A todos los que sufren con nosotros el medio millón de muertes por COVID-19 en Brasil

En Brasil, ya hemos perdido a más de 500.000 personas por el coronavirus. Pese a todo, estamos lejos de ver una respuesta efectiva contra el coronavirus por parte de las autoridades brasileñas. Nuestra compañera Renata escribe estas emotivas líneas sobre lo que está viviendo en el país.

MSF
29/06/2021

Por Renata Santos, Médicos Sin Fronteras Brasil

Afrontar la muerte de un ser querido es devastador y me identifico contigo si te ha pasado. En Brasil, ya hemos perdido a más de 500.000 personas por el coronavirus. Medio MILLÓN. Madres y padres, hermanos y hermanas, hijos e hijas, amigos y parejas, y todas ellas son muertes insoportables.

Todos hemos sufrido una gran pérdida a título individual, pero también es una catástrofe colectiva que ha hecho que el país entero esté sumido en un duelo permanente, con el sistema sanitario cada vez más cerca del colapso. Pese a todo, estamos lejos de ver una respuesta efectiva, centralizada y coordinada contra el coronavirus por parte de las autoridades brasileñas.

Como organización humanitaria, tenemos la obligación de condenar esta indignante y peligrosa despreocupación. Como organización médica, es nuestro deber señalar que muchas de estas muertes eran evitables. Algunas autoridades se niegan tajantemente a adoptar medidas de salud pública respaldadas por la ciencia, como mantener la distancia interpersonal y utilizar mascarilla aunque te hayan vacunado o hayas superado la enfermedad.

La falta de medidas preventivas ha ocasionado muertes prematuras y un mayor riesgo de surgimiento de variantes del virus más transmisibles y letales. En Brasil, donde solamente una pequeña parte de la población está vacunada con la pauta completa, el coronavirus sigue infectando y matando a miles de personas a diario.

Mientras somos testigos del sufrimiento de los brasileños que han perdido a algún ser querido y del de los sanitarios, que están exhaustos y saturados por el impacto psicológico y emocional de sus pobres condiciones de trabajo, estamos viendo un auge de desinformación circulando por comunidades de todo el país, retroalimentando esta espiral de enfermedad y muerte.

Es escandaloso que buena parte de esa desinformación la estén difundiendo quienes tienen la responsabilidad de protegernos. Es inaceptable que, pese a las más de 500.000 muertes, siga habiendo altos cargos del Gobierno fomentando tratamientos inapropiados ajenos a toda evidencia científica y negándose a adoptar medidas preventivas. A estas alturas, seguir actuando así es inhumano.

 

El personal de MSF y del sistema de salud municipal llega a una comunidad en el lago Mirini.

Aun a riesgo de reiterar lo obvio, es necesario recordar que Brasil se encuentra en un estado crítico, con altas tasas de contagios y un ritmo de vacunación insuficiente. El rechazo de medidas como llevar la mascarilla solo va a conseguir que mantengamos una incidencia alta que provocará más hospitalizaciones y más muertes.

El impacto de la pandemia es mayor para las personas más expuestas, las más vulnerables y las que tienen menos recursos, y esto está evidenciando otra cruel realidad: las desigualdades históricas de acceso a la sanidad en nuestro país.

Múltiples estudios publicados desde el inicio de la pandemia demuestran que la pandemia ha golpeado con mayor severidad a las comunidades negras e indígenas, así como a los migrantes y a los refugiados.

Por desgracia, el coronavirus sigue lejos de estar bajo control. Las vidas de nuestros padres, hijos, hermanos, amigos y demás seres queridos seguirán en peligro. Ahora mismo, pese a la fatiga, la ansiedad y las ganas de que todo termine lo antes posible, debemos seguir fuertes y unidos. Por favor, protegeos a vosotros y a vuestros seres queridos.
 

Artículo originalmente publicado en el Huffington Post.