Exigimos también a los Estados miembros que no incentiven devoluciones forzosas de migrantes, refugiados y solicitantes de asilo a ese país.

Durante el fin de semana del 16 y 17 de marzo, nuestro equipo a bordo del buque de rescate Geo Barents fue testigo de dos violentos incidentes protagonizados por la Guardia Costera libia, financiada por la Unión Europea (UE), que pusieron deliberadamente en peligro la vida de cientos de personas que trataban de cruzar el Mediterráneo central hacia Europa. Hacemos un llamamiento a la UE y a sus Estados miembros para que suspenda inmediatamente el apoyo financiero y material a la Guardia Costera libia y dejen de incentivar las devoluciones forzosas de personas a Libia.
"Cegados por el único objetivo de impedir las llegadas a las costas europeas, la UE y sus Estados miembros están respaldando activamente las violentas devoluciones en caliente a Libia y perpetuando el trato atroz y los abusos contra migrantes y refugiados en ese país", afirma Juan Matías Gil, el coordinador de nuestras operaciones de rescate en el Mediterráneo central.
El viernes 15 de marzo de 2024, nuestro equipo fue testigo de una devolución en caliente por parte de la Guardia Costera libia. Ocurrió en aguas internacionales, claramente fuera del área de responsabilidad de los guardacostas libios, en la región maltesa de búsqueda y rescate (SAR). A pesar de que comunicamos que nuestros equipos estaban preparados para prestar asistencia y llevar a las personas a un lugar seguro, las autoridades maltesas y Frontex (Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas) se coordinaron con una patrullera de la Guardia Costera libia -donada por Italia- para interceptar y devolver por la fuerza a más de 100 personas a Libia.
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Esta imagen capta el angustioso momento en que una embarcación abarrotada volcó la noche del 16 de marzo. Afortunadamente, nuestro equipo consiguió sacar a las 45 personas sanas y salvas del agua. © Simone Boccaccio
Mientras tanto, otra embarcación de fibra de vidrio con 75 personas a bordo se encontraba a la deriva a unas 50 millas náuticas de distancia, en apuros y haciendo aguas. A pesar de que las autoridades libias fueron alertadas de la situación hacia el mediodía y dijeron repetidamente que una patrullera estaba en camino, pasaron 10 horas sin que la Guardia Costera libia pusiera en marcha ninguna operación de rescate.
"Cuando llegamos al lugar, la situación era crítica. El barco ya se estaba hundiendo. La gente estaba aterrorizada", dice Virginia Mielgo, nuestra coordinadora a bordo del Geo Barents. "Entonces, el barco volcó y unas 45 personas cayeron al agua. Afortunadamente, ya habíamos distribuido chalecos salvavidas a todo el mundo y evacuado a los niños, algunos de menos de 3 años. Era cuestión de minutos que la situación hubiera podido dar un giro trágico".
"Estuvimos un día y medio en el mar sin comida ni agua. Al cabo de unas horas, el motor dejó de funcionar y empezó a entrar agua en el barco. En poco tiempo se llenó. En algún momento la gente empezó a levantarse y a moverse. El barco perdió el equilibrio y volcó. Pensé que era el último día de nuestras vidas", contó Abdalle, de 22 años, a nuestros equipos.
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Un bebé, entre los rescatados la noche del 16 de marzo. © Simone Boccaccio
Otro de los supervivientes, Idriss, de 40 años, relató "íbamos a la deriva, el agua empezó a entrar en el barco. La gente estaba asustada, todos estábamos desesperados. Yo sé nadar, no estaba tan asustado, pero al mirar a mi alrededor y ver a todos esos niños y personas que no saben nadar pensé: 'Espero que no nos caigamos al agua'".
Inacción de la UE
Los sucesos del fin de semana son otra clara demostración de la falta de capacidad y operaciones de búsqueda y rescate en el Mediterráneo central y, en última instancia, del total desprecio por las vidas humanas por parte de la UE y sus Estados miembros.
Desde 2017, la UE e Italia han gastado al menos 59 millones de euros en suministrar y formar a la Guardia Costera libia para detener las llegadas a Europa. En lugar de invertir en una capacidad proactiva de búsqueda y rescate y de coordinarse con los buques de rescate de las ONG para llevar a las personas a un lugar seguro, la UE ha optado deliberadamente por facilitar las devoluciones forzosas a Libia, donde estas personas se enfrentan a violencia física y sexual, trabajos forzados y extorsión.
"¿Durante cuánto tiempo seguirán los dirigentes de la UE alimentando activamente horribles abusos de los derechos humanos en sus fronteras?", se pregunta Gil. "La UE y sus Estados miembros no solo deben poner fin inmediatamente a todo apoyo a la Guardia Costera libia, sino que también deben investigar la responsabilidad de sus Estados costeros, en este caso Malta, y de Frontex en las expulsiones ilegales que se producen casi a diario en el Mediterráneo central, haciéndolos así cómplices de graves violaciones de los derechos humanos".
* InfoMigrants, 8 de febrero de 2023: Italy hands over patrol boat to Libyan government
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Personas de la embarcación abarrotada que volcó la noche del 16 de marzo nadan hacia una de las lanchas de rescate del Geo Barents. Por suerte, nuestro equipo consiguió sacar a las 45 personas sanas y salvas del agua. © Simone Boccaccio
Tres rescates en un día
El sábado 16 de marzo de 2024, nuestro equipo llevó a cabo tres operaciones de rescate diferentes en el Mediterráneo central.
Por la tarde, tras un primer rescate de 28 personas de una embarcación de fibra de vidrio, rescató a 146 personas en apuros en una embarcación de madera, durante la cual los guardacostas libios interfirieron peligrosamente y retrasaron la finalización de la operación de rescate.
Más tarde, esa misma noche, se rescató a 75 personas de otra embarcación de fibra de vidrio que volcó, sumergiendo a unas 45 personas en el agua.
Un total de 249 personas, entre ellas muchos niños y niñas, se encuentran actualmente a bordo del Geo Barents que se dirige hacia Marina di Carrara, en el norte de Italia, para desembarcar a todos los supervivientes y ponerlos a salvo.