RDC: una carretera abierta en la provincia Katanga

En el sureste de República Democrática del Congo (RDC), miles de personas han huido en repetidas ocasiones de una violencia que no cesa. Ahora todo está tranquilo entorno a la aldea de Shamwana en la provincia de Katanga.

MSF
02/10/2006

Esperando que la paz continúe en la República Democrática del Congo
"La gente empieza a regresar al lugar donde se encontraban sus hogares e intenta hacerse un espacio”, explica Ineke Swaans, coordinadora de terreno de MSF que acaba de regresar del sureste de RDC.

Miles de personas en esta parte del país han huido en repetidas ocasiones de una violencia que no cesa entre el Ejército del Gobierno y los rebeldes. Muchas de ellas estuvieron cautivas en el bosque durante años a manos de los mai-mai. Luego cuando empezó la ofensiva militar en noviembre de 2005, los soldados volvieron a hacerse con el control de la zona y continuaron confinando a gran parte de la estas personas allí durante meses, el resto lograron escapar. Todo este tiempo vivieron en chozas abiertas hechas con hierbas sin ningún tipo de servicio. El pasado mes de mayo, MSF abrió un proyecto en la aldea de Shamwana.

“Los soldados se han ido y muchas personas han regresado a sus aldeas”, explica Swaans. “Regresan para no encontrar nada: todo ha sido destruido y necesita ser reconstruido. Junto con la comunidad, hemos restaurado los puentes y mejorado las condiciones de los caminos limpiando la maleza que los cubría por completo. Pero sus casas han sido destruidas y a menudo todo lo que queda son los cimientos. Sólo podrán empezar a fabricar ladrillos dentro de seis meses, cuando acabe la estación de lluvias. Por lo tanto de momento se han limitado a construir refugios con unas cuantas piedras, reforzando las paredes y los techos con hierba y ramas que les protegen de las lluvias”.

El coro de la Iglesia
Además de las personas cautivas en el bosque también han regresado a sus hogares los congoleños que habían huido a Dubie y más al Norte. "Poco a poco, la gente reanuda su vida y empieza a trabajar sus tierras. Pero les robaron sus herramientas y no disponen de semillas. Hace poco se abrió un pequeño mercado: a finales de julio apareció el primer puesto y cuatro semanas más tarde ya había unos 10. Durante la semana la gente acude a los ensayos del coro que darán como resultado los cantos más hermosos el domingo. Como no queda ningún edificio en pie, todo tiene lugar al aire libre".

Necesidades acuciantes
"MSF proporciona atención médica y nuestros equipos ya han abordado muchas de las necesidades más acuciantes. Trabajamos en cuatro puestos de salud en Shamwana y sus alrededores. Principalmente tratamos a personas con malaria, gusanos e infecciones respiratorias. Hemos efectuado una primera ronda de vacunaciones contra el sarampión, pero como el flujo de recién llegados es constante, tendremos que llevar a cabo otra ronda muy pronto. Como la higiene es muy importante, hemos instalado zonas de lavado y vamos a cavar letrinas. También pretendemos perforar un pozo para asegurar el acceso de la población a agua más limpia y distribuiremos mosquiteras y jabón la semana que viene".

Resistencia
"Son muchas las personas traumatizadas. Todas ellas han experimentado situaciones de violencia. Mi impresión es que estas personas no tienen voz ni se les escucha. Necesitan que les ayuden a que su voz sea escuchada. No se ha realizado ninguna campaña de vacunación en esta zona desde hace por lo menos cinco o 10 años. Toda una generación ha carecido de educación. Hombres, mujeres y niños han sido víctimas de abusos. Durante años han estado sometidos a una violenta represión y ello ha afectado su resistencia. Pero a pesar de todo están reconstruyendo sus vidas. Están haciendo todo lo que pueden".

Motivo de esperanza
"Katanga era conocida como la provincia donde se cultivaban cacahuetes. Solía haber mucho tráfico de camiones que se dirigían a la zona para cargar cacahuetes. Cuando llegó el primer camión de MSF con material de construcción y medicamentos, fue un momento muy especial. ¡Toda una fiesta! ¡La carretera está abierta! La gente esta harta de guerra y de violencia. Esperan fervientemente que la paz sea duradera. El hecho que MSF esté aquí significa mucho para ellos. Es un motivo de esperanza”.