MSF responde a un brote de Malaria en el norte de Burundi
Desde finales de 2009 y comienzos de 2010 el número de pacientes infectados de malaria se ha incrementado en Burundi, particularmente en las provincias de Kayanza, Ngozi y Karusi, lo que ha llevado a las autoridades del país a pedir ayuda a MSF para responder a esta emergencia.

Los equipos de MSF han desplegado una estrategia integral que pretende asegurar el tratamiento gratuito y adecuado a los pacientes, dando apoyo a los hospitales locales de Ngozi y Kayanza, detectar y tratar a los enfermos en los pueblos a través de clínicas móviles y distribuir mosquiteras para evitar nuevas infecciones.
En los hospitales de Ngozi y Kayanaza, MSF proporciona servicios de medicina interna, pediatría y salas de emergencia y les ha dotado de medicamentos y material médico. Con el objetivo de descongestionar las salas de éstos hospitales, MSF ha montado tiendas donde se da tratamiento a pacientes con casos complicados de malaria. También ha contribuido a la formación del personal sanitario local y reforzado los equipos existentes. Como parte de la estrategia de intervención, otro equipo de MSF evalúa la situación en la provincia de Karusi.
La Unidad Pediátrica recibe especial atención, dado que los niños son especialmente vulnerables a la malaria. Es el caso de Claudine, de 9 años, quien fue conducida al Centro de Salud local por su madre tan pronto como empezó a mostrar síntomas de la enfermedad. Desafortunadamente, Claudine no pudo tolerar el tratamiento recibido y vomitaba sistemáticamente su medicina. Su estado empezó a deteriorarse y entró en semi-coma, por lo que su madre la llevó inmediatamente al hospital de Kayanza, donde fue ingresada.
Atención en clínicas móviles
MSF cuenta con 16 clínicas móviles que visitan tres veces por semana la población que vive aislada al interior de las colinas y que, de no ser así, no contaría con cobertura médica. Lepeta tiene 65 años y vive sola en la colina de Rukago. Ha tenido malaria tres veces desde navidad y tuvo fiebre durante unos 10 días. Dado que no podía permitirse ningún tratamiento, permaneció en casa hasta que su hijo la condujo a la clínica móvil de MSF en su bicicleta. Los equipos de MSF la remitieron inmediatamente al hospital de Kayanza. Lepeta padecía una forma grave de la enfermedad, por lo que durante su traslado cayó en coma. Ahora está fuera de peligro y se recupera satisfactoriamente. Como a ella, las clínicas móviles ya han examinado a más de 32.000 personas de las que más de un 70% había contraído la malaria. En todos los casos los pacientes son examinados gratuitamente, cualquiera que sea el tratamiento que requieran, y trasladados al hospital de la provincia en caso de que su estado sea grave.
Distribución de mosquiteras
Los mosquitos transmisores de la malaria están activos sobre todo en la noche, por lo que dormir bajo una mosquitera ofrece una importante protección contra la enfermedad. Como parte de la estrategia desplegada en Burundi, MSF ha distribuido 36.000 mosquiteras y desarrolla actividades de sensibilización para que la población conozca el uso adecuado de las mismas y se evite de este modo una propagación aún mayor.
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