RCA: MSF amplía su respuesta a emergencias
Médicos Sin Fronteras (MSF) ha ampliado su capacidad para responder a las emergencias en la República Centroafricana (RCA) con la creación de equipos móviles que se suman a los ya dispuestos en la zona entre Batangafo y Bouca (nordeste del país) y Bossangoa (zona centro).

Estos equipos móviles están preparados para responder a la erupción de nuevas olas de violencia y, por lo tanto, evaluar de forma rápida las necesidades de la población, bien sea porque se han refugiado en los pueblos, bien porque se han refugiado en los bosques. Rosa Crestani, coordinadora de emergencias, habla sobre la respuesta a la violencia que se desató en Bouar el mes pasado.
¿Qué es lo que hacen los equipos de emergencia de MSF?
El objetivo de los equipos móviles es reforzar la capacidad de respuesta a tiempo a emergencias. La voluntad es la de llegar lo antes posible a las áreas allá donde ha habido un episodio de violencia, para evaluar las necesidades y actuar sobre ellas de forma inmediata. Cuanto antes se llega, mayor es el impacto y alcance de la respuesta y por lo tanto la posibilidad de reducir el número de muertes.
Tenemos que estabilizar a los heridos lo antes posible y organizar un sistema de referencia a los hospitales con capacidad quirúrgica. Para los desplazados, que muchas veces lo han perdido todo en su huida, tenemos que distribuir productos que cubran necesidades básicas. Este tipo de intervención puede ir desde la simple distribución de jabón (para aquellos que aún tienen ciertas posesiones) a la distribución de “paquetes familiares” para la gente cuyas casas han sido incendiadas.
Finalmente, los equipos de emergencia móviles tienen capacidad para facilitar atención médica básica, lo que es de gran importancia para atajar enfermedades como la malaria, que es la enfermedad con mayor mortalidad en RCA. Pero también vemos muchas infecciones respiratorias y problemas de piel, debido a las insalubres condiciones de vida de la gente desplazada.
¿Cómo intervino MSF en Bouar?
Fuimos informados de que había enfrentamientos en Bouar, en la zona occidental del país. Eso fue el 26 de octubre. En cuanto llegamos, comenzamos a tratar heridos, dieciséis de ellos. Algunos, por bala, otros por fracturas y traumas. De estos últimos, muchos niños, por tropezar y caerse en la huida de los combates. En algunos casos, como se habían hecho curas antes de que llegáramos tuvimos que volver a tratarlos y en algunos casos requirieron intervención quirúrgica. Nueve pacientes fueron evacuados y trasladados al hospital de Paoua (también operado por MSF). En la República Centroafricana, el personal sanitario apenas tiene experiencia en el tratamiento de traumas por bala.
En Bouar, los desplazados se concentraron en dos lugares: unas seis mil personas en la parroquia de San Lorenzo y unos 1400 en la de San José. El equipo de MSF llevó a cabó consultas y distribuyó artículos de básica necesidad. Al cabo de un tiempo la tensión se fue disipando y la gente comenzó a regresar a sus casas. Los equipos se concentraron en la gente que se había refugiado en los campos y bosques. Condujeron a través de poblaciones quemadas. La gente estaba aterrorizada y cada vez que escuchaban un coche huían para evitar encuentros con hombres armados. En total, en dos semanas de intervención se llevaron a cabo 2000 consultas.
¿Y ahora?
El 16 de noviembre, dos equipos móviles salieron hacia el sudoeste del país, en concreto hacia Mbaiki y Yaloké, donde se temía que habría gente recién desplazada. Ahora están evaluando la situación. Si es necesario, intervendrán. Los equipos son efectivos si están debidamente informados de la ocurrencia de violencia y de si pueden llegar a los sitios de forma urgente. Pero no pueden cubrir todas las necesidades existentes. La salud es una cosa, pero la gente también necesita agua limpia, alimentos y protección. Y en eso, se ha avanzado muy poco, la gente continúa refugiada en los bosques semana tras semana sin recibir ningún tipo de ayuda. Las ONG en general y las agencias de la UN, no se han movilizado adecuadamente y no están capacidades para dar la respuesta necesaria en casos de emergencias.
MSF trabaja en RCA desde 1996 y opera siete proyectos regulares en cinco de las siete provincias. Trabaja en siete hospitales y en más de 40 centros de salud. Tras la rebelión de la coalición opositora Séléka, que dio un golpe de Estado que defenestró en abril al presidente François Bozizé y que ha sumido al país en el caos y la violencia, MSF ha abierto tres proyectos de emergencia y se plantea abrir más centros de salud en el futuro próximo. En 2012 se llevaron a cabo 600.000 consultas.