"Se calcula que este año en Níger, 350.000 niños padecerán desnutrición aguda"
Arnaud Ghizzi acaba de regresar de Níger donde ha sido coordinador general durante un mes. Con su encuesta bajo el brazo*, se entrevistó con el conjunto de actores de la ayuda en el campo de la nutrición. Su objetivo: convencerles de mantener la movilización de 2006

¿Qué postura te has encontrado por parte de los actores de la ayuda?
Para el Gobierno nigerino, las agencias de Naciones Unidas y los donantes, el año 2007 es un año de salida de la crisis: la mejora de la producción agrícola en el país y el descenso de las cifras relativas a la desnutrición corroboran esta visión. El optimismo de los discursos orienta las políticas de la ayuda hacia la financiación de la prevención de la desnutrición. El peligro radica en que esto se haga en detrimento de la atención directa a los niños desnutridos. Los fondos atribuidos a la lucha contra la desnutrición aguda en Níger ya comienzan a reducirse. Así, ECHO ha reducido su aportación de 12 millones de euros en 2006 a siete u ocho en 2007, haciendo especial énfasis en la prevención y la integración de los programas nutricionales en los centros de salud nacionales.
Me parece preocupante ver como las organizaciones poco a poco de desligan de la atención directa de la desnutrición aguda, integrando las actividades asistenciales a los centros de salud y concentrándose en actividades de prevención.
¿Por qué te inquieta si las cifras relativas a la desnutrición han disminuido y las cosechas parecen buenas?
El descenso de la prevalencia de la desnutrición aguda está muy relacionado con la eficacia de la red de seguridad establecida en 2005. No es realista integrar la atención de millares de niños desnutridos en centros que no están preparados para ello ni en materia de recursos humanos ni en materia de formación, logística o presupuesto. Aunque el periodo epidémico empezó a finales de mayo, principios de junio, todavía no se ha recibido el apoyo financiero de las ONG. La puesta en marcha de proyectos será sin duda tardía y su apoyo limitado a la formación, al aprovisionamiento y a la supervisión de esta atención. ¿Con qué personal? ¿Con qué cualificaciones? En caso de sobrecarga de los centros de nutrición, ¿qué solución va a adoptarse? ¿Con qué medios? Todas las preguntas de momento quedan en suspense.
Del diagnóstico de la crisis depende la puesta en marcha de actividades preventivas. Así pues, de las tres grandes causas anticipadas (inseguridad alimentaria, problemas de acceso a la atención sanitaria y razones socioculturales), los interlocutores se refugian esencialmente tras esta última. La desnutrición en Níger sería la consecuencia de la ignorancia de las madres, de una mala higiene y de creencias perniciosas… Este discurso resulta peligroso porque responsabiliza de la crisis a las poblaciones más pobres, y por lo tanto exime de toda responsabilidad a los que deben garantizar una alimentación suficiente y sana en Níger (es decir, el Gobierno y la comunidad internacional a través de los financiadores y la ONU).
Aunque sin lugar a dudas ciertas prácticas de lactancia y destete pueden mejorarse, éstas no explican para nada las variaciones estacionales o interanuales de las tasas de desnutrición. ¿Por qué se produjo un pico de desnutrición en 2005? ¿Acaso las madres de repente decidieron cambiar las prácticas dando solamente un pecho a mamar en lugar de dos? ¿O quizá se pusieron en huelga y decidieron no lavarse las manos como protesta? Estas teorías tampoco explican por qué este pico corresponde con un agotamiento de las reservas de alimentos y olvidan que lo que distingue el año 2005 de los otros años es la subida en picado del precio del mijo.
La cortina de humo proyectada sobre el diagnóstico de la situación alimentaria y nutricional evita tener que reflexionar seriamente sobre la cuestión de las políticas de desarrollo que se han implementado hasta la fecha, y cuyo fracaso no puede imputarse a supuestas malas madres. La opinión decididamente positiva acerca de la situación por parte de las contrapartes del Gobierno (opinión calificada de “ficción diplomática” por un diplomático…) podría hacer que se subestimase la magnitud del problema. Las causas económicas y políticas de la inseguridad alimentaria nunca se abordan directamente, como si no existiesen o como si fuesen marginales. No obstante, entre bastidores, a los especuladores que incrementaron los precios del mijo en 2005, se les llama “los creadores de hambre”.
El acceso a la atención fue presentado por algunos como uno de los pilares de la lucha contra la desnutrición. ¿Que hay de ello hoy en día?
En el caso de la desnutrición, el problema del acceso a la atención no tiene tanto que ver con la prevención sino más bien con la detección y el tratamiento. El acceso a la atención sanitaria es el mismo durante todo el año, no basta para explicar el pico de desnutrición, ni del sarampión, ni de la tos ferina, ni tan siquiera del paludismo que es concomitante al periodo de escasez (hunger gap). Ciertamente, no se trata de decir que el estado de salud de los niños no tiene un impacto en su situación nutricional. Pero no es vacunando a los niños como podremos prevenir la desnutrición.
Además, la mayoría de los niños desnutridos no padecen patologías específicas (se estima que el 65% presentan casos severos sin complicaciones y el 35% con complicaciones). Hay que intentar pues salir del prisma médico de nuestra intervención. Cuando tenemos miles de niños desnutridos en nuestros centros, es nuestra responsabilidad asegurarnos de que todas las causas de la desnutrición, las médicas y las no médicas, se consideran y tratan.
¿Cuáles son pues las perspectivas?
A pesar de los discursos positivos, el PAM y UNICEF estiman que este año, 350.000 niños padecerán desnutrición aguda, es decir cerca del 15% de la población menor de cinco años. Una serie de interlocutores sostiene que no hubo crisis en 2005 sino una reacción emocional y mediática a un problema estructural y recurrente. Esta insinuación está plagada de fatalismo... Desde 2005, se sabe que cada año hay decenas de miles de niños desnutridos en Níger. Recordemos además que la población nigerina ha creado nombres para calificar el año 2005: waza kagueyawa (“¿a quién explicas (tus problemas)?”), dicho de otro modo: “¿por qué me explicas tus problemas si yo ya tengo los míos?” o Maïguilachi (“el de las gafas”) para designar al presidente de Níger. Y así como ocurrió con otros años de crisis como 1984 (El Bohari) o 1997 (El Baré), el año 2005 lleva por nombre un nombre de crisis. Eso parece habérseles escapado a las elites...
* Mantener la movilización de la ayuda en la región de Zinder
En noviembre de 2006 una encuesta realizada por la sección suiza de MSF revelaba que la situación socioeconómica de las familias continuaba siendo muy preMantener la movilización de la ayuda en la región de Zindercaria. La proporción de familias muy vulnerables ha aumentado. Las lluvias tardías en cientos de zonas han reducido mucho e incluso destruido totalmente algunos cultivos. El déficit de cereales no podrá compensarse con la compra de alimentos debido a las malas cosechas. Las familias se han endeudado todavía más.
MSF ha entrevistado a algunos actores de la ayuda para pedirles que mantengan la ayuda en al región de Zinder, pues si hoy todas las redes de seguridad establecidas por los diferentes actores de la ayuda en 2006 no se mantienen o refuerzan en la región de Zinder, la situación nutricional de muchísimas familias corre el riesgo de deteriorarse con gran rapidez.