Cómo voy a contar la vieja historia de un país tan nuevo (por Javier Sancho, comunicación MSF)

Historias. Necesito historias – me dice N. con la urgencia de quienes preparan un magacín de radio.
-Tengo esta – le digo, sacando unos apuntes -. Una mujer embarazada de nueve meses, junto a su madre y tres de sus hijos cruzan la frontera desde Sudán hacia el país más joven de la tierra, Sudán del Sur, en busca de refugio. Vienen de las montañas de Nuba. Seis días de camino extenuante. Cansados. Con miedo por los enfrentamientos que tienen lugar cerca de donde viven. Tampoco pudieron cultivar nada. Y el hambre da más miedo todavía.
-Sí – dice N. mirando el reloj. Parece calcular los segundos que llevo hablando, como si estuviéramos al aire en el estudio y no en una cafetería de Barcelona. Me pongo nervioso y continúo.
-Uno de los tres hijos, el que tenía cuatro años, murió en el camino. ¿Cansancio?, ¿hambre? No sé. La mujer sólo dice “murió en el camino”, ¿entiendes? Y al llegar, dio a luz al otro hijo bajo una lona de plástico. Pero ahora está en el centro de salud del campo de refugiados porque el pequeño tiene fiebre, diarreas…
-Basta. No sigas. No me digas que también se va a morir.
-No. Este no. Esta vez no. Pero con las lluvias, el campo se vuelve un pantano, y la comida escasea. Todo es muy complicado en Sudán del Sur. Cuesta muchísimo llevar ayuda humanitaria.
-Vale. Pero también es difícil contar esto a través de terceras personas. Y aún más en una radio.
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