Septicemia: jueves (por Veronica Ades, ginecóloga en Sudán del Sur)
12/07/2012

Jueves. A lo largo del día compruebo repetidamente el estado de la paciente, que cada vez parece estar peor. Su frecuencia cardíaca se dispara por encima de 150 y su respiración es extremadamente rápida: da bocanadas con cada breve aliento, a pesar de que la saturación con el oxígeno suplementario es buena.
Me doy cuenta de que, probablemente, va a morir. Comienzo a preparar a la familia para que se hagan a la idea. Les digo, con la ayuda de un enfermero que habla dinka, que vamos a hacer todo lo posible, pero que probablemente se va a morir. Lo entienden. Su padre dice: “ahora está en manos de Dios”.
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