Proteger el último reducto de humanidad

“Han pasado cinco años. Han cambiado pocas cosas. Seguimos presenciando, sufriendo y denunciando ataques atroces. Proteger la atención médica y a quienes la prestan en las más difíciles circunstancias es una responsabilidad colectiva” denuncia en este editorial nuestra directora general, Marta Cañas.

MSF
04/05/2021

Por Marta Cañas, directora general de MSF España
 

Hoy, me gustaría hablar del imperativo de proteger al personal de salud.

El 3 de mayo de 2016, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó la Resolución 2286, que condena los ataques contra las instalaciones médicas, su personal y los pacientes y reafirma su protección en situaciones de conflicto. Existe un marco legal que todos los países deben cumplir. Médicos Sin Fronteras, que había presenciado, sufrido y denunciado ataques de esta índole, contribuyó al borrador de esta resolución.

Han pasado cinco años. Han cambiado pocas cosas. Seguimos presenciando, sufriendo y denunciando ataques atroces. En lo que va de año, en Mali, uno de nuestros compañeros ha muerto en un ataque y otro asalto contra una ambulancia que atendía una urgencia acabó con la muerte del paciente al que trasladábamos; disparos y explosivos han alcanzado varias de nuestras instalaciones en República Centroafricana; nuestros pacientes y equipos en Puerto Príncipe (Haití) quedaron atrapados bajo el fuego cruzado de las bandas; y en Camerún fue tiroteada una de nuestras ambulancias y resultaron heridos el enfermero y el conductor.

 

Este de Alepo: hospital destruido por un ataque aéreo. Siria, 2016.

Ya en mayo de 2020, con la atención mundial centrada en la COVID-19, 16 mujeres, dos niños, una matrona de MSF y seis personas más murieron en el monstruoso ataque contra nuestra maternidad de Dashte Barchi, en Kabul, la capital afgana. Aquello nos trajo a la memoria el bombardeo que destruyó el hospital de Kunduz y mató a 42 personas.

Es doloroso escribir sobre estos hechos. Es una realidad cruel. Un servicio humano tan básico como la atención médica es atacado deliberada e impunemente. La salud no solo está amenazada por eso que copa los titulares, el coronavirus. Sí, debemos presionar para que el personal sanitario tenga acceso a la vacuna, pero también debemos defender incansablemente que no puede ser atacado bajo ninguna circunstancia. Proteger la atención médica y a quienes la prestan en las más difíciles circunstancias es una responsabilidad colectiva.