Sentimientos encontrados en Lankien, Sudán del Sur (por Arjan Hehenkamp, Director General de MSF Holanda)

No había vuelto por aquí desde hacía 10 años. La última vez que visité Lankien era coordinador general de Médicos Sin Fronteras en el sur de Sudán, y este lugar no era más que un pequeño pueblecito de unos 6.000 habitantes. Por aquel entonces, MSF proporcionaba tratamiento a miles de pacientes de tuberculosis y de kala azar, y esta árida región era parte de Sudán, un solo país que estaba inmerso en una sangrienta guerra civil entre el norte y el sur. En este tiempo, la población de Lankien ha crecido muchísimo, y hoy en día supera ampliamente las 40.000 personas. Nuestro proyecto también ha crecido, y el pequeño centro de salud en el que trabajábamos ha pasado a convertirse en un hospital regional al que llega gente de todas partes y en el que se hacen operaciones quirúrgicas.
La independencia de Sudán del Sur, obtenida en las urnas hace tan sólo dos años y medio, no trajo consigo la tan ansiada paz. El país está actualmente sumido en una terrible lucha política que ha llevado a sus ciudadanos a una guerra brutal. Miles de personas han perdido la vida en las últimas semanas y cientos de miles más han tenido que abandonar sus hogares de manera apresurada y sin poder llevarse prácticamente nada con ellos. La situación es sin duda crítica.
Dentro de esta espiral de violencia, Lankien está situada en lo que podría denominarse el ojo del huracán, pues es aquí, en el estado de Jonglei, donde se producen la mayor parte de los enfrentamientos. Además, la violencia en Bor y Malakal, localidades pertenecientes al vecino estado del Alto Nilo, ha hecho que miles de personas acudan aquí en busca de atención médica y de seguridad.
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