SIDA: estudios de MSF demuestran que los tratamientos gratuitos tienen tasas más elevadas de éxito
En Nigeria, como en otros países donde MSF trata el VIH/SIDA, la mayoría de pacientes vive en una situación de pobreza extrema. Pero muchos gobiernos y algunas organizaciones médicas internacionales les exigen el pago de tarifas para acceder al tratamiento

La investigación que MSF ha llevado a cabo en Lagos (Nigeria) ha demostrado que la mejoría de los pacientes obligados a pagar por su tratamiento era menos probable que la de aquellos que lo recibían de forma gratuita. Hasta julio de 2006, en la clínica de atención integral de VIH/SIDA de MSF había 1.284 pacientes en tratamiento antirretroviral (ARV), de los que un 18% ya había estado recibiendo tratamiento a través de programas basados en el sistema de tarifas (user fees), donde tenían que costearse los medicamentos y los controles de laboratorio.
El estudio reveló que los ingresos medios mensuales de los pacientes que acudían a la clínica de VIH eran inferiores a la tarifa que tenían que pagar por la terapia antirretroviral cada mes. No es de sorprender, pues, que un 90% de los pacientes reportase haber tenido graves problemas económicos debido al coste de la misma. Casi tres cuartas partes de ellos se vieron obligados a interrumpir el tratamiento y/o compartir dosis antes de entrar en el programa de MSF. Una vez registrados en la clínica de MSF, estos pacientes ganaron menos peso y mostraron recuentos inferiores de linfocitos CD4. El número de pacientes que experimentaba un descenso de linfocitos CD4 era cinco veces superior en pacientes que habían sido sometidos anteriormente a tratamiento. Además, debían hacer frente a un riesgo considerablemente mayor de fracaso virológico. En uno de cada cinco pacientes no se consiguió contener el virus, lo que supone un índice dos veces más alto que el de los pacientes que iniciaron el tratamiento en el programa de atención gratuita de MSF. Por lo tanto, muchos de los pacientes “veteranos” tuvieron que cambiar a medicamentos de segunda línea.
MSF realizó un estudio parecido que reveló tendencias comparables en Kenia y en la República Democrática del Congo (RDC). Para los pacientes, las user fees constituyen una barrera enorme para la adherencia al tratamiento, lo que en la mayoría de ocasiones conlleva más problemas de salud y, potencialmente, una muerte prematura. Desde una perspectiva de salud pública, un sistema de tarifas inasequibles es garantía de interrupción del tratamiento, contribuye a que se compartan medicamentos y finalmente provoca el desarrollo de cepas virales resistentes. Hoy, los medicamentos de segunda línea pueden costar hasta 28 veces más que las combinaciones de primera línea. Considerando los ínfimos presupuestos destinados a sanidad pública en la mayoría de países en desarrollo, las user fees parecen no tener ningún sentido porque, a largo plazo, podrían propiciar un aumento del coste del tratamiento.