“En Sirte han quedado 10.000 personas atrapadas por los combates”
El pasado 13 de octubre, el doctor Gabriele Rossi, coordinador de emergencia de Médicos Sin Fronteras (MSF), nos describía la situación en la ciudad de Sirte. La falta de agua y electricidad limita seriamente la atención en los hospitales. En el norte de la ciudad, miles de personas están atrapadas sin poder salir de sus casas.

Estamos en el hospital Ibn Sina, el principal hospital de la ciudad de Sirte. Llevamos aquí tres días. Hoy hemos escuchado más disparos que ayer, hay mucho ruido y la artillería pesada no deja de sonar. Los enfrentamientos siguen en el norte de la ciudad, y desde aquí podemos ver muchos combatientes que se dirigen hacia la línea del frente, con municiones, vehículos armados e incluso tanques.
En las zonas de Sirte por las que hemos transitado no hay ni un civil: todas las casas están destruidas y vacías. Antes del conflicto había 100.000 personas en Sirte, pero en las últimas tres o cuatro semanas, la mayoría de la población ha huido a otras partes de Libia. Se estima que aquí, en el norte de la ciudad, todavía hay unas 10.000 personas que han quedado atrapadas por los enfrentamientos, sin agua ni electricidad.
En el hospital tenemos electricidad gracias a un generador, pero hasta hoy no hemos tenido agua. El ambiente es de extrema tensión. Hay unos 50 pacientes ingresados, todos con traumatismos, fracturas o quemaduras, y todos necesitan cirugía. La mayoría de ellos son jóvenes adultos, pero también tenemos algunas mujeres y niños que han resultado heridos en los enfrentamientos.
En los últimos días, los pacientes no han podido recibir atención médica debido a la escasez de médicos y a la falta de agua. Sin agua es imposible practicar cualquier tipo de intervención quirúrgica. Las heridas de algunos pacientes están realmente mal y tan infectadas que requieren desbridamiento quirúrgico urgente. Gracias al suministro de 50.000 litros de agua por parte de MSF y otras organizaciones, ahora tenemos agua corriente en el hospital.
Apoyo al hospital Ibn Sina
El hospital Ibn Sina está muy dañado, con signos de intensos combates. Todos los pacientes están en la planta baja, mientras que en el primer piso y en el sótano hay unas 50 personas más que se refugian de la violencia en espera de poder salir.
Pero el hospital no es un lugar seguro. Ayer y hoy muchos combatientes han entrado en el hospital con armas, cacheando a los pacientes y buscando no sabemos a quién. Es muy importante que los hospitales, el personal médico y las ambulancias puedan dispensar ayuda de forma libre y segura. Para nuestro equipo, de momento no es seguro quedarse aquí por la noche, por lo que cada día viajamos dos horas para regresar a nuestra base en Misrata.
El comportamiento del personal médico del hospital ha sido extraordinario, yo diría que realmente heroico. En las últimas semanas, ha habido unos cinco médicos libios trabajando aquí, y de 25 a 30 enfermeras, muchas de India y Bangladesh. El personal ha trabajado durante los momentos más críticos estas últimas semanas, expuesto directamente a la violencia. Han trabajado bajo los bombardeos y las amenazas de los partidarios de Gadafi, ordenándoles que atendieran a sus soldados. Ahora están exhaustos y necesitan todo el apoyo que puedan conseguir.
Afortunadamente, la situación del personal es mejor ahora, puesto que acaban de llegar ocho médicos de Trípoli, incluidos cirujanos y anestesistas y cuatro enfermeras más, y la situación se está normalizando. El equipo de MSF está formado por tres médicos, dos enfermeras y un psicólogo, y acaban de incorporarse dos enfermeras más y dos psicólogos.
Salud mental y suministros médicos
Las necesidades en materia de salud mental son enormes. Por lo menos 15 de los 50 pacientes ingresados, todos ellos con traumatismos, también padecen estrés postraumático y necesitan ayuda psicológica inmediata. Tienen pesadillas, flashbacks y depresión. Algunos ni siquiera pueden hablar, solo lloran, y unos de los pacientes presenta tendencias suicidas. Todos los pacientes, particularmente las madres y los niños, necesitan apoyo para soportar el peso de todo lo que les ha ocurrido.
Cuando llegamos por primera vez, escaseaban los medicamentos. La primera entrega que hicimos contenía calmantes, antibióticos para heridas infectadas y medicamentos para enfermedades crónicas. La farmacia es caótica, pero por lo menos ahora está bien abastecida.
Todo el personal está muy comprometido con mejorar las condiciones en el hospital y así hacerlo operativo. En Sirte hay unas 10.000 personas atrapadas por los enfrentamientos, algunas de ellas heridas, que no pueden salir de sus casas. Si la situación se calma en los próximos días, la gente podrá acceder al hospital y se admitirán muchos más pacientes. Por esto es tan importante tenerlo todo listo in situ, el personal, los medicamentos, la electricidad y el agua.
MSF trabaja en Libia desde el 25 de febrero y actualmente opera en Bani Walid, Misrata, Sirte, Trípoli, Yefren y Zintan. Para asegurar la independencia de su labor médica, la organización depende únicamente de donaciones privadas para financiar sus actividades en Libia y no acepta fondos de ningún gobierno, agencia financiadora o ningún grupo con filiaciones políticas o militares.