Diffa, Níger: logramos prevenir la propagación de la hepatitis E

Reducimos la tasa de mortalidad de la enfermedad gracias a una búsqueda activa de casos, un trabajo con voluntarios a nivel comunitario, un protocolo médico y un diagnóstico más rápido.

MSF
07/11/2017

Desde que a principios de 2017 empezamos a detectar y tratar casos de hepatitis E en la región de Diffa, en el sureste del país, hemos reducido considerablemente la propagación de la enfermedad. También desde que el ministerio de Salud declaró oficialmente el brote de esta enfermedad a mediados del pasado abril. 

La hepatitis E comparte síntomas con otras afecciones más comunes y normalmente no tiene consecuencias graves pero, cuando afecta a mujeres embarazadas, las probabilidades de ser mortal son muy elevadas.

Una combinación de una búsqueda activa de casos, el trabajo con voluntarios a nivel comunitario, un protocolo médico y un diagnóstico más rápido nos ha permitido reducir la tasa de mortalidad.

El doctor Roamba, uno de nuestros obstetras y ginecólogos, está tratando en la región varios casos de hepatitis E. “Al principio veíamos muchos casos y muchas muertes”, recuerda.

A principios de año, nuestros equipos médicos comenzaron a sospechar que se encontraban ante una enfermedad inusual cuando los pacientes, en su mayoría mujeres embarazadas, empezaron a acudir al hospital en estado grave, a menudo en coma. Entonces, registrábamos una tasa de mortalidad alta.

La enfermedad, que se transmite por el agua, afecta al hígado y puede ser fatal si no se trata oportunamente. Hasta la fecha, nunca se había diagnosticado en Diffa.

Mejorar el agua y el saneamiento

Sin embargo, el conflicto entre Boko Haram y los ejércitos nacionales de la región ha conducido a más de 247.000 personas desplazadas en los asentamientos a lo largo de la frontera entre Níger y Nigeria. Estas condiciones proporcionan un entorno ideal para la propagación de enfermedades como esta. En la región de Diffa, más de 40 personas han muerto de hepatitis E.

Desde que el brote fue declarado, MSF y el Ministerio de Salud hemos tratado a casi 1.400 personas de hepatitis E en nuestros centros y puestos de salud, así como en aldeas y clínicas. En el centro de salud materno-infantil que apoyamos, nos hemos ocupado de más de 350 de los casos más severos.

Desde el principio de la respuesta por parte de todas las organizaciones humanitarias y el Ministerio de Salud de Níger, la tasa de mortalidad ha bajado del 29% (a 25 de abril), a un 1.91% (a 12 de octubre), según las últimas cifras de la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).

El doctor Roamba asegura que los voluntarios a nivel comunitario y la respuesta en agua y saneamiento de las organizaciones humanitarias han sido fundamental para reducirla.

Formar a la comunidad local

Nuestro enfoque comunitario prevé que el personal médico y de saneamiento imparta formación a voluntarios para que puedan reconocer los síntomas de la enfermedad, mantengan limpios los hogares y espacios públicos, y aseguren que las personas están bebiendo agua limpia.

Gracias a la difusión de este mensaje, las comunidades han podido derivar rápidamente a las personas que presentaban síntomas de hepatitis E a los centros de salud que administramos en los asentamientos. Y desde allí, al centro de salud materno-infantil en Diffa a los que presentaron complicaciones médicas. Como resultado, el número de casos graves que llegan al hospital se ha reducido drásticamente.

“Desde que identificamos la causa como hepatitis E, hemos visto un gran cambio”, afirma Roamba. “Fallecen muchos menos pacientes, porque llegan aquí en mejores condiciones [que antes]”, explica.

La presencia de hepatitis E en la región de Diffa pone de manifiesto las precarias condiciones de vida a las que se enfrentan los refugiados y las personas desplazadas, y la necesidad de prestar asistencia humanitaria urgente a los afectados por el conflicto. Muchos de ellos han sido desplazados más de una vez, escapando de los combates solo para tener que volver a huir a medida que cambian las líneas del frente. Un contexto de seguridad tan volátil crea un ambiente difícil para los actores humanitarios, y despierta el fantasma de la existencia de brotes más letales en comunidades aisladas de la atención médica.

Nuestro trabajo en Diffa

Desde finales de 2014, trabajamos en la región de Diffa para ayudar a las personas que huyen de la violencia relacionada con la presencia del grupo Boko Haram y la intervención militar en la región. Prestamos asistencia médica y psicológica gratuita en once centros y puestos de salud en la región. Por otra parte, apoyamos el suministro de agua potable, la construcción de letrinas y la distribución de artículos esenciales en varias aldeas y lugares donde se han congregado personas desplazadas, refugiadas y repatriadas.

Además, apoyamos al Ministerio de Salud en dos hospitales: el hospital de Nguigmi, el centro de salud materna y pediátrica principal en la ciudad de Diffa y el hospital de Maine Soroa. En los hospitales, trabajamos en las unidades de salud reproductiva y pediátrica, y ofrece apoyo a los servicios de salud mental. En el hospital de Nguigmi el equipo también atiende a niños que padecen desnutrición aguda grave.