El valor de las cosas (por Luke Chapman, médico de MSF en India)

Los contrastes son frecuentes en Biraul. Personas realmente pobres se sientan codo con codo con personas… ligeramente menos pobres. Niños nerviosos y flacos siguen a padres obesos. Los modernos SUV pelean por un espacio precioso en la carretera con los carros tirados por caballos y los rickshaws. A pocas puertas de la tienda de televisores de alta definición se venden patatas agusanadas. El mes pasado llegó la ‘Temporada de Festivales’, en la que algunos de estos contrastes se hacen incluso más evidentes si cabe.
El Durga Puja es uno de los mayores festivales y dura diez días, durante los cuales los caminos de barro bordeados de excrementos que rodean nuestra oficina se han convertido en caminos de barro bordeados de puestos, banderolas, tenderetes e incluso un par de tiovivos. Llamativos colores adornan obligatoriamente cualquier superficie habida y por haber, y esto incluye al confiado ganado.
Las tiendas que venden víveres, frutas y verduras se han visto complementadas por un gran número de puestos que venden bisutería barata, juguetes de plástico, incienso y mil y una cosas más generalmente consideradas no comestibles. A través del milagro del comercio, todo Biraul se enriquece un poco, y con el dinero viene el desarrollo. Pero de camino al trabajo por la mañana, sabiendo que vas a ver a tantos niños desnutridos, sigue pareciéndome extraño atravesar tanto tenderete donde no se vende nada de comer.
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