Madina (por Ainhoa Vivero Larraza)

MSF
02/11/2009

Madina sonríe a pesar de la dura carga que lleva a sus espaldas. Tiene 14 años, pero ya hace tiempo que dejó su infancia atrás. Nacida en el seno de un matrimonio arreglado, la madre sufre un trastorno mental y el padre es un luchador, muy trabajador, pero no ha tenido buenas oportunidades. Maksud, su padre, nos cuenta que es difícil conseguir un buen empleo. Actualmente, trabaja en la construcción y su sueldo es de 1.500 rupias al mes, unos 22 euros. Tenía 9 hijos, pero dos murieron cuando tenían 10 meses y 9 años, respectivamente. El menor, explica, estaba flacucho y casi no era capaz de sentarse solo, probablemente estaba severamente desnutrido, y la mayor murió en un accidente. No da más detalles y no preguntamos más.

Su padre se siente afortunado de que Madina esté en nuestras manos. Hace apenas un año, su hijo de 4 años llegó al hospital en pésimas condiciones. Según el doctor Gaurab, uno de los médicos de MSF, cuando llegó temieron por su vida, pero afortunadamente después de muchos cuidados, sobrevivió. Hoy en día está sano, nos cuenta. Tuve la oportunidad de conocerlo, está hecho un bicho.

Viven en Vaishali Dangah, no tienen hogar. Viven en la calle donde con bambú y algunos ladrillos han construido una pequeña choza. En ella, Madina vive con sus cuatro hermanos, a los que cuida porque es la mayor. Los otros dos hermanos viven con sus tíos, ayudándoles con el ganado. Maksud apenas sabe nada de ellos. Cuando le pregunto si sus hijos van a la escuela, me responde que dos de ellos sí, pero de manera muy irregular. Madina es como una madre para ellos. Ella cocina, arregla la choza y los atiende mientras su padre está fuera de casa. Su madre malvive con ellos, nunca recibió la atención médica que requería su trastorno.

Conocimos a Madina hace tres días. Llegó en un estado muy precario, estaba muy débil y necesitaba ayuda para caminar. Desde hacía más de dos meses tenía fiebre y había perdido peso. Su padre recordó que su otro hijo tenía los mismos síntomas y decidió venir. Cuando llegó tenía una anemia severa y estaba desnutrida. Después de múltiples tratamientos, Madina ya está recuperada.

Cuando le pregunto a Maksud por el futuro de sus hijos, me explica que sus planes son enviar a dos a trabajar como sirvientes a casa de gente rica, y a los otros dos al garaje mecánico, donde les dan cobijo, comida y un salario simbólico. Además, espera poder casar a Madina el próximo año.

Desea poder ofrecer a su familia una vivienda mejor, explica que es muy dura la época del monzón y el invierno. Se queja de la corrupción que existe entre el funcionariado. Existe un programa de ayudas para que los enfermos de kala azar puedan reconstruir su casa, pero lamentablemente para beneficiarse de esta ayuda primero hay que sobornar a los diferentes funcionarios y, para ello, tener dinero. El pez que se muerde la cola. Un retrato de una dura realidad que afecta a demasiadas personas en India.