi esposo y yo somos campesinos. Tenemos seis hijos: el mayor se quedó en Somalia cuidando de su padre, que tiene una herida en la pierna y no puede viajar. No sé cuándo vendrán. Mis hijos y yo no queremos ir a Kenya, es muy peligroso: aquí no tenemos miedo de morir. Viajamos en burro hasta que los animales estaban agotados, fue entonces cuando caminamos hasta encontrar un coche que aceptó traernos a cambio de dinero”.