Casi el 40% de los habitantes de los campos de refugiados rohingya en Cox's Bazar tienen sarna. Las cifras superan ampliamente el umbral del 10% que marca la OMS para poner en marcha una administración masiva de medicamentos y otras acciones urgentes.

MSF
09/06/2023
Una familia visita el "rincón de la sarna" de la clínica Jamtoli de MSF en busca de un tratamiento contra la sarna para todos sus miembros.

En Bangladesh, alrededor del 40% de los refugiados rohingya que viven en los campos de Cox's Bazar están afectados por la sarna. En algunas zonas, esta cifra alcanza el 70%. Estos son los resultados de un estudio de prevalencia de sarna que se realizó en mayo liderado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Por su parte, nuestros equipos han realizado más de 200.000 consultas médicas por esta enfermedad de la piel desde marzo del año pasado.

Las cifras superan ampliamente el umbral del 10% que marca la OMS para poner en marcha una administración masiva de medicamentos y otras acciones urgentes. MSF hace un llamamiento a todos los actores implicados para que respondan inmediatamente a esta epidemia.

  • Alí, un voluntario de promoción de la salud basado en la comunidad, sensibiliza sobre la sarna en la sala de espera de la clínica de Jamtoli. Cox's Bazar, Bangladesh.

Karsten Noko, coordinador general de MSF en Bangladesh:
 

“Casi el 40% de los habitantes de los campos de refugiados rohingya de Bangladesh tienen sarna, según los resultados de una encuesta de prevalencia realizada por el sector sanitario en mayo. En algunos campos esta cifra alcanza el 70%. Estos datos muestran lo que hemos visto en las clínicas de MSF, donde hemos realizado más de 200.000 consultas por sarna desde marzo del año pasado.

Es incomprensible que se haya permitido que un brote de sarna dure tanto tiempo, teniendo en cuenta el dolor, el sufrimiento y la falta de dignidad que causa a tantas personas. Estamos hablando de personas que fueron obligadas a abandonar sus hogares por persecución y violencia. Viven en campos rodeados de vallas. No tienen estatus legal ni derecho a trabajar. No tienen más remedio que depender totalmente de la ayuda humanitaria. Sin embargo, los repetidos recortes de financiación han reducido una y otra vez la asistencia de la que disponen.

Estos datos muestran las consecuencias. Pedimos encarecidamente al sector sanitario, a los donantes y a todos los demás actores implicados que desarrollen y pongan en marcha una respuesta integral y múltiple que aborde por fin tanto el tratamiento y la prevención de la sarna a gran escala, como las terribles condiciones de agua y saneamiento que han permitido que este brote crezca fuera de control”.