Chad: reforzamos nuestra respuesta ante una crisis de agua que se agrava con el calor y el abandono internacional

Mientras miles huyen de la guerra en Sudán y las temperaturas se disparan, intensificamos nuestros esfuerzos para garantizar agua potable y saneamiento a personas refugiadas y comunidades locales.

17/07/2025
Watsan activities in Adré

Ante el aumento de las necesidades y el debilitamiento de la ayuda internacional, Médicos Sin Fronteras (MSF) estamos intensificando nuestros esfuerzos para proporcionar servicios vitales de agua y saneamiento a cientos de miles de personas refugiadas y residentes locales en el este de Chad.

Con temperaturas especialmente elevadas en los últimos meses, la búsqueda diaria de agua potable se ha convertido en una lucha constante para la mayoría de las 860.000 personas refugiadas sudanesas y las comunidades que las acogen. Ahora, con la inminente llegada de la temporada de lluvias, la crisis no hará sino empeorar. Se avecinan riesgos de inundaciones, contaminación del agua y servicios de salud desbordados. MSF colaboramos estrechamente con las autoridades chadianas, responsables de la respuesta a las personas refugiadas, y que se ven especialmente afectadas por la disminución del apoyo internacional.

Más de dos años de guerra y oleadas de desplazamiento

Tras más de dos años de guerra entre las Fuerzas Armadas de Sudán y las Fuerzas de Apoyo Rápido, decenas de miles de personas siguen cruzando la frontera para huir —más de 85.000 han llegado a las provincias de Wadi Fira y Ennedi Este desde el 23 de abril de 2025, según ACNUR. Cada nueva oleada de desplazamiento añade presión a los ya frágiles sistemas de agua y saneamiento en los campamentos y áreas circundantes.

Proporcionar servicios de agua y saneamiento a gran escala en estas condiciones es costoso y complejo. Pocas organizaciones humanitarias cuentan con los recursos para responder, y los recientes recortes presupuestarios han reducido aún más su capacidad. Como consecuencia, nos vemos obligados a asumir una carga cada vez mayor.

Tampoco hay suficientes letrinas, y muchos campos no alcanzan el mínimo de una por cada 50 personas. El saneamiento deficiente y el agua no segura aumentan el riesgo de infecciones cutáneas, y la propagación de hepatitis E, fiebre tifoidea, polio y cólera. También pueden causar enfermedades diarreicas, que impiden al cuerpo absorber nutrientes esenciales y, en última instancia, provocar o agravar la desnutrición. En los últimos dos años, hemos tratado a 43.908 pacientes por desnutrición aguda y hemos respondido a brotes de hepatitis E y fiebre tifoidea en Adré, Aboutengue y Metche.

“Cuando lleguen las lluvias, la gente empezará a beber directamente de wadis contaminados (ríos) que se usan como letrinas”, explica Yasmina, una mujer líder de la zona 3 en el campo de Metche. “El peligro de propagación de enfermedades aumentará”.

Somos el principal proveedor de agua y saneamiento

Desde el inicio de la crisis, hemos sido un actor clave en la provisión de agua potable en tres campos de personas refugiadas en la región de Ouaddai: Adré, Aboutengue y Metche.

En el campo de tránsito de Adré, los sistemas de agua que hemos construido 654.000 litros de agua por día solo en mayo. Desde marzo, uno de los 10 pozos está funcionando con una bomba solar. Apostamos por pozos solares con el objetivo de hacerlos autosuficientes y sostenibles para la comunidad.

“Esta infraestructura hídrica, que pronto será entregada a otro actor, mejora la gestión de recursos y la sostenibilidad al conectar tanto a la población refugiada como a la comunidad de acogida a un mismo sistema de agua, fortaleciendo la resiliencia local”, afirma Toussaint Kouadio, nuestro coordinador de agua y saneamiento.

De cara a la temporada de lluvias —cuando el riesgo de enfermedades transmitidas por el agua se dispara— hemos rehabilitado 229 letrinas en Adré y construido 80 nuevas para uso a largo plazo. En colaboración con otros actores, también se han vaciado 539 letrinas.

Para tratar las aguas residuales de todas ellas, estamos instalando una nueva planta de tratamiento de lodos fecales, similar a la que ya construyó en Aboutengue. Esta infraestructura permanente busca ofrecer servicios de saneamiento sostenibles para toda la localidad, así como generar oportunidades para la economía local. Para prevenir enfermedades y mejorar la higiene, también hemos distribuido jabón y bidones en el campo de Aboutengue: más de 26.000 bidones solo en la primera semana de julio, junto con 400 g de jabón por persona al mes.

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En Metche, donde 41.000 personas refugiadas aún no tienen acceso suficiente al agua, ningún otro actor ha intervenido para mejorar la infraestructura. Como resultado, estamos preparando una nueva red de agua para apoyar tanto a la población refugiada como a la comunidad local.

A medida que miles de personas refugiadas sudanesas llegan al norte, a la árida provincia de Wadi Fira —donde el acceso a agua potable es extremadamente limitado—, hemos construido 50 letrinas de emergencia y distribuido 60.000 litros de agua diarios en el campo de tránsito de Tine, además de prestar atención médica básica. A medida que continúan las reubicaciones desde los campos de tránsito a los de refugiados —que ya carecen de agua y saneamiento adecuados—, la presión sobre los recursos escasos no hará más que aumentar.

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