Esa otra cara de Europa

En lugar de dar protección a las personas que buscan seguridad y libertad, la maquinaria de Europa trabaja para mantenerlas fuera y lo más lejos posible: en Libia. A partir de testimonios recogidos a bordo del Geo Barents y por Jérôme Tubiana en Bélgica.

MSF
22/06/2022

Hace cinco años, Italia firmó con Libia el Memorando de Entendimiento sobre Migración, un acuerdo patrocinado por la Unión Europea dentro de su estrategia de dejar en manos de la Guardia Costera libia las patrullas en el Mediterráneo central. En lugar de dar protección a las personas que buscan seguridad y libertad, la maquinaria de Europa trabaja para mantenerlas fuera y lo más lejos posible: en Libia. Más concretamente, en sus centros de detención, donde la tortura y la extorsión son la norma. Miles de relatos de supervivientes y varios informes internacionales han documentado estos horribles abusos, y una misión de investigación de la ONU los ha considerado crímenes contra la humanidad. Europa no puede decir que no lo sabía.

 

Romeo, camerunés, intentó cruzar el Mediterráneo cuatro veces.

 

Romeo, camerunés, intentó cruzar el Mediterráneo cuatro veces. La tercera la recuerda con horror: las olas tiraron de la zodiac a cinco personas, del centenar que allí había. Se ahogaron. Una mujer murió por la noche en la amontonada soledad de la barca. A la mañana siguiente, mientras una patrullera de Malta (miembro de la UE) observaba de lejos, llegaron los guardas libios y pincharon la zodiac. Se cree que murieron quince personas. El resto fueron llevadas a un centro de detención.

 

«Todas mis heridas las causaron las palizas, los latigazos con cadenas. Los traficantes me torturaron. Gracias a Dios, mi familia pudo reunir dinero, lo ingresaron en una cuenta en Gambia y me liberaron. Cada mañana, te dan un teléfono y, si no te cogen la llamada, empiezan a pegarte. Te torturan. Te tiran al suelo y te dan palizas. Te tiran agua caliente o fría. Me torturaron durante dos meses. Me quemaron la pierna con un hierro al rojo vivo. Te hacen estas cosas cuando estás hablando por teléfono con tu familia; así gritas y tu familia te oye. Libia es un infierno. Si sabéis de alguien que quiera pasar por Libia, decidle que no lo haga».

 

Yonas pasó tres años en Libia.

 

Yonas, eritreo, pasó tres años en Libia y vivió encarcelado en cinco centros de detención diferentes. En uno de ellos, estuvo casi siete meses en una celda sin ver la luz del día. En diciembre de 2019, se escapó del último y, finalmente, pudo llegar a Europa. Ahora vive en Bélgica. Sabe que la Guardia Costera libia está financiada por la Unión Europea; opina que ese apoyo «es criminal, inhumano».

«Cuando te llevan a un centro de detención, ya conoces las consecuencias. Mucha gente ha muerto ahí. Es durísimo. Cuando pienso en todo lo que he pasado, en todos los amigos que he perdido, en toda la gente que vi morir… [En Libia] no hay ni un solo sitio seguro al que puedas ir. No te quieren ahí, ¿sabes? No puedes moverte libremente. Te secuestran por la noche o van a tu casa, entran y disparan, para robarte. Yo vivía con miedo, siempre. Cuando llaman a la puerta, siempre tienes miedo, porque vienen armados. Si eres eritreo o somalí, entran y se lo llevan todo. Yo pasé tres años en Libia. Nunca pensé… No podía imaginarme que pasaría tres años en Libia».

Zoom out

En Libia, sea este país su destino final o solo una etapa en el camino, refugiados, solicitantes de asilo y migrantes casi nunca tienen permiso de residencia y viven bajo la amenaza de la expulsión o el encarcelamiento en centros de detención. El mar es a menudo la única salida.

 

12.000

personas están retenidas en 27 centros o prisiones en Libia1

 

2.048

personas se ahogaron en el Mediterráneo en 20212

 

1 Naciones Unidas (enero de 2022)

2 Organización Internacional de las Migraciones

 

 

Nuestras actividades en Libia

Empezamos a trabajar en Libia con motivo de la guerra de 2011 y en los centros de detención, desde 2016.

 

  • Atención médica y psicológica en centros de detención
  • Derivación de pacientes desde centros de detención a hospitales
  • Atención médica y psicológica a migrantes, refugiados y víctimas de tortura
  • Programa para personas con tuberculosis