Migrantes en México: palabras al vuelo en el albergue La 72

Las historias de los migrantes y refugiados que llegan al albergue La 72, en Tenosique, describen la violencia que miles de personas sufren al cruzar por México. Cada vez más familias enteras llegan aquí tras escapar a la fuerza de Honduras, Guatemala y El Salvador.

MSF
28/06/2018

La gran mayoría de los migrantes que vemos en los albergues de migrantes en los que trabajamos en México son hombres de entre 15 y 40 años procedentes de Honduras, Salvador y Guatemala. Recientemente, hemos visto un aumento notable de alrededor del 20% en mujeres, niños, menores no acompañados y familias completas.

La historias que aquí siguen son unas de las otras tantas que hemos escuchado en el albergue La 72, en Tenosique. Sus palabras, al vuelo, no pueden ser olvidadas. Merecen 

Alexi, 42 años. "Tengo dos hijos mayores, me casé por obligación, aunque sí quise a mi mujer. Fui abusado físicamente por mi familia en Honduras. Mis tíos me torturaron cuando se supo que soy homosexual, todavía tengo secuelas físicas y psicológicas. Solo quiero vivir libremente en un país seguro.

María Guadalupe. 33 años, hondureña. Tiene tres hijos. Una de las pandillas amenazó con reclutar a su hijo de 14 años. Fue violada en México.

Santiago. 43 años. "En mi país, Honduras, ahora mismo hay mucha violencia en la calle por las maras, pero también del gobierno que está en contra de la gente. No hay trabajo, no se puede salir ni a comprar, ni a hacer nada. Hay demasiada violencia".

David, 61 años. "Toda la vida agricultor, las maras han hecho imposible continuar con mi cultivo de café, me lo han robado dos años seguidos. He llegado a esta edad cuidando mucho de no hacerle daño a nadie y no voy a empezar ahora, aunque tenía un arma en casa. Mejor me aparto. Espero poder quedarme en México y montar un pequeño negocio".

Andy, 29 años. Esposa y dos hijos en Honduras. "Llevo ocho años intentando entrar en EE. UU. Desde Laredo, caminé por el desierto tres días, sin agua ni comida. Espero reunirme con mi familia y encontrar trabajo en México. No quiero volver a ser deportado. Nos tratan como deshechos humanos".

Magda, 26 años. "Salí huyendo de mi marido, que me golpeaba y me violaba y por eso fue a la cárcel. Pero desde la cárcel me llegaban amenazas contra mí y mis hijos. Por eso salí. Yo me ganaba la vida en Honduras, vendía golosinas. El salió de la cárcel de repente. Hasta las abogadas de allí me recomendaron huir".

José Sabino Paz. 26 años. Huyendo de Honduras, fue brutalmente apaleado en México D.F. Denuncia la falta de ayuda por parte de las autoridades mexicanas. Trabaja en la construcción.

Eugenia. 23 años. "Soy de Honduras y tengo un niño y una niña. Voy al Norte, quiero ser algo más en la vida. Llevo un parche anti-Mexico, un anticonceptivo que cubre tres meses. En México les pasan cosas a las mujeres. Da un poquito de miedo, pero voy con un grupo de compatriotas".

Anónimo, 31 años. Portavoz de un grupo de cuatro hombres jóvenes. "Veníamos caminando, vimos pasar a dos en una moto, eso era en la mañana. No los volvimos a ver. Caminamos todo el día y nos metimos en una iglesia a dormir. Llegaron los de la moto. Con machetes y una pistola. Nos golpearon con el machete plano, en el lomo, en las piernas, en la cabeza, por eso le están cosiendo el corte ahora al compadre. Nos tiraron los zapatos, nos quitaron el dinero y nos amenazaron, 'no vayan a contar nada”.