"Nunca habíamos visto una capacidad de aguante y una fortaleza interior tan remarcables"
Médicos Sin Fronteras (MSF) presta asistencia en la ciudad libia de Misrata, asediada y convertida en uno de los principales campos de batalla entre las fuerzas del gobierno y los insurgentes. El coordinador de emergencias de MSF, Alan Lefebvre, habla sobre la situación en el terreno.

¿Qué está haciendo actualmente MSF en Misrata?
En este momento hay 20 trabajadores de MSF en el terreno trabajando junto al personal sanitario libio. Un equipo compuesto por cirujanos, anestesistas y paramédicos se ocupa de las necesidades quirúrgicas en dos estructuras de salud. También trabajamos en la maternidad. Por ahora sólo disponemos de 30 camas para casos ginecológicos, obstétricos pediátricos y neonatales. Estamos trabajando duro para duplicar la capacidad de esta maternidad, la única que hay en la ciudad. Cada día asistimos una media de 15 partos, incluidas cesáreas, en colaboración con el personal libio. Los otros centros a los que las mujeres podían ir a dar a luz han sido destruidos o están cerrados. Otra actividad importante es el apoyo de salud mental para el personal médico libio en las estructuras donde trabajamos. También estamos formando a algunos psicólogos libios para dar asistencia la comunidad.
¿Qué heridas veis como resultado del conflicto?
Hace unas cuantas semanas veíamos heridas a causa de los intensos combates en el centro de la ciudad, donde había francotiradores que disparaban a la gente de forma indiscriminada. Hace una semana, el puerto fue objeto de intensos bombardeos que cayeron sobre grupos de inmigrantes que esperaban a ser evacuados y recibimos bastantes muertos. Un hombre perdió a su hermano, a su hermana y a dos hijos muy pequeños. Su esposa resultó gravemente herida por la metralla de un proyectil y hubo que amputar el miembro herido. Esta mañana he visto a algunos pacientes con heridas de bala en la pierna. Si de nuevo hay bombardeos indiscriminados sobre la ciudad, recibiremos principalmente muertos y personas con heridas de metralla o heridas internas.
¿Cuáles son las necesidades en materia de salud mental?
La mayoría de trabajadores sanitarios libios han estado trabajando contrarreloj desde el inicio del conflicto, y están física y mentalmente agotados. También hay niños muy pequeños, de apenas 2 o 3 años, que tienen miedo de morir al día siguiente. Se enfrentan a cosas a las que un niño nunca debería enfrentarse.
¿Pueden las estructuras médicas de Misrata soportar la presión?
Los médicos libios de esta ciudad han hecho un trabajo sorprendente. La capacidad está mejorando, aunque todavía queda mucho por hacer. Las estructuras médicas disponibles para urgencias no están adaptadas para recibir una afluencia masiva de heridos.
¿Llegan suficientes suministros médicos?
Estamos trabajando para tener una mejor idea del stock general de medicamentos disponible en la ciudad. MSF ha suministrado más de 25 toneladas de equipamiento y medicamentos, y esperamos recibir más. Para nosotros supone todo un esfuerzo logístico. Si mañana el puerto no está abierto para recibir un cargamento humanitario, los stocks se verán afectados.
¿Cómo es la situación de seguridad en la ciudad?
Cambia a diario. Estamos trabajando en la denominada “zona segura”, que en realidad no es segura porque muchas partes de la ciudad están dentro del área de alcance de los bombardeos. Es una experiencia extraña oír la caída de las bombas todo el tiempo. De vez en cuando, hay bombardeos indiscriminados sobre la ciudad. Debemos tener unas normas de seguridad muy estrictas. En los últimos días los bombardeos se han reducido un poco. Esta mañana he podido escuchar el trino de los pájaros, cosa que no ocurría antes. Los enfrentamientos se han desplazado, alejándose de la ciudad, aunque todavía no es un lugar seguro.
¿Cómo es la vida para la gente de a pie?
Ni yo ni ninguno de mis colegas habíamos visto antes una capacidad de aguante y una fortaleza interior tan remarcables. Existe un fuerte sentimiento de solidaridad entre las personas. La propia población ha puesto en marcha mecanismos y estructuras de apoyo, suministros, etc. La gente tiene que racionar la comida, por lo que existe un mecanismo para evitar la inflación de los precios de los alimentos. La comunidad ha creado un sistema de distribución de agua en camiones cisterna a zonas donde no hay agua corriente. Pero su vida diaria no es para nada normal. Todos desean que termine el conflicto y poder volver a reanudar su vida normal.