Norte de Siria: cuando llega el frío, el infierno es aún peor

El crudo invierno amenaza otra vez en el norte del país, donde más de dos millones de personas desplazadas -en su mayoría mujeres, niñas y niños- malviven en campos deplorables. Las tiendas con goteras, las calles llenas de barro y las temperaturas bajo cero, junto a un acceso limitado a refugio, saneamiento, alimentos, agua y atención sanitaria, empeoran aún más la situación.

MSF
25/11/2021

Hace dos años que Ahmad Mahmud Merhi y su familia huyeron de los bombardeos en el noroeste de Siria en busca de seguridad para sus cinco hijos, pero se vieron atrapados en una tienda de campaña que carece de las condiciones de vida más básicas y sin ninguna solución de futuro a corto plazo. “Hace dos años que mi familia y yo vivimos aquí, en esta tienda de campaña. Aquí comemos, dormimos, nos lavamos y cocinamos: aquí lo hacemos todo”, explica. Ahmad teme la llegada de otro duro invierno en el campo de personas desplazadas. “Hemos pasado por un infierno durante el verano, por el calor, pero el invierno no será mejor”.

El invierno amenaza de nuevo en el noroeste de Siria, donde más de dos millones de personas —en su mayoría mujeres, niñas y niños— aún siguen estando desplazadas en el interior del país. Las duras condiciones de vida en los campos y el acceso limitado a refugio básico, saneamiento, alimentos, agua y atención sanitaria empeoran aún más la situación durante el invierno. Las tiendas con goteras, las calles llenas de barro y las temperaturas bajo cero contribuyen a deteriorar aún más la salud física y mental de las personas y las condiciones de vida en general.

“Los campos situados en zonas de montaña están especialmente expuestos a los fuertes vientos y a las lluvias torrenciales durante el invierno”, explica Ousama Joukhadar, nuestro responsable de logística. “Como todos los años, las tiendas necesitan aislamiento para protegerse de la lluvia y evitar las filtraciones. Los campos situados en zonas bajas están menos expuestos al viento, pero también suelen sufrir graves daños por las inundaciones”, añade.

Para mitigar las consecuencias del frío invierno que padecen las personas desplazadas, nuestros equipos están llevando a cabo actividades de preparación para el invierno, entre las que se incluye la distribución de kits de ropa de abrigo y mantas a unas 3.000 familias de 18 campos. Además, aproximadamente 3.900 familias se han beneficiado también de la instalación de suelo dentro de las tiendas, así como cubiertas aislantes y aislamiento térmico para hacer frente a las inundaciones y las temperaturas extremadamente frías. Seguiremos llevando a cabo actividades similares durante todo el invierno, incluido el drenaje de aguas superficiales en los campos.

Las actividades de preparación para el invierno suelen empezar demasiado tarde en el noroeste de Siria, cuando el invierno ya ha llegado, y el principal motivo es la falta de financiación. “Este año, hemos trabajado incansablemente para llevar a cabo estas actividades justo antes de que empiece el invierno crudo”, explica Yasser Kamaledin, jefe de misión de MSF en Siria. “Queríamos que las personas de los campos estuvieran preparadas lo mejor posible desde el principio del invierno. Esta es una de las actividades más valoradas por la población de los campos por el impacto inmediato que tiene en su vida cotidiana. El tiempo es un factor clave para esta intervención porque, si se hace en pleno invierno, ya es demasiado tarde”.

Cada año, somos testigo del impacto directo del invierno sobre la salud a través de nuestras actividades en los campos. Las personas que viven en ellos se enfrentan a la posibilidad de sufrir enfermedades respiratorias, enfermedades transmitidas por el agua y congelamiento, así como complicaciones relacionadas con la inhalación de humo y quemaduras debido a métodos de calefacción inadecuados y al combustible que se almacena en las tiendas. Por ejemplo, hemos observado un aumento de un 30 % en las enfermedades respiratorias entre el otoño de 2019 y el invierno de 2019-2020 —incluso antes de la llegada de la COVID-19— en los campos de Deir Hassan, en el noroeste de Siria. Además, las enfermedades respiratorias figuran constantemente entre las tres enfermedades principales que se registran en nuestras instalaciones en el noroeste, especialmente durante el invierno.

También hemos movilizado equipos dedicados a la promoción de la salud para difundir información sobre las enfermedades estacionales más comunes, evaluar las necesidades de salud de la población e informar sobre los servicios de nuestras clínicas móviles. “Hoy ha sido solo una muestra de la realidad cotidiana para las personas desplazadas. Hacía mucho frío”, dice Shatha Folfola, nuestro responsable de promoción de la salud, tras dirigir una sesión de promoción de la salud durante la distribución de kits para el invierno en un campo. “Todo el mundo tenía frío y aún estamos en el mes de noviembre. La gente venía a recoger los kits y se iba inmediatamente. Vimos que las niñas y los niños llevaban ropa ligera. Tenían los labios y las manos morados. Ni siquiera llevaban zapatos”.

Los hijos de Ahmad están sufriendo situaciones similares. “La salud de mi hijo empeora cuando bajan las temperaturas”, dice. “Siempre tiene dolores de estómago y resfriados. Y mi otro hijo tiene 40 grados de fiebre. Le salieron erupciones en la boca, las manos y las piernas por la fiebre. Pero no podemos pagar los gastos de una visita médica”.

Si bien las necesidades humanitarias son cada vez mayores debido al prolongado conflicto en Siria, los fondos para responder a estas necesidades están disminuyendo drásticamente. La ONU calcula que se necesitan 210 millones de dólares para cubrir las necesidades esenciales de más de tres millones de personas, incluidas la población siria y las personas desplazadas dentro del país, en el noroeste del país durante el invierno. Sin embargo, a día de hoy solo se dispone del 23 % de los fondos.

“Es muy probable que mientras haya campos en el noroeste de Siria, las necesidades sigan siendo las mismas cada año”, añade Joukhadar. “MSF no tiene la capacidad para responder eficazmente a todas las necesidades crecientes en los campos, especialmente durante el invierno. Es necesario acelerar la asignación de fondos y la puesta en marcha de las actividades de preparación para el invierno lo antes posible para garantizar la supervivencia de la población que vive en los campos del noroeste de Siria”.