Vacuna de la COVID-19: no solo importa la efectividad, sino también el precio

Tras anunciar que su vacuna de la COVID-19 es un 94,5% eficaz, la farmacéutica Moderna debería venderla a precio de coste y compartir de manera transparente la información detallada sobre investigación, desarrollo y fabricación, ya que se ha financiado con dinero público. No hay lucro que valga.

MSF
17/11/2020
Las vacunas contra la COVID-19 deben ser un bien público global

La corporación farmacéutica Moderna anunció el lunes 16 de noviembre que los datos preliminares del ensayo de fase 3 que prueba una posible vacuna contra el COVID-19 sugieren que la vacuna tiene una efectividad del 94,5%.

Si bien este es un paso prometedor, un comunicado de prensa de Moderna no es suficiente para obtener conclusiones concretas. Se necesita la total transparencia de los datos y análisis de los ensayos clínicos antes de poder alcanzar conclusiones sobre la eficacia y utilidad de la vacuna.

Al comprender que se anticipan a la escasez de suministro, las corporaciones farmacéuticas no deben crear barreras artificiales adicionales para aumentar el abastecimiento al impedir que otros fabricantes competentes elaboren sus productos, en caso de que las vacunas resulten seguras y efectivas. Además de cumplir con su compromiso anterior de no aplicar sus patentes, Moderna debe compartir toda la propiedad intelectual, incluida la tecnología, los datos y el conocimiento necesario, para que otros fabricantes puedan también producir estas vacunas que podrían salvar vidas.

Declaración de Miriam Alía, referente de Vacunación de Médicos Sin Fronteras:

“El mundo está esperando con impaciencia los resultados positivos de los ensayos clínicos de la vacuna contra el COVID-19 con la esperanza de tener una herramienta que ayude a controlar esta pandemia. Sin embargo, su eventual aprobación significa muy poco si no se distribuyen de manera equitativa a personas de todo el mundo y a un precio de coste que sea totalmente transparente.

La capacidad del público para evaluar un precio asequible requiere transparencia. Moderna debe comprometerse a publicar un desglose detallado del precio, así como todos los costes asociados con el desarrollo de su vacuna candidata.

Si Moderna abre sus libros, el público puede ver por sí mismo si los precios que se cobran son realmente justos y accesibles. Hay que tener en cuenta que la investigación, el desarrollo y la fabricación de la vacuna de Moderna se han compensado casi en su totalidad con contribuciones públicas, con casi 2.500 millones dólares (2.100 millones de euros) del gobierno de EE. UU.

Pero, sin transparencia, los contribuyentes no pueden hacer que Moderna rinda cuentas durante estos tiempos sin precedentes. Moderna debería vender esta vacuna a precio de coste y no buscar lucrar con una vacuna que ha sido predominantemente financiada por el público.

Se estima que casi el 80% de las dosis iniciales proyectadas de la vacuna de Moderna ya están reservadas en acuerdos bilaterales no transparentes con países de altos ingresos, incluido EE. UU. Lo que deja una cantidad insuficiente de vacunas para los países en desarrollo y contextos humanitarios afectados por crisis, mientras que el suministro sigue siendo escaso.


Mantener las futuras vacunas como un lujo solo accesible para los ricos no es la manera correcta de vencer a este virus, ni cómo vamos a salvar vidas. Si se demuestra que es segura y eficaz, Moderna, y todas las empresas farmacéuticas, deberían distribuir los suministros iniciales de vacunas de manera equitativa en todo el mundo, de acuerdo con los criterios de salud pública descritos por la Organización Mundial de la Salud (OMS)”.