No más violencia sexual
Destroza la vida de millones de personas en todo el mundo: puede ocurrir en cualquier sociedad en cualquier momento pero, a menudo, aumenta en conflictos y desplazamientos. Trabajamos para sanar las heridas de los abusos.

La violencia sexual y de género (VSG) es una emergencia médica.
Luchamos y trabajamos para poner a disposición de las y los supervivientes de violencia sexual la atención integral de la salud en todos nuestros proyectos, sin importar su edad o género.

La violencia sexual destroza la vida de millones de personas en todo el mundo. Puede ocurrir en cualquier sociedad en cualquier momento, pero a menudo aumenta en situaciones inestables, como en conflictos armados.
La violencia sexual estigma y es compleja; tiene consecuencias duraderas y puede causar riesgos tanto para la salud física como para la psicológica.
En 2019, Médicos Sin Fronteras brindamos atención médica a 28.800 supervivientes de violencia sexual.
¿Qué es la violencia sexual y de género?
La violencia sexual y de género (VSG) abarca muchos actos diferentes de violencia contra mujeres, niñas, niños y hombres, que van desde la violación hasta la mutilación genital.
En los conflictos, la violación se utiliza a menudo como arma o como recompensa para los soldados. La violación y otras formas de abuso sexual también se utilizan como medio de tortura o, en algunos casos, como una estrategia para propagar el VIH/sida dentro de una comunidad.

Consecuencias médicas
La violencia sexual y de género puede tener una amplia variedad de consecuencias médicas que afectan la salud física y reproductiva. Las lesiones físicas pueden variar desde heridas por arma blanca, fracturas y sangrado hasta fístulas vaginales.
Las personas que sufren abusos sexuales también son más susceptibles a las infecciones de transmisión sexual (ITS), como el VIH. Es más probable que estas se transmitan por relaciones sexuales forzadas, ya que los desgarros vaginales o anales proporcionan una entrada para el virus.
Otra consecuencia médica pueden ser los embarazos no deseados. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las mujeres que han sufrido violencia sexual tienen el doble de probabilidades de sufrir un aborto. Los abortos realizados en condiciones inseguras a menudo tienen más consecuencias para la salud reproductiva.

Consecuencias psicológicas
Las y los supervivientes de violencia sexual a menudo sufren efectos psicológicos graves y variados.
Es común que una persona se sienta culpable y piense que el incidente podría haberse evitado. La pérdida de control y confianza también puede afectar la capacidad de una o un superviviente para entablar relaciones con los demás.
Estos sentimientos suelen ir acompañados de afecciones clínicas como depresión, trastorno de estrés postraumático y ansiedad.
La salud mental de alguien que ha sufrido violencia sexual puede deteriorarse aún más por la estigmatización. En algunas culturas, las parejas y los miembros de la familia rechazan a los supervivientes, y algunas comunidades incluso humillan a las personas que han sido violadas.
