Criticamos el ‘Reglamento sobre situaciones de crisis y fuerza mayor en el ámbito de la migración y el asilo’ y alertamos del impacto en la asistencia vital a migrantes y refugiados.

MSF
06/10/2023

La gestión de la migración está muy presente hoy en Granada en la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la UE y las posturas más duras están ganando terreno entre los países miembro. Como muestra, el acuerdo preliminar alcanzado el pasado 5 de octubre sobre el ‘Reglamento sobre situaciones de crisis y fuerza mayor en el ámbito de la migración y el asilo’. Este reglamento establece el modo en que los Estados miembros abordarán un aumento repentino del número de personas que solicitan asilo. 

“Este nuevo acuerdo representa un grave desprecio político a la protección de las vidas humanas. Lejos de ofrecer una solución al inmenso sufrimiento y angustia de las personas que buscan seguridad y protección en las fronteras europeas, permite a los Estados de la UE desviarse aún más de sus responsabilidades hacia quienes lo necesitan”, alerta Raquel González, responsable de Relaciones Institucionales de Médicos Sin Fronteras. 

  • Asentamiento informal de personas migrantes junto al río Roia en Ventimiglia, Italia

En lugar de arreglar un sistema de asilo roto en Europa y garantizar vías seguras y legales para quienes lo necesitan, este nuevo acuerdo condona implícitamente las prácticas nocivas que hemos visto en toda Europa.

Médicos Sin Fronteras (MSF) llevamos años tratando las consecuencias para la salud física y mental de las inhumanas políticas migratorias europeas. Políticas que han aprovechado esta noción de "crisis" e "instrumentalización" como una razón para disminuir los estándares mínimos y los derechos. 

“A través de nuestros proyectos en Grecia, Polonia, Lituania, Libia y el Mediterráneo central, hemos visto cómo los Estados europeos han capitalizado esta noción de medidas extraordinarias para rebajar las salvaguardias de las personas en situación de extrema necesidad”, explica Raquel González. Esta premisa ha sido caldo de cultivo de prácticas violentas como las devoluciones en las fronteras y las detenciones prolongadas y arbitrarias, como el acuerdo entre Italia y Libia que apoya el sistema de explotación, extorsión y abusos en el que se encuentran atrapadas tantas personas.

“Sabemos por experiencia que estas medidas también han servido a menudo para restringir la ayuda humanitaria independiente y la vigilancia de la sociedad civil, dificultando cada vez más la asistencia a las personas necesitadas”, recuerda nuestra responsable de Relaciones Institucionales. Hay numerosos ejemplos concretos de ello: así, como consecuencia de las medidas de emergencia de 2021-2022 en Polonia, nuestros equipos no pudieron prestar asistencia médica de urgencia al negárseles el acceso a la zona fronteriza militarizada. Ese invierno, murieron 21 personas en las fronteras bielorrusas con Polonia y Lituania.

“MSF hacemos un llamamiento a los Estados miembros de la UE para que cambien inmediatamente de rumbo, den prioridad a la seguridad de quienes buscan refugio y dejen de instrumentalizar el sufrimiento humano con fines políticos”, reclama Raquel González.