VIH: superar barreras para poner fin a la epidemia de sida

En África central y occidental, 4,7 millones de personas viven con el virus del sida y aún no tienen acceso a tratamiento antirretroviral. Para acelerar el fin de la epidemia, urge eliminar numerosos obstáculos como los bloqueos legales, la falta de medicamentos y el alto nivel de estigma.

MSF
18/07/2017

Mientras que los jefes de Estado africanos se reunieron a finales de junio de 2017 en Ginebra (Suiza) para acelerar la cobertura de tratamientos para VIH en África central y occidental, y respaldar el plan de emergencia impulsado por ONUSIDA, reiteramos nuestro llamamiento por un plan claro y un firme compromiso político por parte de los gobiernos afectados y de todas las partes interesadas.

El objetivo, eliminar obstáculos a largo plazo y aumentar el tratamiento vital para 4,7 millones de personas que viven con VIH y que aún no tienen acceso a terapia antirretroviral (ARV).

En la actualidad, las bajas tasas de prevalencia de VIH en los 21 países de la región -entre un 2 y un 10%- han dado lugar a una menor atención e inversión en la respuesta contra el VIH. Sin embargo, solo el 28% de las personas y el 20% de los niños que viven aquí con VIH tienen acceso a los ARV.

Así, esta situación genera numerosas muertes y una incidencia creciente. El informe ‘Fuera de Foco’ que publicamos en abril de 2016 enfatiza los numerosos y críticos obstáculos que entorpecen una mayor cobertura de tratamiento para el VIH en la región.

Demasiado tarde

A estos obstáculos se refieren nuestros compañeros presentes en hospitales o clínicas que atienden el VIH en Conakry (Guinea) y en Kinshasa (República Democrática del Congo), entre otros países. Según nos informan, durante los últimos tres meses de 2016, los pacientes llegaron en estados tan avanzados de VIH que entre un 43% y 36% de ellos murieron al llegar. Además, cerca de un tercio falleció en las 48 horas posteriores a su hospitalización.

La reunión de los jefes de Estado africanos buscó profundizar el compromiso por parte de los gobiernos y los donantes, y trabajar hacia la implementación de un plan regional de emergencia para el VIH. De entrada, mediante la promoción de planes de aceleración específicos en los catorce países prioritarios[1].

Por nuestra parte, Elogiamos el liderazgo mostrado por ONUSIDA y los Estados africanos para iniciar el Plan de Aceleración: Los líderes africanos deben abordar cualquier factor que pueda limitar o frenar la plena realización de este plan. Estos incluyen los bloqueos legales y políticos, los sistemas de salud centralizados, la deficiente adquisición de medicamentos y la mala gestión de la cadena de frío, así como las cuotas que los pacientes deben pagar y el alto nivel de estigma.

Más países

También solicitamos que dicho Plan de Aceleración sea incluido en los países de la región que faltan, ya que se enfrentan a barreras similares en el acceso al tratamiento.

“Esta es una oportunidad crucial para convertir los esfuerzos de los gobiernos en planes de acción claramente definidos e inclusivos para cada país, que aborden los diversos obstáculos a los que las personas que viven con VIH se enfrentan diariamente. Cada paciente que se presenta con un estado avanzado de sida en nuestros hospitales es un terrible testimonio de estos obstáculos. Nuestros pacientes nos hablan frecuentemente del sufrimiento inimaginable que implica el intentar acceder al diagnóstico y tratamiento: estantes vacíos, cuotas y costes de transporte impagables, largas filas, y el estigma y discriminación en las clínicas”, denuncia nuestra presidenta internacional, Joanne Liu.

Las estrategias para la respuesta ante el VIH en África del sur y oriental que se implementaron en el año 2000 abogaban por una respuesta más amplia basada en la calidad de la atención a los pacientes.

En esta línea, hacemos un llamamiento junto con otras organizaciones para eliminar las cuotas de usuario, iniciar el ‘Test and Treat’ (empezar el tratamiento justo después del diagnóstico) y mantener a las personas saludables con tratamiento de por vida.

Además, las mejoras en la gestión de suministros y de entrega deberían incluir mecanismos de monitoreo de las existencias por parte de la población civil y de las organizaciones de pacientes.

Para llegar a una mayor cantidad de pacientes, debería también implantarse la ‘rotación de tareas’. Las más básicas correrían a cargo de los enfermeros para que los sanitarios pudieran realizar pruebas, recetar y distribuir fármacos antirretrovirales (ARV), asesorar a pacientes, y contactar a quienes abandonan el tratamiento. Los llamados ‘modelos de atención diferenciados’ que hemos puesto en marcha en Kinshasa (República Democrática del Congo) y en Zemio (República Centroafricana) han demostrado ser exitosos, ya que permiten la descentralización de la prestación de servicios de VIH a los centros de salud y a niveles comunitarios.

El papel de la sociedad civil y las organizaciones de pacientes en la respuesta al VIH es vital. Y es que aún somos testigos de la reticencia de los ministerios de salud, los gobiernos y la comunidad internacional para incluir a la sociedad civil y a las comunidades en el diagnóstico y el apoyo para la adherencia, en el monitoreo de servicios y en actividades que reduzcan el estigma.

Los ‘observatorios de tratamiento de la comunidad’ que actualmente se llevan a cabo en Burkina Faso, Camerún y República Democrática del Congo son claros ejemplos de esta función de vigilancia. Estas entidades valiosas requieren de una financiación constante y un apoyo técnico que deben ampliarse en todos los países de la región.

“La sociedad civil y las comunidades de personas que viven con VIH en África occidental siguen aisladas, a falta de financiación, y con poco apoyo por parte de la sociedad civil internacional, de los gobiernos y de los donantes. En África del sur y África oriental, involucrar a las personas que viven con VIH en la respuesta contribuyó a lograr grandes victorias en la cobertura antirretroviral, tanto en el apoyo como en la atención. Necesitamos fortalecer la alfabetización sobre el tratamiento, ya que ofrece una posibilidad de autonomía en la atención y permite abordar actitudes estigmatizantes,” explica Amanda Banda, nuestra coordinadora de incidencia de VIH.

Actualmente, apoyamos el tratamiento de 200.000 pacientes en 19 países, sobre todo en África. Esto incluye proyectos de VIH y actividades en África central y occidental: República Democrática del Congo, Guinea, Chad, República Centroafricana, Níger, Mali y otros países con baja cobertura ARV como Sudán del Sur, Yemen y Myanmar.

 

[1] Benín, Burkina Faso, , Camerún, República Democrática del Congo (RDC), Gabón, Guinea, Costa de Marfil, Liberia, Nigeria, Chad, Togo, Senegal y Sierra Leona (ONUSIDA).