Proteger el último reducto de humanidad
“Han pasado cinco años. Han cambiado pocas cosas. Seguimos presenciando, sufriendo y denunciando ataques atroces. Proteger la atención médica y a quienes la prestan en las más difíciles circunstancias es una responsabilidad colectiva” denuncia en este editorial nuestra directora general, Marta Cañas.

Por Marta Cañas, directora general de MSF España
Hoy, me gustaría hablar del imperativo de proteger al personal de salud.
El 3 de mayo de 2016, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó la Resolución 2286, que condena los ataques contra las instalaciones médicas, su personal y los pacientes y reafirma su protección en situaciones de conflicto. Existe un marco legal que todos los países deben cumplir. Médicos Sin Fronteras, que había presenciado, sufrido y denunciado ataques de esta índole, contribuyó al borrador de esta resolución.
Han pasado cinco años. Han cambiado pocas cosas. Seguimos presenciando, sufriendo y denunciando ataques atroces. En lo que va de año, en Mali, uno de nuestros compañeros ha muerto en un ataque y otro asalto contra una ambulancia que atendía una urgencia acabó con la muerte del paciente al que trasladábamos; disparos y explosivos han alcanzado varias de nuestras instalaciones en República Centroafricana; nuestros pacientes y equipos en Puerto Príncipe (Haití) quedaron atrapados bajo el fuego cruzado de las bandas; y en Camerún fue tiroteada una de nuestras ambulancias y resultaron heridos el enfermero y el conductor.

Ya en mayo de 2020, con la atención mundial centrada en la COVID-19, 16 mujeres, dos niños, una matrona de MSF y seis personas más murieron en el monstruoso ataque contra nuestra maternidad de Dashte Barchi, en Kabul, la capital afgana. Aquello nos trajo a la memoria el bombardeo que destruyó el hospital de Kunduz y mató a 42 personas.
Es doloroso escribir sobre estos hechos. Es una realidad cruel. Un servicio humano tan básico como la atención médica es atacado deliberada e impunemente. La salud no solo está amenazada por eso que copa los titulares, el coronavirus. Sí, debemos presionar para que el personal sanitario tenga acceso a la vacuna, pero también debemos defender incansablemente que no puede ser atacado bajo ninguna circunstancia. Proteger la atención médica y a quienes la prestan en las más difíciles circunstancias es una responsabilidad colectiva.